A estas alturas, Dolly Parton ya solo graba discos si tiene un motivo para ello. Sea una banda sonora o la música de un proyecto audiovisual. Parece necesitar una motivación externa más allá de la propia música. En este caso, se trata de servir de complemento musical a la novela de misterio que ha escrito junto al superventas James Patterson. Para ello opta por el country tradicional y el bluegrass como base de las doce canciones que ha escrito íntegramente para un álbum que no desentona para nada en su discografía y que, lejos de lo que sucede con algunos y algunas artistas de su edad – recordemos que cuenta con 76 años – puede situarse tranquilamente en la mitad alta de sus álbumes. Además, contiene momentos sublimes que la confirman como una de las grandes del country, no solo como intérprete, sino también como compositora. En esto, quizá, sea directamente la número uno de la historia del género. Un lujazo por ello verla bordar «Demons» junto a Ben Haggard, hijo del bueno de Merle o encarar con destreza esa balada de los Apalaches que es «Blue Bonnet Breeze», y que puede pasar por el mejor momento del disco. Lástima que la producción, demasiado situada en el Nashville de otros tiempos, desluce el resultado final, cosa que nos lleva a preguntarnos, por ejemplo qué podría hacer Jack White con Dolly, si esta le diera rienda suelta.
Eduardo Izquierdo