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Palabra de Músico – Juárez

 

La banda pamplonica acaba de publicar «Luna Menguante», su cuarto álbum. Otro admirable reflejo de lo que saben hacer en una baraja imposible de pop, psicodelia, melodía, western y carácter castizo. Ellos mismos nos desgrana el disco canción a canción.

1. Nébula.
Canción-referente al mítico garito de garaje irradiado por la mano del Sagrado Corazón para la creación de situaciones extremas, no aptas para pobres de espíritu. Voces volátiles y sonoridad sucia y optimista con tintes escapistas para situaciones equivocadas. Estados mistéricos naturalmente contradictorios.

2. Duerme entre tú y yo.
Referencia intimista a los fieles compañeros que comparten el yacimiento entre dos. Artefacto sonoro y rítmico con potentes balizas sintéticas torneadas por pasajes irídicos. Rasgada y cruda dentellada taylorista de efectos volátiles.

3. Tan lejos de casa.
Perfecta melodía optimista de objetivos compartidos. Un grupo de amigos pasando el tiempo de forma armónica y calmada, casi feliz, en el mismo sitio y de la misma manera pero sin llegar a ninguna parte.

4. La historia interminable.
Un Baudelaire esperanzado de eternidades afectivas convertidas en refugio. Los paraísos artificiales suponen solo un obstáculo pasajero para un férreo sentimiento mutuo de unidad. Juárez participa mucho del diálogo íntimo de la pareja de creadores de la música y la letra. Muchas de estas remiten a la conjura entre ellos dos, de aquí el título de la canción.

5. Crucificarte.
Pasodoble chicano de abandono peckinpahquiano. Sepelio festivo junto a la cruz y la contemplación de la caída y el tiempo perdido. Derrota en tierra de nadie bajo un tiroteo crepuscular.

6. Laberinto sin final.
Saltarinas melodías con riffs de sitcom de asonancia de pareja. Cerrando filas la medida se acuerda: nada de que cada cual vaya por su lado, somos un equipo, como en “Cosas de casa”.

7. Luna fría.
Pasaje lúcido-onírico colectivo de salvación bajo el influjo selenita. Timbales de himno. Marcha de la congregación hacia el lugar abrigado, posiblemente interesante y apetecible. Júbilo calmado en el vientre de la madre.

8. Estela.
Nuevo orden en el universo acuático. La metamorfosis inesperada de los elementos supone una salida y la conciencia de ésta. Manifiesta dicotomía entre luz y oscuridad, donde la luz es casi un accidente o una referencia a contemplar.

9. La luz de Abril.
Vuelta al chamanismo rítmico en el laberinto underground de posada y vino. Destellos polvorientos bajo la disonancia del muelle vibrante. Es fácil perderse, al fondo se puede observar un minotauro con pistola.

10. Invierno.
Una obra maestra. La guitarra y las voces son un vimana, el transbordador de espacios cuánticos. Añoranza de melodías mediterráneas donde el amor es la única matria protectora. Sutil y encantadora, como atravesar el Hindu Kush un día de primavera mientras la tibia luz del sol sobre la tez procura esperanza.

11. Caléndula II.
Segunda parte de una de las canciones un disco anterior. Cierre de círculo, habla de jugar con fuego. Construida sobre una afligida desnudez, guitarra y voz manifiestan el peligro hedonista que desemboca en episodios pirómanos.

 Texto: Ibai Flores

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