Tan solo cuatro discos en quince años no es un bagaje demasiado abultado. Pero cuando uno va a su bola, el tiempo es de las pocas cosas que realmente te pertenecen. Y el señor Neal siempre ha ido completamente a su bola, ya desde pequeño. Oriundo de Derbyshire, el ahora multi instrumentista empezó con el Hammond antes de cumplir los doce años, para de ahí pasar a estudiar música en toda regla; mientras, en casa, trataba de emular distintos pasajes de los discos de Genesis y demás. Todo ello le llevó, en sus propias palabras, a “observar de cerca la música clásica y los rudimentos de la armonía y la composición orquestal”. Probó suerte con algunas bandas locales sí, pero no tardó en darse cuenta de que, si quería ser fiel a sus musas, tenía que mutar en juan palomo.
Con su tercer álbum Astro (2013) como última referencia, Ian se lo ha vuelto a tomar con calma; un proceso de ocho años, perfeccionista y meticuloso, durante el que ha ido desgranando periódicamente aquellos temas a lo que daba el visto bueno. Y ahora, con el lanzamiento del último de ellos -«Come Harvesting!»- se da por concluida la empresa. Junto a los otros cinco títulos, el track list de Barkston Ash no dista demasiado de lo facturado con anterioridad, ya sea en el citado Astro o en los dos primeros, All in the Golden Afternoon… (2005) y Out of The Woods (2011). Es decir, un rock progresivo clásico, inglés hasta la médula, con los largos desarrollos instrumentales y la importancia melódica como puntos irrenunciables.
Técnicamente exquisito, ya sea a la guitarra como -especialmente- en todo tipo de teclados, pero sin alardes improcedentes, Ian compone un paisaje que sonará a la mayoría de aficionados. Seguramente algunos crean, incluso, que ya han visitado antes estas lides. Tal vez. Pero los humanos somos seres de costumbres; y regresar a lo conocido, ni que sea ocasionalmente, es un uso que no deberíamos perder.
Eloy Pérez