Nuevas perspectivas artísticas soplan para el quinteto granadino: tras finiquitar su trilogía Demonios/Aullidos/Luciérnagas (Santa Fé Producciones) en el trienio 2016/19, El Hombre Garabato presentan con el mismo sello Babilonia, un disco que marca otra etapa en el devenir del grupo.
Manteniendo el espíritu netamente pop que da vida sus composiciones, la banda liderada por Nico Hernández ha sufrido en sus carnes la tesitura de parir las seis canciones aquí incluidas en plena pandemia, y tal condición ha marcado la personalidad de las mismas. Hace un par de años, cuando entrevistábamos a Hernández en esta misma publicación a cuento de la publicación del brillante Luciérnagas, ya comentamos que en su parte lírica se notaba la huella de Lapido, apunte que el músico aceptó como loa.
Más afinan las letras en esta ocasión, ya que si la parte musical se empapa de la nostalgia y el enclaustramiento al que por obligación nos han sometido, en el contenido literario las estrofas se hallan pobladas de brillantes reflexiones, de certeros diagnósticos sobre los viciados tiempos que nos han tocado vivir; los ejemplos son múltiples, así en <<Esto Lo He Escuchado Antes>> aseguran que “no son buenos tiempos para confiar en nadie”, mientras que en uno de sus temas más redondos, también el de mayor pulsación rítmica, <<Una Sombra Y Una Larga Noche>> asumen el destino que nos espera como ente global: “avanza sin miedo el tonto hacia el abismo”, un texto que invita a la reflexión.
Bajo la producción de Raúl Bernal han parido quizás su trabajo más sobrio, elegantemente revestido con una mayor presencia de teclados sobre todo en detalles y arreglos, pero manteniéndose fieles a ese clasicismo pop que ya es su seña de identidad. Y entre tanto pensamiento taciturno, El Hombre Garabato nos vuelve a recordar que la música que amamos es el mejor bálsamo, o placebo, vaya usted a saber, cuando nos advierten que “algunos van silbando una vieja canción, esa puede ser la solución”. Sabio consejo.
Texto: Manuel Borrero
