El pop español conserva una tradición que combina a la perfección melodía-guitarras eléctricas-folklore autóctono y deberíamos considerar especialmente valiosa. Es lo que le ofrece una baza de obtener relieve en un mundo completamente dominado por lo anglosajón. Los Brincos lo sabían, también Gabinete Caligari. Poner acento español a lo que viene de fuera es lo que nos posiciona como algo más que meros facsímiles.
Viaje a Sidney son conscientes de ello, también. Formado por cuatro músicos ya curtidos en otras bandas, algunas tan relevantes como Alborotador Gomasio o Capitán Sunrise, el proyecto nace a partir de una querencia por esa tradición del pop español que va desde Los Pasos o Los Brincos hasta Duncan Dhu o Lori Meyers. Una intención firme de atar la melodía perfecta a un potente riff de guitarra y de paso, no olvidar tu procedencia.
Se nota especialmente en su disco de debut. Flores Del Recuerdo es un álbum que se ha ido forjando poco a poco. Producido por el solicitadísimo Carlos Hernández, muchas de sus canciones fueron anticipadas en formato single -como suele ser habitual últimamente- y han generado un creciente interés que debería ser refrendado por este álbum. Un trabajo que presenta, ante todo, cohesión y coherencia en un listado de canciones que son tan certeras individualmente como en masa.
Un bloque sólido y de dimensiones perfectas que reclama, a cada minuto, la atención del oyente, a base de arreglos bien urdidos, guitarras urgentes, efectivos (que no efectistas) juegos vocales y sobre todo, gancho melódico. Que se dice fácil, pero alcanzar eso es algo que toda persona que coge una guitarra persigue desesperadamente y pocas, sin embargo, consiguen. Captar esa “magia y precisión” -citando a Nacha Pop- que debe tener una perfecta composición. Pues bien, Viaje A Sidney logran aquí acercarse mucho al premio gordo. Con canciones tan inmediatas como perdurables.
Es imposible abstraerse del encanto, guiño post-punk incluido, que tiene la inaugural “Como un santo”. Igual sucede con “Otra vez”, canción elegida para acompañar como single a la publicación del disco y que sugiere ese acento españolista del que hablamos. Hits potenciales, en prácticamente todos los casos, que tienen el perfecto grado de melancolía, el perfecto grado de euforia. Composiciones equilibradas que piden repetir reproducción para acceder a sus detalles. Caso de trallazos como “Presagios”, “Huesos secos” o la algo flamenca “Pájaros”. Todas tejidas cuidadosamente para dar forma a un conjunto especialmente cohesionado que reserva lo mejor para el final. Una canción titular que reivindica y resume todas las cualidades que han ido exhibiendo sus compañeras y da rúbrica final a un debut ciertamente notable y disfrutable.
Texto: Juanjo Frontera
Foto: Alberto Piedra
