Artículos

Blues en la encrucijada: The Black Keys, más allá del blues bastardo

Muchos son los que aseguran que el blues está muerto. Pues desde aquí vamos a demostrar que no. Que está más vivo que nunca, y no solo eso, sino que ha sufrido múltiples mutaciones. Y que blues hay hasta debajo de las piedras. Blues bastardo, quizá. Pero a fin de cuentas, blues.

¿Cómo que ya no se hacen bandas de rock como las de antes? Si nos dejamos llevar, no hay otro grupo como The Black Keys que haya cumplido durante las últimas dos décadas el guión que solían escribir los grupos clásicos: los inicios prometedores que hacían salivar a los “connaisseurs” (Thickfreakness, 2003; Rubber Factory, 2004), la progresiva escalada hacia la fama (Attack & Release, 2008; Brothers, 2010), el éxito que les catapultó más allá de lo esperado (El Camino, 2011), el disco complicado después del éxito para escapar del éxito (Turn Blue, 2014) y el trabajo donde finalmente quedó claro que algo se había perdido por el camino (Let’s Rock, 2019). Un proceso en el que Dan Auerbach se convirtió en un mini-pope de la escena, apareciendo en los créditos de artistas tan dispares como Lana del Rey, La Luz, Hank Williams Sr. o Tony Joe White.

The Black Keys: Dropout boogieSiguiendo el paralelismo, Dropout Boogie, impulsado por el agradable disco de versiones de blues Delta Kream, publicado el pasado año, es su retorno a los orígenes. El trabajo en el que el dúo finalmente reconoce que lo que les queda, pasados los años de gloria, es preservar su legado, aunque para ello tengan que hacer más de lo mismo, como ocurrió en su día con AC/DC, Motörhead o ZZ Top. Dropout Boogie sería, por lo tanto, su Ballbreaker, su 1916 o su La Futura. No es gratuita, por lo tanto, la presencia de Billy Gibbons en «Good Love», correoso blues donde se nota la presencia del barbudo. Estas diez nuevas canciones ya no atienden tanto al boogie a la manera de Marc Bolan que les lanzó a la fama hace una década —aunque haya momentos chicletosos, como la melodía de «Your Team Is Looking Good» o «Burn the Damn Thing Down», que uno se imagina cantada por Ringo Starr en alguna cara B de los Beatles— como el boogie del sur americano.

Auerbach y Carney han desinflado de manera inteligente el sonido de sus últimos trabajos y Dropout Boogie destila algunos de sus mejores tics en un trabajo con la nada desdeñable pretensión de entretener y convencer. Con la palpable presencia de Greg Cartwright (Reigning Sound) en «It Ain’t Over» y «Baby I’m Coming Home», el dúo ha conseguido algo que no es tan sencillo. Escapar del rodillo de la fama hípster que crea ídolos de barro antes de devorarlos vorazmente para volver a la casilla inicial con unas cuantas lecciones aprendidas y buenas canciones bajo el brazo. No todos han salido indemnes de algo así.

 

HÉCTOR GARCÍA BARNÉS

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Contacto: jorge@ruta66.es
Suscripciones: suscripciones@ruta66.es
Consulta el apartado tienda

Síguenos en Twitter