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The Lords of Altamont – Crazy Horse (Bilbao)

Habían pasado casi tres años desde la última visita de THE LORDS OF ALTAMONT a Bilbao. Y un año antes en el Azkena vitoriano. La pandemia, que aleja hasta a los más duros de California y les mantiene encerrados, en espera de nuevas giras. Un tiempo que han aprovechado para editar un nuevo trabajo, “Tune in, turn on electrify”, que sacaron a la venta allá por julio del año pasado en el sello underground de culto Heavy Psych Records. Y como ha habido tiempo de asimilarlo con nuestros reproductores, nos faltaba la experiencia del live, que con esta gente ya sabemos que el live es una experiencia a vivir intensamente.

Y a horas cuanto menos extrañas. Lejos del abrigo de las sombras de la noche, los cuatro rockeros, enfundados en sus chalecos de batalla se presentaban en uno de los templos del Rock clásico bilbaíno, el Crazy Horse, con el Museo Guggenheim enfrente y en lo que se viene a llamar por estos lares, la sesión vermú. Una y media del mediodía, sol radiante, gente paseando a la orilla de la ría y, dentro del garito, sin espacio en un sold out memorable. Poca luz, muchos watios y más actitud. Y eso que venían cansados de tocar la noche anterior en Valladolid, cerrando así el periplo de siete fechas hispánicas dentro de su tour europeo de 22 conciertos.

Quizás por eso, madrugón tras concierto, kilómetros y a probar sonido tan justo, que el concierto empezó algo más tarde de su hora, se les vio un poco a verlas venir, cambiando incluso el primer tema de lo que ha venido siendo su habitual Set List. Abrieron con “Live with me”, como dando a entender que iban a necesitar que el público estuviera con ellos al 100%. Y vaya que sí lo estuvo, al punto de comentar en plena comunión rockera pasado el ecuador del concierto que “este era el mejor público matinal que habían tenido en su vida”. Y no le faltaría razón, porque si algo tiene Bilbao es una parroquia rockera experimentada, con muchos años y conciertos a sus espaldas y que responde cuando hay que hacerlo.

Así que ¿qué podía salir mal? Los cuatro señores de Altamont se embarcaron en un viaje rockero de alto octanaje, con el protagonismo del órgano Farfisa de Cavaliere (al que volteó, subió y acabó entregando al público en un bis enloquecido), desgranando temas que llevan con fuerza ese punto psicodélico tras la publicación de su último trabajo. “I said hey”, “Death on the Highway” y “Hold fast” le metían ese punto de velocidad necesario a una cita en local pequeño y abarrotado, sudar en plena comunión  litúrgica con el hermano y la hermana en la fe rockera es una experiencia cuasi mística, sobre todo si Jake “The Preacher” Cavaliere hace de Maestro de Ceremonias.

La conocidísima “Going Nowhere Fast” daba paso a uno de los momentos cubres, “Million Watts Electrified”, de su nuevo trabajo, muy coreada y que tiene pinta clara de ser uno de los próximos hits imperdonables de sus próximos conciertos, un tema con una estructura larga, cambiante y con una solidez musical alejada de lo habitual en los angelinos en cuanto a experimentación musical.  El machacón ritmo de “Going Downtown”, las conocidas “Like a Bird” y “Get in the car”, sin pausa entre ellas, dejaban claro que habían entrado en calor. Valladolid era historia, ya estábamos en otra cosa, adiós cansancio, hola a los puños en alto y los “Hey hey” que siempre quedan bien en todo concierto que se precie.

La psicodelia de “Levitation Mind” es otra de sus cartas de presentación, no todo es Garaje y Fuzz, sabemos de dónde vienen y a donde van sólo lo saben ellos, pero que estarán acompañados es cosa segura. “7th Day”, con la poderosa armónica del vocalista, “Action” (más coros de los de vena en cuello y puños en alto, sin cadenas en las manos pero puños al fin y al cabo), y dos temas con la suciedad del Rock´n´Roll más intenso como “$4.95” y F.FT.S.” ya dejaban claro que la liturgia dominical en nombre de nuestro culto rockero había llegado a buen puerto.

Ahí acababa todo en teoría, pero decidieron seguir aún cuando su Set estaba completo. Señal de que estaban tan a gusto como su parroquia. Improvisaron un bis de tres temas incendiario, en el que destacó la versión de la canción de The Chambers Brothers “Time has come today” (publicada en su “Lords have Mercy”, 2005), que a casi todo el mundo le suena por la versión de The Ramones (“Subterranean Jungle”, 1983). En total, 70 minutos, 20 canciones, rapidez y el resumen del concierto queda en la pregunta que realizó el Predicador Cavaliere a su público: “¿What is your name? ¡Say me what is your name! ¡Your name is Rock´n´Roll!

Texto: Michel Ramone

Fotos: David Mars

 

 

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