Encuentros

Billy Nomates, sin tener que pedir disculpas

Alabada por Iggy Pop y apadrinada por Sleaford Mods, la artista emergente británica más vibrante del momento no tiene pelos en la lengua. Sobre unas bases minimalistas carga contra quien apoyó el Brexit, reclama atención hacia la gente normal, desafía a los que perpetúan la invisibilidad de la mujer o vapulea a la élite hippy que lidera el movimiento contra el cambio climático.

Hablamos con ella días antes de que se encerrara en el estudio del productor Geoff Barrow (fundador de Portishead y capo de su sello, Invada Records) para experimentar con lo que se convertirá en su segundo LP. Antes, en octubre, habrá pasado de gira por nuestro país.

Hasta hace poco más de un año solo componías para ti. Ahora tienes discográfica, álbum y proyección internacional. ¿Tienes en cuenta ese alcance para hablar o no de ciertos temas?

Me gustaría decirte que no, que soy completamente libre, pero no es la verdad. Antes podía hacer las cosas como me diera la gana, pero ahora hay un sello y un proceso que va con ello…. No es mejor ni peor, es diferente. Obviamente quiero que me escuche más gente, pero también tiene cosas negativas. Aunque estoy en una posición extremadamente afortunada, porque he pasado de que 500 personas vean 30 segundos de mi música a sacar un disco con distribución internacional. Es una sensación distinta. Y realmente sí, te hace pensar en lo que dices y en lo que lanzas al mundo. Creo que podría ser un poco peligroso si no lo hiciera [risas].

Últimamente has cargado duramente contra las plataformas de streaming. ¿Estás viviendo de la música?

… Es debatible, estoy viviendo en casa de mi padre.

Ah, sigues allí  [tuvo que instalarse allí cuando empezó la pandemia]. Pensé que te habías mudado ya a Bristol…

No, a Bristol solo voy a ir los dos meses que voy a pasar en el estudio. Pero me temo que me voy a quedar aquí porque, para responder a tu pregunta, esencialmente no. Sin poder girar es muy difícil vivir de la música. Gano algo de dinero con los discos, pero… Y soy afortunada, tengo un trato de 50/50 con mi sello. Pero incluso así, hay tantas cosas que pagar que, sin conciertos, no te sirve para mucho. Puede que sirva cuando tienes menos años pero, cuando ya has cumplido treinta, básicamente es vivir por debajo del salario mínimo, y eso no está bien. Y por supuesto, el streaming tiene mucha culpa de eso.

El último EP que has sacado, Emergency Telephone, tiene más partes cantadas y menos habladas. ¿Es esa la dirección que va a tomar tu segundo Lp?

Creo que va a tener más melodía en las voces, sí. Aunque en el primero también hay mucha melodía, pero no estaba tanto en la voz. He encontrado una manera de hacer las cosas con mi voz con la que me siento bastante segura y pienso que sería interesante explorarla un poco más.

¿Te ha dicho ya alguien que hay partes que recuerdan a Fleetwood Mac?

Sí, me lo han dicho ya un par de personas y veo de dónde sale la similitud, por cómo van las armonías vocales. También me han comparado con artistas de Nashville country que hacen ese tipo de cosas. No tengo ningún problema con ello, en absoluto, las canciones de Fleetwood Mac eran muy pegadizas, así que parece bien.

Te han definido como “música de clase trabajadora para gente de clase trabajadora”. ¿Estás de acuerdo?

Puedo entenderlo, pero no estoy totalmente de acuerdo. Creo que es simplemente música que trata de situaciones a las que tiene que enfrentarse cada vez más gente. Siempre he dicho que considero que estoy en los límites de la clase obrera, en la frontera. No vengo de la pobreza, solamente soy una persona normal, pero entiendo que mis letras le llegan a gente que está lidiando con la vida en ese tipo de escenarios. Así que no estoy en desacuerdo con esa descripción, simplemente yo no definiría así mi música.

También arremetiste hace poco contra los creativos. ¿Estás encontrándote con gente que no te gusta más a menudo que antes?

Supongo que, como le pasa a todo el mundo, me toca conocer a gente que me frustra totalmente, y creo que eso pasa en cualquier industria en la que te muevas. Pero lo que es interesante es que aquí estoy encontrándome más gente que da sus decisiones totalmente por sentado. Aunque también estoy conociendo gente que es increíblemente cuidadosa, y totalmente inclusiva, es cierto.

Pero siempre he tenido un problema con la exclusividad de la música y la creatividad en Reino Unido. Los últimos años se ha hecho extremadamente difícil infiltrarse en esos círculos si no eres de un determinado entorno o posición social… en Inglaterra hay algunos ambientes en los que es muy complicado entrar, porque las cosas no funcionan a tu favor. Y creo que nunca voy a dejar de hablar de eso, porque yo he trabajado duro y he hecho mi música, pero al final, lo que me ha colocado aquí, son algunas interacciones afortunadas. Y eso no está bien, porque escuchas algunas de las mejores cosas que se están haciendo y resulta que esos artistas no tienen la oportunidad o el público que merecen. Y no es culpa de ellos en absoluto, es por cómo opera la industria de la música aquí en Reino Unido.

En «Hippy Elite» te ríes del movimiento medioambientalista, pero a la vez eres vegana y estás preocupada por el planeta.

Sí, soy vegana y estoy masivamente a favor del cuidado del planeta. Elijo muy conscientemente dónde compro, trato de aportar mi grano de arena… Pero el tema con esa canción es … ¿tenéis Extintion Rebellion en España? Es un movimiento que está muy bien, hacen protestas contra el cambio climático, y estoy totalmente de acuerdo con ellos. Pero el motivo por el que surgió la letra de «Hippy Elite» es porque esto tiene que ser accesible a la gente de todos los niveles, es por lo que no me parece correcto. Estos movimientos al final me da la sensación de que están muy ligados a la clase, y no me gusta.

Es más caro comprar comida orgánica, es algo más caro ser vegano… yo lo elijo, pero hay gente, familias especialmente, ahora en el Reino Unido que, incluso con los dos adultos trabajando, están peleando realmente para sobrevivir. Y ya es suficientemente duro conseguir subsistir como para tener encima la presión de “¿De qué manera estás salvando al planeta? ¿Por qué conduces? ¿Por qué no estás fuera manifestándote? ¿Por qué estás en el trabajo en vez de unirte a nosotros?”. No, no me gusta. El activismo climático tiene que ser accesible a todas las clases, no ser una cosa elitista. La canción tiene un enfoque un poco humorístico, pero básicamente quiere decir que definitivamente quiero ser una eco-warrior, quiero hacerlo, de verdad. Pero es increíblemente difícil. Y la segregación con este tema es real, porque parece que si eres de clase alta puedes dedicar todo el día a protestar, puedes comprar todas las cosas correctas, toda tu ropa puede estar hecha a mano… Y si no eres de esa clase, es muy complicado. Y no me gusta que encima a la gente se le haga sentir culpable por no poder hacerlo.

En «Happy Misery» hablas de los años de la Tatcher aunque obviamente tú no los viviste…

Habla de esa generación algo mayor que yo que es pro Brexit y pro todo lo que está pasando aquí en los últimos años porque tiene esta visión de que su juventud fue mucho mejor. Pero en realidad los ochenta fueron terribles, aunque los idealizan en sus recuerdos porque eran jóvenes y en esa época se enamoraron y se lo pasaron bien y dicen: “Oh ¿no fue fantástico? ¡Vamos a traerlo de vuelta!”. Y se creen que tomando unas decisiones políticas desastrosas van a acercarse a esas sensaciones de nuevo. Lo que evidentemente es totalmente mentira.

EN «FNP» cantas que, si no puedes poseer nada, nada puede poseerte. ¿Te da miedo que, el empezar a tener cosas, si te va bien con la música,  haga que tus letras dejen de ser tan afiladas?

El mundo está tan mal, es tan complicado navegar por él ahora mismo, que eso no me preocupa en absoluto. Incluso si estuviera económicamente bien en un momento dado, creo que los problemas y la manera de la que funciona el mundo van a seguir ahí. Así que aunque sería bonito pensar que podría dejar de haber problemas, siempre los va a haber, tengas dinero o no. Es una época interesante, especialmente en Reino Unido, con el Brexit… No sé cómo está España, pero aquí estamos en una situación desesperada, muy mala. Y para serte sincera, parece que independientemente de cómo estés financieramente, a todo el mundo le está afectando lo que está pasando, especialmente añadiendo a la coctelera la pandemia.

En proyectos anteriores hacías folk y tocabas el violín, pero por otro lado muestras mucho respeto por los punks de vieja escuela…

Cuando era pequeña mi padre ponía mucho folk y americana, pero a la vez lo mezclaba con los Stranglers y muchos grupos de punk, así que creo que era inevitable salir como he salido, cogiendo un poco ambos. Y me atrae la ética, la actitud del punk. Cualquiera que haga lo que quiere y de la manera que quiere, sin tener que pedir disculpas, siempre me ha atraído, porque creo que es como deben ser las cosas.

Parece que Tor Maries [su nombre real] es tímida y siente vergüenza al escuchar su propia música, pero Billy Nomates es deslenguada y directa. ¿Cuándo has descubierto esa doble personalidad?

Esa parte de mi se me ha revelado a lo largo del último año. Creo que tanto Tor como Billy son buena gente y tienen buenas intenciones, pero Billy me permite tener esa confianza extra que hace que ponga el dedo en la llaga. Artísticamente es más interesante, nunca quise escribir cosas que disimularan la realidad. Y como Billy Nomates puedo enfrentarme a ello, cosa que no haría Tor.

En Bandcamp has ido publicando temas inéditos, al margen de tu discografía. ¿Vas a seguir haciéndolo ahora que tienes contrato con un sello?

Estoy siendo un poco furtiva con eso, no estoy segura de que mi sello lo sepa [risas]. El tema es que, si me sigues en Bandcamp, es porque eres un fan de los de verdad, así que creo que está bien ofrecerle un extra a esos fans, siempre que sea material que nunca se vaya a editar ni que sea parte del disco. ¿Por qué no? Bandcamp es un poco la plataforma para los amantes de la música, así que mientras me dejen, probablemente seguiré subiendo cosas.

Si no existieran Sleaford Mods ¿existiría Billy Nomates?

Uhhh, quiero pensar que estaría escribiendo y haciendo cosas igualmente, aunque puede que no hubiera tenido los golpes de suerte que he tenido este último año. De hecho, seguro que no los habría tenido, porque estoy enormemente en deuda con ellos. Creo que, para cualquier artista emergente, este último año ha sido extremadamente difícil. Y el apoyo que me han dado Sleaford Mods ha sido un factor decisivo. ¡Incluso he sacado un disco! Así que no hay ninguna duda al respecto.

No me refería solamente a su apoyo sino a su música como estímulo…

Ah, pues igualmente. Su forma de hacer las cosas me ha inspirado masivamente. Ellos fueron los que me hicieron pensar que yo podía hacerlo sola, y no sé muy bien por qué lo pensé… porque ha habido días en el estudio que, viendo la enorme cantidad de trabajo que tenía por delante, me preguntaba si no habría sido mejor tener una banda. Pero les vi y pensé: “prueba a ver, hay una manera distinta de hacer esto”. Fueron el catalizador, la inspiración para intentar hacer las cosas de esta manera.

Es cierto que también he visto a muchos artistas de hip hop y r&b a lo largo de los años donde esa es la configuración habitual: están ellos en el escenario, no hay una banda. Es el artista y su música. Y me parece interesante porque no estamos acostumbrados a ver eso en un entorno indie, aunque creo que se va a hacer más normal. Y también ha habido siempre punks hablando, o gente de electrónica, ahí arriba con sus ordenadores. No es algo nuevo, es verdad, pero es que Sleaford Mods tienen su propio teatro, su manera particular de hacerlo, y desde la primera vez que los vi me gustó mucho.

Texto: Laura Pardo

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