Llevábamos largo tiempo sin noticias de los madrileños. Mucho ha llovido desde que editaron el disco en directo, grabado en la sala Rock & Pop, a principios del ya lejano 2014, y El Largo Viaje, un E.P. que data de 2018. Pero ese es el tiempo vital de los que navegan por las frías aguas del underground, no marcarse excesivos retos, dejar que las cosas fluyan con naturalidad y que sean las musas las que guíen el paso de la creatividad. A pesar de esa inactividad discográfica y de conciertos, no olvidemos los largos días de pandemia, Hotel Valmont han regresado con el pulso firme, como si ese respiro les hubiera sentado de maravilla, engrasados, apasionados, con un álbum que tiene un punto de reafirmación y de puñetazo en la mesa.
En una entrevista durante la promoción de su primer larga duración, Señales (2011), Manuel L. Sacristán, guitarra, voz y principal compositor, me decía: “Mientras siga vivo, mientras pueda, seguiré escuchando rock y sintiendo la emoción.” Nada más cierto, y esa pasión se palpa en la grabación con una coherencia que es de admirar, tienen tantos referentes y tantas y tan variadas influencias que conseguir ajustarlas todas sin caer en la trampa del zoco callejero, donde todo rebosa y todo se mezcla, y sin dejar de lado su propia personalidad tiene mucho mérito.
Aquel que busque en el fondo de sus composiciones podrá descubrir rock norteamericano, hard, las bandas de los noventa y el poso de los músicos y grupos nacionales que irremediablemente marcaron a su generación. Pero, por encima de todo, lo que tendrá delante es una banda de rock con todas las letras. Honesta, visceral, que no miente ni engaña, lo que escuchas es lo que es. Y con una dosis extra de mala leche brotando de los altavoces, producto de todo lo vivido durante estos últimos años.
Manuel canta mejor que nunca y Beto, fiel compañero de habitación en el Hotel Valmont, firma una meritoria labor a las seis cuerdas, soleando con sumo gusto en todas y cada una de sus intervenciones. Otro de sus puntos fuertes son las letras, tratando de huir de los lugares comunes para profundizar en las interioridades del ser humano y de sus circunstancias. Al mismo tiempo, Manuel tiene una forma muy cinematográfica de escribir, sus versos atrapan imágenes y las proyectan al oyente, que puede ver las canciones en su retina. Temas como «Robot», «La Mentira», «Los Muertos Vivientes» o «Dos Rombos», esta última es todo un guion en potencia, son buena prueba de ello.
Punto y aparte merecen «Los Santos», una explosión de adrenalina y rabia contenida, con Beto dibujando precisas líneas de slide, la luminosa ternura que sobrevuela la melodía de «Amapolas» y la dulce nostalgia que brota de «Marrakech». Esta última, todo un tour de force que en directo debe cobrar otra dimensión, es una historia de confesión, redención, tristeza, desamor y despedida que toma el cielo de la ciudad marroquí a modo de liberadora metáfora. Canciones de carne y hueso, desprovistas de todo artificio, directas al corazón.
Manel Celeiro
Más info en: https://hotelvalmont.bandcamp.com/album/hotel-valmont
discazo este, ojalá reciba el reconocimiento que merece!