Musicalmente no sabíamos nada de él desde el destacado Yakutsk (Luscinia Records), pero desde ese hito discográfico han transcurrido ya 6 años. A decir verdad, hemos recuperado posteriormente su Furry Home de 2018, que pasó casi desapercibido. Ahora regresa con un disco muy especial y pandémico. Él solo con sus guitarras improvisando y grabado en direct-to-tape en un solo día con todo instrumental.
Hasta un total de 15 locuras y más de 100 minutos duración. Bueno, ha sumado algunas percusiones electrónicas y drones a esos guapos loops de guitarras, con todos los instrumentos conectados a un amplificador de válvula. Lo puedes escuchar en su bandcamp, aunque intentará que tenga una buena edición física como merece este trabajo de gran creatividad y con mucha personalidad propia. No se ha quedado sin ideas, aunque en esta ocasión haya decidido prescindir de las palabras. Sí que tiene estas palabras para definir él mismo este disco. “El disco es el viaje de un extranjero a lomos de Endo, El Caballo Ciego. En el camino, desde la partida, hasta la muerte final, encontrarán diversas situaciones y personajes que en ocasiones los pondrán al límite, a veces entrarán en la luz, otras veces de lleno en la oscuridad. Ribbed Core Noise pone la banda sonora a una película que no existe”. ¿Su Metal Machine Music? No, hombre, es algo mucho más asequible que puede encantar a los amigos de las guitarras instrumentales y seguidores de Negro, Nels Cline, Joseba Irazoki, The Durutti Column o los discos de instrumentales de Tom Verlaine (Television), por citar propuestas de épocas y lugares muy diferentes. A mí, me ha recordado también y para bien a la banda sonora Dead Man, de Neil Young.
Puedes conseguirlo y escucharlo en www.julienelsie.bandcamp.com. Alucinarás con locuras hipnóticas como el arranque con los casi 12 minutos de una ‘Departure’, que es definitivamente una nueva salida y que va creciendo y capturándote con su ritmo hipnótico y las filigranas con las 6 cuerdas. En su bandcamp el mismo se define como folk oscuro y country alternativo, aunque caben la canción de autor, el post-rock o la dark wave. El caso es que no se trata de la única locura hipnótica de este trabajo tan personal. Ahí tenemos también en esta línea los más de 11 minutos de una jugada maestra con ‘The Gambler’, los más de 8 de ‘Hummingbird’ que no tienen nada que ver con la de Wilco, ni con la de Leon Russell, que sepamos; los casi 15 de la sangrante y también hipnótica ‘Samurai’ o los casi 14 de ‘Filled With Crosses’. Aromas, como decíamos a la banda sonora de Dead Man o al Le Noise en una cálida y hogareña ‘Hometown’ cargada de eco en la guitarra.
El art-work del trabajo corre a cargo de él mismo y de Mónica Agudo. Este instantáneo, pero colosal trabajo se merece una edición física en doble vinilo como el susodicho Metal Machine Music, aunque venda la milésima parte de las pocas copias que vendió aquel disco tan especial de Lou Reed. A ver si hay algún sello valiente que se anime a dar la relevancia que merece un disco tan personal y con un alcance, en principio, más que limitado. Yo, la verdad, es que me lo he puesto un poco a modo de bucle y he alucinado con el ritmo repetitivo y los chispazos eléctricos de una juguetona ‘The Game’ o con la sonámbula ‘Sleepless’.
El disco fue grabado y concebido en su residencia en Euskadi y está deseando poder presentarlo en directo cuanto antes. Apabullantes también los más de 8 minutos de un ‘Death’, con más protagonismo para las inquietantes percusiones electrónicas, que no necesita más palabras ni en el título. Te deja tan muerto o más con ese claustrofóbico final titulado ‘Buried’ que a mí me ha trasladado al mágico Warm And Cool de Tom Verlaine. ¡Músico, canciones y directo que merecen una mayor difusión! ¿Quién se atreve?
Texto: Txema Mañeru