Encuentros

Maldito Hombre Dardo, Apunta bien y acertarás

Llevamos dos años de mierda. Dos años en los que la música en directo ha sido no solo castrada, sino insultantemente criminalizada por parte de esos ineptos aprendices de caudillo que nos gobiernan, con la fiel connivencia de sus perros en los medios. Pero por ver el vaso medio lleno, una de las muy escasas consecuencias positivas de este neofascismo cultural es que ello ha supuesto el definitivo empujón para que muchas bandas decidieran, a falta de escenarios, entrar por fin al estudio.

Una de ellas ha sido la banda que nos ocupa. Tras un lustro largo ensayando y actuando sobre las tablas barcelonesas, Andrés Travi (voz y guitarra), Edu Beltrán (bajo) y Lluís Font (batería) consideraron que llegada era la hora de dejar registro de su propuesta. El resultado son dos EP’s lanzados recién y simultáneamente en Spotify (Maldito EP Vol.1 y 2) como antesala de un lanzamiento en formato físico que los aunará, a concretarse en breve. Ocho temas en total, ocho lanzamientos al ojo de la diana que muestran un combo perfectamente engrasado, directo e inmediato en la superficie, pero con mucha miga a segunda escucha.

Y es que el rock de Maldito Hombre Dardo se ajusta tanto a la escuadra y el cartabón del clásico formato de trío, como introduce mil detalles bajo su aparente (y engañosa) sencillez. Y lo hace sin sobreproducir el material, ni recurrir a fuegos artificiales.

Tan solo oficio, talento e inspiración. Que no es poco.

 

El sábado 12 de febrero presentarán el nuevo material con un concierto en la sala Continental (c/ Providència, 30) de Barcelona. Unos días antes, nos sentamos con Andrés, descorchamos unas cervezas y encendemos la grabadora…

 

¿Cuándo y cómo nace Maldito Hombre Dardo?

Nosotros empezamos hace siete años, aunque con Edu, el bajista, nos conocemos personalmente hace más. Somos amigos desde mucho antes, pero por entonces él tenía su otra banda, un proyecto que era más de blues. Así que empecé a tocar yo con un batería. Tenía un montón de canciones, empecé a tocar con él y un día le dije: “Edu, ¿por qué no te vienes a ver qué tal? Si te molan los temas metes unos bajos y a ver…” Y ahí entró él y empezó la banda como a caminar. A los dos años el batería se fue y mágicamente, en el local de ensayo encontramos a Lluís, que había ido a practicar un rato él solo. Le invitamos a unirse a nosotros en la sala y en ese momento empezamos con la formación actual.

 

Es decir, que la banda se forma básicamente por inercia.

Sí, sí, fue inercia: canciones, amigos, buen rollo y de repente ves que algo empieza a cuajar, empieza a sonar bien.

 

No es tu primera experiencia, no obstante.

No. Cuando vivía en Madrid tenía alguna cosa, pero tocaba bastante yo solo. Lo que sí tenía era una banda en Buenos Aires, llamada Hidromiel. Tocamos bastante, sacamos un disco. Y lo que hicimos con Hidromiel, durante la pandemia, fue regrabar todos los temas de aquel disco. Teníamos unas bases, unas baterías ya grabadas y entonces Pedro, el otro guitarrista, me dijo: “¿por qué no me mandas de nuevo todas tus guitarras? Las grabas de nuevo y grabas también todas las voces”. Así lo hice, lo volví a montar…

 

El mismo disco…

Así es. La Primera Palabra de Cada Canción, el mismo disco que teníamos, que no nos gustaba como había quedado cuando lo lanzamos en el 2000, lo regrabamos, lo reeditamos el año pasado y lo subimos a Spotify.

 

¿Lo que hacíais era parecido a Maldito Hombre Dardo?

Era otro rollo. Al final yo componía, así que puede haber un leve parecido, pero éramos dos guitarras más bajo y batería, mientras que Maldito Hombre Dardo es un trío. Suena muy diferente, la verdad.

 

Volvamos a los EPs…

Bueno, estábamos con Maldito Hombre Dardo a saco y lo típico: pandemia, post-pandemia, no se puede tocar en vivo… ¿qué carajo hacemos? Teníamos un poco de pasta ahorrada de bolos y cosas así que dijimos: “vamos a grabar”.

 

Desde que os formasteis esta es la primera grabación, digamos, oficial…

Sí. Habíamos hecho alguna otra cosa, pero eran básicamente maquetillas de local de ensayo. Colgadas en SoundCloud y cosas así, pero no era nada en plan formal. Con este sí, nos pusimos más en serio a ensayar y ensayar y en junio del año pasado entramos al estudio.

 

Todas las canciones las compones tú…

Sí. A ver, las compongo yo, pero el proceso es: yo voy con los temas, se los muestro al resto de la banda y ahí entra a votación popular. A veces se cagan de risa, me las tiran por la cabeza en plan “esto es una mierda” (risas) o a veces dicen: “esto está bien”; y ahí ya empezamos a trabajar cada uno más su parte, hasta darle forma definitiva. Yo compongo, pero las canciones cobran vida cuando Edu y Lluís ponen lo suyo, que no es poco. Ahí aparece el sonido de Maldito Hombre Dardo.

 

Eres autodidacta respecto a las letras.

Autodidacta, absolutamente. Normalmente la letra sale siempre después. Es rarísimo que tenga una letra y que diga: “bueno, ahora le voy a poner una música”. No soy en ese sentido como un poeta. Eso que dices que tengo mis poesías y ahora las musicalizo, no. De repente salen canciones y ahí me pongo. Es más, muchas veces estamos ensayando el tema y lo ensayamos durante meses sin letra y un día aparezco y digo “eh, le puse letra” y ya está. Un día aparece muy fácil y hay veces que cuesta más.

 

Pregunta obligada, las malditas influencias…

Yo soy de la generación que vivió los noventa de joven, cuando salieron fui a comprar el Ten de Pearl Jam, el Nevermind, los discos de Soundgarden, Smashing Pumpkins…y de ahí viene todo el mundo de la guitarra. Obviamente yo ya venía de los Beatles, Rolling, Zeppelin y después bandas metaleras. También hubo un tiempo que me dio mucho por el reggae (risas) pero bueno, son épocas.

 

¿Y el rock argentino clásico de Pappo’s Blues, Almendra, Pescado Rabioso, etc?

Claro, a ver, en Argentina Spinetta es Dios. Luego obviamente está también Charly García, aunque yo era más de Spinetta. También me gustaba mucho Soda Stereo y (Gustavo) Cerati, que esto ya era otra cosa como más pop, más sofisticado, pero también maravilloso. Y después el mundo de Sumo y lo que fue después Divididos.

 

A estos últimos no los conozco.

Tienes que escucharlos. Sumo eran brutales y de ahí salieron dos bandas: Las Pelotas y Divididos, que eran un power trio increíble. Hay alguna anécdota divertida con ellos, como aquella vez que Pappo los escuchó en un concierto y se cagaba en la puta diciéndole a su técnico de sonido: “¡yo quiero sonar así, quiero que la guitarra suene así!” y el otro decía “no sé, no sé cómo hacerlo, estos hijos de puta tocan muy fuerte, ponen los equipos muy altos y tocan que lo revientan todo” (risas)

 

Cuéntanos como fue la grabación

Grabamos en el estudio del Apolo, con el técnico de sonido ejerciendo un poco de productor junto a nosotros. Matías se llamaba, Matías Shenk…no me acuerdo, tenía un apellido argentino (Scheinkman, gracias Google). Nosotros teníamos una idea clara: queríamos un disco que sonara muy en directo, un disco en el que nos reconociéramos. Que la gente nos vea tocar, escuche el disco y no esté…que no sea una cosa hiperproducida, vamos. Yo personalmente me corté bastante con todas las guitarras; las hay, se escuchan, pero no hay aquello de otra y otra…Y con las voces también, intenté hacer algo muy directo.

 

¿Se alargaron mucho las sesiones?

Lo grabamos en tres días, fue realmente bastante rápido. Íbamos con el taxímetro puesto. Teníamos tanta guita, hicimos un poco la carta a los Reyes y dijimos vamos a grabar doce temas. Cuando se lo dijimos a Matías nos miró y nos dijo: “ni locos van a grabar doce temas” (risas). “Con toda la furia van a grabar ocho” nos dijo. Y tenía razón, porque a la que nos pusimos vimos que todo en el estudio cuesta más, son jornadas largas…

 

Es decir, que se han quedado temas en el tintero…

Sí, tenemos más. Ahora la idea es, en cuanto podamos, hacer otro EP. Cuatro temas más, que son de la familia de estos ocho que hay.

 

¿Soléis hacer alguna versión en vuestros directos?

En directo siempre nos gusta hacer una versión, no más de una normalmente. En el último bolo hicimos «I Am The Walrus». Ahora que estoy pensando también hicimos «Lucy in the Sky With Diamonds» y después siempre cerramos con «I Will Always Love You» de Whitney Houston.

 

Ojo, de Dolly Parton

De Dolly Parton, es verdad (risas). Siempre cerramos con este tema, es una manera de agradecerle a la gente, de decir os queremos gracias por estar aquí, por darlo todo durante el bolo

 

¿Os habéis planteado empezar a tocar fuera de Barcelona?

A mí me encantaría moverme, pero lo que pasa es que, sinceramente, no sabemos cómo. La triste realidad es que cada uno tiene su curro. Al final esto es alguien que se dedique, que diga ¿cómo hacemos? ¿cómo conseguimos un bolo en Madrid? Porque obviamente te lo tienen que pagar o al menos no palmar pasta. Yo calculo que ahora con el disco publicado será más fácil que les interese. Nosotros hacemos rock, tiene que ser una sala que programe rock, o que tenga un público al respecto.

El otro día hablaba con un amigo y le decía; “estoy un poco hasta las pelotas de componer, componer y componer. Componer y grabar, aunque grabes en casa en plan maqueta”. Tengo ganas de salir y tocar, vivir el directo.

 

¿Y la posibilidad de un video?

Me gustaría mucho. Ahora el tema es de qué, de qué tema hacer el video. No lo tenemos muy claro. Pero bueno, como siempre es cuestión de pasta y de ponerse. Pero sí, nos gustaría porque siempre es algo que le aporta algo más al disco y te permite volver a machacar con la canción escogida.

 

A quien no os conozca, ¿cómo os definís? Vendeos…

Bueno, nosotros somos un trío de rock. Nos encanta tocar y yo creo que nuestros conciertos suelen ser divertidos, en gran parte es pasárnoslo bien. Yo creo que si te gusta el rock hay posibilidades de que encuentres algo interesante escuchándonos.

 

¿De dónde viene el nombre del grupo, por cierto?

Es una gilipollez. Estábamos en un bar, jugando a los dardos con Aníbal, el primer batería. Y bueno, jugando el hijo de puta las metía todas y me estaba dando una paliza tremenda (risas) y de repente le digo: “¡maldito hombre dardo!” y nos quedamos mirando y pensamos: “eh, ese es un buen nombre”. Y quedó como de coña, venga ya está, nos llamamos el Maldito Hombre Dardo.

Y claro estas cosas al final, se quedan. Es como cuando tienes un hijo, le pones el nombre y dices: “yo no sabía si tenías cara de esto, pero ya la tienes” (risas). No sé si me gusta, pero ya es tu nombre para toda la vida y no te lo voy a cambiar. Y ahí quedó, Maldito Hombre Dardo.

 

Eloy Pérez

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Contacto: jorge@ruta66.es
Suscripciones: suscripciones@ruta66.es
Consulta el apartado tienda