Encuentros

José González, la ciencia de explorar la condición humana

El sueco de ascendencia argentina nos presenta Local Valley, su cuarta obra en solitario que lo reafirma como uno de los grandes cantautores de nuestros días. El pasado 26 de abril, José González aterrizaba en Barcelona para actuar y se encontraba una ciudad en parte aletargada pero sedienta de música en directo. Venía con un nuevo disco aún por estrenar y con el ansia y la curiosidad afiladas por ver cómo iban a funcionar algunas de las nuevas canciones en un concierto de gran formato. El día 3 de febrero podremos volver a disfrutar de su música en una cita imprescindible dentro del 23º Mediolanum Festival del Mil.lenni en el flamante marco del Palau de la Música de Barcelona.

Nos recibe en el hall de la primera planta del teatro y durante un rato nos abstraemos del distópico contexto que nos rodea hablando de música, ciencia, religión, la condición humana y muchos otros temas que pausadamente van surgiendo de manera natural. He aquí un extracto de nuestra charla que confirma a González como un gran conversador y mejor encantador de serpientes. ¡Que la disfruten!

Esta noche será tu primer concierto en mucho tiempo. ¿Cómo te sientes?

Me siento feliz y extraño. Después de hacerme la PCR pude llegar ayer por la noche y Barcelona era una ciudad fantasma. Sin restaurantes abiertos y con las calles vacías, una ciudad diferente a la que conocía. Muy contento de que aquí empiecen a dejar hacer conciertos. En Suecia se ha gestionado todo diferente, han dado más libertad a la gente y no tenemos tan marcado el tema de las distancias, pero al mismo tiempo la restricción en los actos sociales es mucho más severa.

Aquí ha ayudado el hecho de que se hayan hecho un par de estudios clínicos que demostraron que con las medidas adecuadas la cultura es segura.

Sí, oí acerca de ello y me parece muy inteligente. Felicidades a las mentes que pensaron en ello, en parte estoy aquí gracias a ellos. Hay que alimentar el alma.

Cuéntame cómo se gestó el disco. Supongo que fue antes de toda esta locura…

Sí, se gestó en gran parte antes de la pandemia. En un viaje en 2018 a Francia con mi pareja y mi hija comencé a escribir el álbum y a principio de 2020 tenía ya todas las canciones y me faltaban algunos textos. El último que hice fue el de «Visions» en febrero de 2020. Soy lento trabajando, tengo mis ciclos, primero hago demos y voy definiendo la música, luego van las letras, grabar, mezclar, todo sin prisas y a su tiempo.

Supongo que ese es tu ritmo vital, es la sensación que das cuando actúas o cuando das entrevistas. Un hombre sencillo sin grandes ajetreos…

Sí, tal cual, soy mucho de que fluyan las cosas, nunca forzarlas y acelerarlas, que todo ocurra en su momento.

Utilizas por primera vez textos en castellano. ¿Qué te motivó a hacerlo?

Lo había intentado en los otros discos pero nunca llegué a estar satisfecho del resultado. Es mi idioma materno, lo hablo con mi madre y mis hermanos pero no lo he usado tanto, utilizo mucho más el sueco y el inglés. Lo que ha cambiado últimamente es que empecé a hablarle a mi hija en castellano y eso me ha hecho pensar acerca de mi rol como padre y mi rol en el mundo, mis orígenes, mis raíces… Con esta canción creo que he llenado ese hueco.

Tocaste “El Invento” en la ceremonia de entrega de los Premios Nobel 2020. Menudo estreno…

Fue un honor poder tocar ahí. El tema de la canción invitaba a ello. Me hago unas cuantas preguntas existenciales y así como hay gente que prefiere respuestas sobrenaturales a este tipo de preguntas, yo prefiero respuestas naturales, científicas. Ningún sitio mejor para que te las respondan.

¡Cierto! Tú eres un hombre de ciencia. Estudiaste Ciencias Bioquímicas.

Sí, antes de hacer el primer disco estaba estudiando virus. Un tema muy actual. Me interesa la ciencia porque creo que es a través de ella la mejor manera de entender el mundo.

Y eso no tiene por qué ir reñido con la espiritualidad.

Cierto, se puede hacer poesía mientras intentas entender de manera racional el mundo, no es incompatible. «El Invento» junto a «Visions» son las dos canciones del disco que reflejan mejor esta dualidad. Reflejan mis intereses sobre la condición humana y le doy el ángulo natural y científico para responder a estas inquietudes.

Eso no es nuevo en tu discografía. 

No, creo que con el tiempo se ha ido acentuando, pero en In Our Nature y en Vestiges And Claws ya había intentos de responder con la razón algunas preguntas que surgen de nuestra condición.

En In Our Nature ya abrazabas las tesis del biólogo evolutivo Richard Dawkins y su teoría sobre la existencia de Dios como una voz interna que tenemos cada uno de nosotros…

La existencia de Dios es uno de los grandes inventos de la historia del hombre. Creo que es un concepto incompatible con la razón y por eso la mayor parte de la comunidad científica apoya la tesis de su no existencia, pero al mismo tiempo a muchísima gente se le hace necesario tener esa voz y esa figura en la que creer para dar sentido a su vida. Yo no necesito creer en la existencia de un ser supremo pero entiendo que hay gente que necesita creer en algo para  tirar adelante.

Como por ejemplo las Estrellas del Rock, pueden ser un sustituto…

Sí, o también los que creen en los fantasmas y que la gente que se fue aún está por aquí. El problema muchas veces fue el uso que se hizo a nivel político de la figura de Dios. He estado dando vueltas al tema durante años y al fin he llegado a una idea con la que me siento bien. El humanismo secular debe siempre denunciar el mal uso de esa figura a nivel político pero es muy lícito que a nivel individual cada uno conecte con su interior de la manera que mejor le sirva, sea a través de lo que pueda llamarlo Dios o cualquier otra cosa.

Es cierto, yo, no siendo creyente tal vez pueda llegar a hacerme las mismas preguntas que un creyente, es importante aceptar que cada uno tiene su manera de afrontarlas.

Es muy natural preguntarse ¿quién somos? o ¿de dónde venimos? y preguntas que no podremos responder simplemente con la razón. Tan sólo hay diferentes modos de responder a todos estos temas.

Es importante que haya arte que se fije en todo eso, estamos en una muy buena época para ello. Hubo otras décadas que la industria musical estaba más centrada en otros temas que tienen más que ver con la diversión y el hedonismo.

Me gusta la idea de que todo puede existir al mismo tiempo, en verdad todo existió en todas las décadas al mismo tiempo, ahora tal vez haya más facilidad para poder comunicar todo tipo de propuestas. He pensado muchas veces que mi música le atrae a mucha gente porque tiene el tono tranquilo al mismo tiempo que un tono sacro. He pensado a menudo en el concepto de poder hacer música que tanto se pueda tocar en un teatro como en una iglesia. Es necesario pensar en temas pesados y que el arte pueda ayudar a sobrellevarlos en tiempos difíciles.

¿Has pensado alguna vez en grabar un directo en una iglesia o una catedral como hicieron los Cowboy Junkies en las Trinity Sessions?

Un directo entero no, pero en «En Stund Pa Jorden», la versión que hago de Laleh, uso una reverberación tomada en una iglesia. Sí, hace tiempo que tengo en mente hacer música en y para ese tipo de edificio.

El disco también respira naturaleza. En algunas canciones cierras los ojos y te sientes en medio del bosque. 

Escribí y grabé casi todo el disco en una casa de campo a media hora de Gotemburgo y mientras estaba escribiendo en muchos momentos escuchaba los pájaros. Al fin decidí grabarlos. He hecho antes eso de tener sonido ambiente en las canciones y en principio en este disco probé de incorporarlo en todas las canciones, pero vi que era demasiado y tan sólo lo dejé en tres.

También he leído que la canción de «El Valle» surgió a partir de una jam con Bombino y escuchándola puedo reconocer ese toque de ritmos Touareg del desierto.

Él pasó por Gotemburgo y tuvimos una jam session, un auténtico lujo. Tratamos de escribir unas canciones pero nos quedamos con cuatro demos que no estaban listas. Pero sí, el estilo y el riff surgió de ese encuentro. Ya me encantaba antes, pero ver cómo él tocaba y verlo tan de cerca me inspiró mucho.

Hay una escena fascinante de grupos de Touareg rock. El mismo Bombino, Tinariwen, Imarhan…

Sí, sí, hace muchos años que soy fan de esos grupos. Como reto en la profesión, me encanta experimentar nuevas y diferentes maneras de tocar la guitarra u otros instrumentos que desconozco y todos esos grupos han sido una gran inspiración para mí. Pero también gente como Ballaké Sissoko tocando el kora o música del Congo o del Caribe y estilos de música más soleados son una gran fuente de inspiración para mí.

El mestizaje siempre presente en tu biografía. Un argentino criado en Suecia, ¿cómo no le iba a gustar las mezclas?

Sílvio Rodríguez es otro de mis referentes. Su música siempre me inspiró y sus textos aún más. En mis princípios él, los Beatles y la Bossa Nova eran mis principales inspiraciones.

Pero al mismo tiempo estabas en Back Against The Wall, una banda de hardcore… ¡Menuda mezcla!

Sí, eso fue porque también aprendía a tocar el bajo y me encantaban las líneas de bajo de Black Flag o Red Hot Chili Peppers. Fue una etapa muy divertida, pero afortunadamente, en mi carrera en solitario encontré quien quería ser como artista y aquí estoy.

Otra curiosidad en tu carrera es el éxito que han tenido algunas de las versiones que has hecho, ¿cómo las escoges?

Para hacer una buena versión antes ha de haber una buena canción. Es así de simple. También me gusta cuando alguien ha hecho o dicho algo que yo quería decir pero es difícil de superar. Son los casos de las versiones que he hecho de Massive Attack o The Knife. Las que hago de The Beatles, Nick Drake o Simon And Garfunkel es para rendir homenaje a grandes bandas que tal vez sin ellos nada hubiera sido lo mismo.

 

Texto: Rubén García Torras

Fotos: Salomé Sagüillo

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