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The Hold Steady – The Moth Club (Londres)

 

 

Desde hace unos años, The Hold Steady han cogido la buena costumbre de agasajar a sus seguidores más fieles con residencias de tres días en varias ciudades grandes alrededor del mundo. Una de sus citas favoritas es Londres. Cuando paran por aquí, ellos lo denominan los Weekenders. Tocan viernes y sábado en una sala de mediana capacidad y rematan el domingo con un concierto en una sala pequeña.

Vienen a verlos fans de toda Europa y ellos les recompensan haciendo tres setlists completamente diferentes. Así lo hacen también en el resto del mundo, emparentándose así con legendarias bandas como Grateful Dead o The Black Crowes (hasta antes de la última gira de reunión) que variaban continuamente sus repertorios. Tras tocar en el Electric Ballroom (1500 personas de capacidad) viernes y sábado y reventar la sala ambos días, se despidieron con un bolo en el Moth Club con las entradas completamente agotadas, como no podría ser de otra manera, ya que la sala tiene una capacidad máxima de trescientas personas.

 

Desde que arrancaron «Positive Jam», hasta que se despidieron con «Killer Parties», las diez primeras filas estuvieron entregadas al máximo, cantando cada palabra a gritos con los brazos en alto y lanzando confeti en momentos puntuales. El sentimiento de comunión entre banda y público fue total y realmente transcendía a la relación normal que suelen tener ambos en otro tipo de conciertos. Esto era una especie de reunión de colegas que solo se ven cada tres años y saben que van a sacarle todo el jugo a su encuentro. El grueso del concierto estuvo formado por canciones de sus álbumes más populares, como Boys and Girls in America y Stay Positive, pero no dejaron de lado su último trabajo del año pasado Open Door Policy. Tampoco perdieron la oportunidad de regalar a sus fans un par de temas nuevos: «Bloodbath» y «Llama».

Craig Finn manejó el concierto a su antojo, señalando a diferentes fans, lanzando continuos guiños a grupos de seguidores de la parte media de la sala, y tratando de que ni una sola persona se marchara de allí con la sensación de haber estado desatendida. Es como si Craig se hubiera encargado de ser el camarero de su propia fiesta y no dejar a nadie, ni por un momento, con un vaso vacío en la mano. Creo que esta forma de hacer conciertos ha llegado para quedarse. En su caso en particular sin ninguna duda, pero al parecer ya hay otras bandas, como LCD Soundsystem, que están empezando a imitarles. Con las constantes subidas de los precios de gasolina y las complicaciones de visas para trabajar en UK y otros países, las residencias de varios días cambiando repertorio son una genial idea, tanto para la banda como para los fans. Eso sí, hay que ser muy bueno y manejar un gran repertorio de temas. The Hold Steady demostraron ambas cosas con creces.

Texto: Javier H. Ayensa

 

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