La cosa va de comuna, o algo parecido. Porque tras este nombre de banda se encuentran un buen puñado de excelentes músicos que llevan grabando canciones desde 2012 para demostrar el buen estado de su Nueva Jersey natal. Hasta 30 intérpretes diferentes dan forma a un disco de doce canciones que ciertamente suena delicioso.
Intentando citarlos a todos, aquí nos encontramos con Benny Harrison (teclados, guitarra, voz), Robert Van Kull (compositor, voz, guitarra, armónica), Rob Paparozzi (armónica, voz), Ada Dyer (voz), Kevin Hadley ( guitarra), Dave Halpern (batería), Jack Daley (bajo), PK Layvengood (guitarra), Al Chez (trompas), Jimmy Ryan (pedal de acero), Kenny Aaronson (bajo), Tim Carbone (violín), Steve DeAcutis ( guitarra), Glen Burtnik (bajo, voz), Patti Maloney (voz), Robert Mills (guitarra, voz), Lisa Lowell (voz), Sheryl Marshall (voz), Joe Bellia (batería), Charlie Torres (bajo), Brandon Morrison (bajo, coros), Lee Falco (batería), George Unverzagt (coros, Charlie Torres (bajo), Kraig Greff (acordeón), Darrell Hendricks (trombón), Baron Raymonde (saxofón), Robert Mills (voz, guitarra ),Jimmy Ryan (pedal steel), Jerry Babo (bajo), Tony Servedio (bajo), Andy Kenopensky (batería) y Leslie Wagner (coros).
Evidentemente, el resultado es totalmente heterogéneo, yendo del blues al country o el soul sin demasiado rubor. Da igual si ahora suenan a Tom Waits y después a Shemekiah Copeland, porque son tan buenos en lo suyo que todo fluye con normalidad. Es evidente que, tras su título, no se esconde cierta inclinación hacia el blues y de él, como en casi todas las cosas, parte el resto de música que suena en un disco cuyo único objetivo es demostrar que en Nueva Jersey hay algo más allá de Bruce Springsteen. Y vaya si lo hay.
Eduardo Izquierdo