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De menos a más – The Beatles

La beatlemanía es seguramente una de las religiones más alegres (y menos nocivas) que han existido. Y, como buen culto religioso que se precie, también cuenta ya con dos santos (John y George), además de una meca a la que peregrinar al menos una vez en la vida: Liverpool. ¿Exagero?. En la versión papel de Ruta 66 dedicamos este mes la portada una vez más a The Beatles con motivo de la reedición de Let it Be y las grabaciones perdidas de Get Back y el documental que saldrá en noviembre.

  Sigamos… entonces, ¿por qué seguimos hablando de ellos MÁS DE CINCUENTA AÑOS DESPUÉS DE SU SEPARACIÓN? ¿Por qué sigue publicándose material inédito, como la serie “Get Back” (a cargo de Peter Jackson), además de reediciones de lujo de sus discos? ¿Por qué decenas, centenares, miles de grupos y artistas de diverso pelaje (desde folk a metal, pasando por jazz, blues, country, rock progresivo, hip-hop, música latina o discos para niños) siguen haciendo versiones de los Fab Four?.Ya no digamos homenajes explícitos, como el que hicieron The Rutles con su fabulosa película hilarante “All You Need Is Cash” (1978), con cameo de George Harrison incluido.
Y sí, podríamos hablar de todos los logros, récords, números 1, su impacto social y cultural, etc. Pero por encima de todo, lo que realmente importa, lo que quedará para futuras generaciones es ese fantástico legado en forma de trece álbumes en estudio grabados en poco más de siete años, además de un buen ramillete de singles y caras B excepcionales compilados en el imprescindible doble “Past Masters”, con joyitas poco conocidas como “I Call Your Name”, “She’s a Woman”, “I’m Down”, “Rain” o “You Know My Name (Look Up the Number)”. Y podemos añadir los diversos recopilatorios (los dobles rojo y azul iniciaron a mucha gente en esta feliz enfermedad que sigue siendo la beatlemanía) y discos de descartes (los tres dobles de la serie “Anthology” valen más que discografías enteras de otros grupos, y además con dos canciones nuevas de rechupete: “Free as a Bird” y “Real Love”).

Mención especial para ese colorista y estupendo álbum titulado “Love” (concebido para el Cirque du Soleil en el 2006), con imaginativas remezclas a cargo del excelente productor, arreglista y quinto Beatle George Martin, con la ayuda de su hijo Giles.
Y ahora vamos a repasar ya los discos en estudio del grupo más grande del universo conocido (parece ser que en Orión hay todavía más bandas de tributo a los Beatles que aquí). Y de paso, apuntar algunas versiones muy logradas a cargo de otros artistas…

 

13- YELLOW SUBMARINE (1968)

Seguramente el disco más infravalorado de la banda (ni siquiera ellos mismos confiaban en el proyecto ni se implicaron demasiado), en parte porque la mitad es la (muy recomendable) banda sonora que hizo George Martin para una de las mejores películas de animación de la historia (en el estudio, el eslogan que tenían colgado rezaba “lo contrario a Disney”), y la otra mitad una recopilación con dos canciones ya conocidas (el tema titular, sacado de “Revolver”, y “All You Need Is Love”, proveniente de “Magical Mystery Tour”), junto a cuatro temas “menores” (apreciación muy discutible) y/o descartes de sesiones del año anterior. Pues bien, repasemos: “Only a Northern Song” e “It’s All too Much” son dos formidables perlas psicodélicas de George que encajarían sin problemas en “Sgt. Pepper’s” o “Magical Mystery Tour”; “Hey Bulldog” es una vitamínica pieza que no desentonaría en absoluto en el Doble Blanco; y “All Together Now” es la canción perfecta (junto a “Yellow Submarine” y “Octopus’s Garden”), para inocular el bonito virus de la beatlemanía en niños de corta edad y que lo desarrollen con el tiempo. Yo lo conseguí con mi hijo (y de momento no se queja, más bien lo contrario).
Versiones recomendables: “All You Need is Love” (Elvis Costello, live 1985) / “It’s All Too Much” (Paul Gilbert, 2005) / “Hey Bulldog” (Laurence Juber, 2017).

 

12- WITH THE BEATLES (1963)

Con “With the Beatles” padecieron el “síndrome del segundo disco”, presionados para conseguir con rapidez material a la altura del debut (algo que le ha pasado a infinidad de artistas y grupos). Así, de las 14 canciones sólo la mitad son de Lennon/McCartney, y la que compone Harrison (la mediocre “Don’t Bother Me”) no apunta en absoluto al talento que demostraría después. De las seis versiones, destacan sobre todo “Roll Over Beethoven”, de Chuck Berry, y “Money (That’s What I Want”), del tándem Bardford/Gordy, un éxito del sello Motown. Pero es que además eran otros tiempos: el single, y no el álbum, era el Rey, y así dos de las mejores canciones de esa época aparecieron en sendos sencillos y no en el disco entero: “I Want to Hold Your Hand” y “She Loves You”. Del material Lennon/McCartney siguen sonando la mar de bien “It Won’t Be Long”, “All My Loving”, “Little Child” y “I Wanna Be Your Man”, que cedieron a unos primerizos Stones cuando el tándem Jagger/Richards aún no era tan diestro en el arte de componer las grandes canciones que estaban por llegar.
Versiones recomendables: “I Wanna Be Your Man” (The Rolling Stones, 1964) / “Little Child” (The Inmates, live 1987) / “Not a Second Time” (Terje Rypdal, 1995).

 

11- PLEASE, PLEASE ME (1963)

En enero de 1962 el grupo hizo unas sesiones para la Decca, el asunto no funcionó y acabaron fichando con la EMI. Entonces, ¿qué diferencia hay realmente entre esa primera maqueta bien grabada y “Please, Please Me”, su primer álbum oficial (dejando a un lado las grabaciones junto a Tony Sheridan en Hamburgo)? Pues en primer lugar, la elección de las canciones: tanto las versiones (“To Know Her is to Love Her”, “Bésame Mucho” o “Sheik of Araby”) como las propias (“Hello Little Girl”, “Love of the Loved” y “Like Dreamers Do”) que grabaron para la Decca eran muy flojas. Pero en un año dieron un salto de gigante, tanto con las versiones (arrolladora “Twist & Shout”) como con los temas propios (“I Saw Her Standing There”, “Please, Please Me” o “Love Me Do”). Sí, todavía había material de relleno pero, gracias a la sapiencia y el olfato de George Martin como productor, el grupo había puesto la primera y sólida piedra del edificio Beatle. Y ya nada en la historia del rock volvería a ser como antes.
Versiones recomendables: “P.S. Love Me Do” (Paul McCartney, live 1990) / “Do You Want to Know a Secret” (Snoopy’s Classiks on Toys, 1994) / “I Saw Her Standing There” (Allister, 2006).

 

10- BEATLES FOR SALE (1964)

El disco del agotamiento y, en cierto modo, un paso atrás. Si con “A Hard Day’s Night” Lennon/McCartney demostraban su torrencial creatividad asumiendo la composición del disco entero, con este “Beatles For Sale” tuvieron que echar mano de seis versiones para completar el álbum. Es lo que pasa si estás siempre de gira y además te obligan a grabar un segundo disco el mismo año y que esté a punto para Navidades… Sí, brilla la versión de “Rock ´n´ Roll Music” (Chuck Berry), con la voz de John llena de serrín, pero las demás se quedan a medio gas (incluso “Kansas City” le quedó mejor a su viejo colega Tony Sheridan). Pero, ojo, de las ocho canciones originales, varias han quedado para la posteridad: “No Reply”, “I’m a Loser”, “I’ll Follow the Sun” (rescatada de los tiempos de Hamburgo), “Eight Days a Week” y “Every Little Thing”. Lástima que una de las mejores tonadas de esas sesiones solo saliera en single: “I Feel Fine”, con ese feedback inicial tan logrado.
Versiones recomendables: “Every Little Thing” (Yes, 1969) / “Eight Days a Week” (Procol Harum, 1975) / “I’ll Follow the Sun” (The King’s Singers, 1986).

 

9 – A HARD DAY’S NIGHT (1964)

Si la beatlemanía causó estragos y agotamiento en los cuatro liverpulianos, afortunadamente no quedó reflejado en su tercer disco (banda sonora, además, de su primer largometraje). Por primera vez, todas las canciones son propias, tal era la efervescencia creativa de Lennon/McCartney, que encontraban cualquier momento y lugar en esos tiempos de absoluta locura para hacer brillar su increíble talento. Son trece canciones (la mayoría con John como motor principal) de una vitalidad juvenil contagiosa, pop en la mejor acepción del término. A destacar “A Hard Day’s Night” (con ese acorde inicial que sigue sorprendiendo por su originalidad), “I Should Have Known Better”, “Can’t Buy Me Love”, “Any Time at All” o “Things We Said Today”. Por cierto, aquí es cuando empezaron a utilizar guitarras de doce cuerdas (Rickenbacker, para ser más precisos), que aportaban un colorido muy especial, y que han utilizado con profusión gente como The Byrds, Pete Townshend (The Who), Tom Petty, Johnny Marr (Smiths) o Dave Gregory (XTC).
Versiones recomendables: “Can’t Buy Me Love” (Ella Fitgerald, 1964) / “I’ll Cry Instead” (Billy Joel, live 1983) / “A Hard Day’s Night” (Goldie Hawn, 1998)

 

8- LET IT BE (1970)

A pesar de ser un álbum deslavazado proveniente de las sesiones del frustrado álbum “Get Back”, “Let It Be” (con Billy Preston como invitado, tocando órgano y piano) no está huérfano de canciones no ya buenas, sino memorables. Porque ya me dirás qué son sino himnos como “Let It Be”, “Get Back” o “Across the Universe”. Y muy logradas les quedaron también “Two of Us”, “Dig a Pony” y “I’ve Got a Feeling”. El resto sí que es material más de relleno (incluso la normalita “One After 909” era de los tiempos de Hamburgo). Sí, mucha gente también incluiría como gran canción “The Long & Winding Road”, y les doy la razón, siempre y cuando sea la versión de “Let It Be… Naked”. Y es que el disco original no contó con la excelsa producción del siempre solvente George Martin, y se llamó a Phil Spector para que arreglara algunas canciones (para disgusto de Paul). Las cuerdas y coros que puso en algunos momentos suenan demasiado empalagosos, pero Paul consiguió resarcirse en 2003 con “Let It Be… Naked”, más austero y auténtico que el disco original de 1970 (y que además incluye la imprescindible “Don’t Let Me Down”).
Versiones recomendables: “Get Back” (Rod Stewart, 1976) / “Across the Universe” (Rufus Wainwright, 2002) / “Across the Universe” (Mar Vilaseca, 2018)

 

7- HELP! (1965)

Lennon estaba agobiado con la beatlemanía y “Help!” fue su grito de socorro autobiográfico. Claro que para paliar tanto ajetreo descubrieron la marihuana (gracias a Dylan), con la que también estuvieron entonados durante buena parte del rodaje de la película homónima. Pero puestos a comparar, la banda sonora gana por goleada al film. Contiene siete canciones que aparecen en la película, entre las que destaca el tema titular, “You’ve Got to Hide Your Love Away” (una de las mejores de Lennon, presumiblemente hablando de su mánager, Brian Epstein, que tenía que ocultar su homosexualidad), “You’re Going to Lose that Girl” (grandes juegos vocales) y “Ticket to Ride” (ritmo de batería de Ringo muy logrado). Y si en la primera mitad del álbum era Lennon el máximo protagonista, en la segunda destaca claramente Paul con dos temas muy especiales: “I’ve Just Seen a Face” (delicioso country-pop) y “Yesterday”, donde sólo toca y canta Paul (acompañado de un cuarteto de cuerda). A pesar de que no apareció en single en el Reino Unido (vaya miopes los de la EMI) hablamos no sólo de una de las mejores baladas del grupo o de toda la carrera de Paul en solitario, sino de una de las canciones más versionadas de la historia (ya son más de 2.200). No está mal para una canción que literalmente le vino a Paul en sueños y en cuya primera versión de la letra hablaba de lo mucho que le gustaban los huevos revueltos…
Versiones recomendables: “Yesterday” (Ray Charles, 1971) / “You’ve Got to Hide Your Love Away” (Eddie Vedder, 2002) / “I’ve Just Seen a Face” (Little Quirks, 2019)

 

6- RUBBER SOUL (1965)

A veces se considera este disco como el álbum folk de la banda. Y es que Dylan influyó al grupo, especialmente a Lennon. Pero sobre todo es el disco bisagra entre dos épocas: la de las tonadas desenfadadas de la beatlemanía y la de la maduración como grupo y la ampliación de su paleta estilística y sonora. Hay ecos de la primera época en canciones como “Drive My Car”, “The Word” o “Wait”, pero se nota una notable evolución en temas como “Norwegian Wood” (por lo visto, sobre un affaire de Lennon con una periodista), con George tocando el sitar, o la imprescindible “Nowhere Man”, con unos arreglos vocales impresionantes. Las letras también se alejaban de la simpleza de sus inicios: Paul hablaba indirectamente de su incomunicación con su novia de entonces, Jane Asher (en “You Won’t See Me” y “I’m Looking Through You”), mientras John apelaba a la nostalgia (más tarde incidiría en esa línea con “Strawberry Fields Forever”) con una de sus mejores baladas: “In My Life”.
Versiones recomendables: “In My Life” (Johnny Cash, 2002) / “I’m Looking Through You” (The Wallflowers, 2002) / “Michelle” (Carles Benavent, Tino Di Geraldo, Jorge Pardo, 1997)

 

5- MAGICAL MYSTERY TOUR (1967)

Tras “Revolver” y “Sgt. Pepper’s” (dos de las obras cumbres del grupo), “Magical Mystery Tour” parecía un plato recalentado, por aquello de aprovechar algunas canciones ya publicadas. Pero qué demonios, si dos perlas del calibre de “Penny Lane” y “Strawberry Fields Forever” fueron apartadas del álbum “Sgt. Pepper’s” para dar lugar al mejor single (doble cara A) de la historia de la música grabada, bien merecían figurar en este delicioso artefacto psicodélico (antes de un álbum como tal fue un doble EP, formato extraño donde los haya). Pero es que además está la estupenda canción que da título al disco, “Fool on the Hill” (mucha gente la adora, aunque no creo que sea de las mejores baladas de Macca), “All You Need is Love” (el himno por excelencia del Verano del Amor) o las lisérgicas “Blue Jay Way” (Harrison en pleno viaje astral) y, sobre todo, la lennoniana “I Am the Walrus” (inspirada en la sensacional “Alicia en el País de las Maravillas”, de Lewis Carroll). Por otra parte, “Your Mother Should Know”, “Hello Goodbye” y “Baby You’re a Rich Man” no solo no parecen material de relleno, sino que seguro que mucha gente vendería una porción de su alma por haber compuesto estas canciones tan aparentemente sencillas como tarareables.
Versiones recomendables: “Magical Mystery Tour” (Yellow Matter Custard, live 2003) / “Strawberry Fields Forever (Peter Gabriel, 1976) / “Strawberry Fields Forever” (Wayne Brasel, 1993).

 

4- SGT. PEPPER’S LONELY HEARTS CLUB BAND (1967)

El álbum conceptual que en realidad nunca fue. Sí, con las dos canciones del single aparecido poco antes (“Strawberry Fields Forever”/“Penny Lane”), y que George Martin lamentó no haber incluido en “Sgt. Pepper’s”, Lennon y McCartney apelaban a la nostalgia. Y quizás ese era el hilo conductor temático del nuevo álbum, pero sin una narrativa global. Aunque daba igual: el disco fascinó ya desde su abigarrada portada llena de personalidades dispares (Lennon quería meter también a Jesucristo y a Hitler…), en la que incluso los Beatles son personajes invitados (como figuras de cera: ¿una burla a la beatlemanía?) y los protagonistas son la colorista y lisérgica banda del sargento Pepper. Lennon negó que “Lucy in the Sky with Diamods” versara sobre su dieta favorita de entonces, el LSD, asegurando que se inspiró en un dibujo hecho por su hijo Julian. Paul mostraba su vertiente rockera con las dos partes del tema titular y la espléndida “Getting Better”, y salía airoso de su homenaje al music-hall con “When I’m Sixty Four”. Sin embargo, su faceta lírica con “She’s Leaving Home” no está a la altura de otras baladas suyas. Y es que, en esta ocasión, los arreglos no corrieron a cargo de George Martin (me quedo con la versión de Richie Havens). Ringo hacía suya la simpática “With a Little Help From my Friends”, mientras que George iba por libre con “Within You Without You”, con un hermoso diálogo entre los instrumentos hindúes y la sección de cuerda. Pero la perla del disco, y uno de los mejores temas de Lennon/McCartney, es “A Day in the Life”, mini-sinfonía que décadas después sigue cautivando.
Versiones recomendables: “With a Little Help From My Friends” (Joe Cocker, 1968) / “Within You Without You”-“Blue Jay Way” (Steve Khan, 1993) / “Getting Better” (Gomez, 1998).

3- REVOLVER (1966)

A pesar del agotamiento acumulado por las giras y la presión constante que suponía la beatlemanía, el grifo de la creatividad seguía fluyendo. Con “Revolver” se alejaban de su etapa más pop, iniciando la senda más experimental y progresiva, usando loops, cintas al revés y diversos efectos sonoros más propios de la música de vanguardia. Así, ayudados por el ingeniero de grabación Geoff Emerick (entonces con sólo 19 años), ofrecieron una colección de canciones increíble y muy variopinta: desde la inicial “Taxman” (todo un logro para George que el disco empezase con una canción suya), con un estupendo solo de guitarra de Paul, hasta la alucinógena “Tomorrow Never Knows” (con esos fascinantes sonidos de gaviotas que no son sino risas de Paul manipuladas), pasando por la melancólica “Eleanor Rigby” (con arreglos de cuerda inspirados en “Psicosis”, de Bernard Herrmann, quién lo iba a decir), las estupendas baladas “Here, There & Everywhere” y “For No One” (dos de las joyas ocultas de Paul), la psicodélica “She Said She Said” o la explosión soul de “Got to Get You Into My Life”. Y si “Revolver” ya es un álbum increíble de por sí, ni te cuento si se hubiese incluido el memorable single de esa época, “Paperback Writer”, con la no menos especial “Rain” en la cara B.
Versiones recomendables: “Tomorrow Never Knows” (Phil Manzanera & 801, live 1976) / “And Your Bird Can Sing” (The Jam, 1980) / “She Said She Said” (Gov’t Mule, 1998)

 

2- THE BEATLES (1968)

Veamos: George Martin se tomó unas vacaciones en medio de las sesiones; los Beatles apenas eran ya un grupo y grababan a menudo sus pistas por separado; a Ringo le dio un pronto y se largó cabreado unos días (Paul, el muy bribón, aprovechó para tocar la batería en un par de temas); el ingeniero Geoff Emerick también se fue a mitad de una sesión de grabación; Yoko estaba presente en el estudio, rompiendo la armonía del grupo… Y a pesar de tantos contratiempos, este doble álbum sigue siendo una fascinante galaxia de canciones y estilos inagotable. Martin hubiese preferido un solo disco en vez de doble, pero la insolencia compositiva de Lennon-McCartney (muchas de las canciones las compusieron durante su retiro espiritual en la India) merecía más espacio. Pocas canciones forman parte del imaginario colectivo del público en general, quizás “Back in the U.S.S.R.”, “Ob-La-Di, Ob-La-Da”, “While My Guitar Gently Weeps”, “Blackbird” y “Revolution 1”. Pero todavía nos quedan 25 temas más para redescubrir una y otra vez. ¿Favoritos? “Dear Prudence”, “Happiness is a Warm Gun”, “Martha My Dear”, “Sexy Sadie”, la proto-heavy “Helter Skelter”, “Long, Long Long”, la vodevilesca “Honey Pie”… ¿Cómo, que sobran canciones? ¡Ah, lo dices por “Wild Honey Pie”! Pues me parece la mar de original (y todavía es más psicópata la versión de los Pixies). ¿Y el collage abstracto “Revolution 9”? Si ya hicieron algo tan vanguardista como “Tomorrow Never Knows” dos años antes, esto no es sino un paso más adelante. Y si te parece estomagante, justo después te puedes desintoxicar con la canción con la que finalizan el doble blanco, “Good Night”, una de las mejores nanas de la historia (de hecho, ¿cuánta gente del rock ha hecho nanas…?) Y si 30 canciones no son suficientes, aún les sobró material para un par de singles con las magníficas “Lady Madonna” (con la cara B “The Inner Light, de Harrison) y “Hey Jude” (con la versión rockera de “Revolution” en la cara B), además de otros descartes reutilizados para sus discos en solitario, como la preciosa “Junk” de Paul.
Versiones recomendables: “Blackbird” (Jaco Pastorius, live 1985) / “Revolution” (Grandaddy, 2001) / “Dear Prudence” (Brad Mehldau, 2002).

 

1- ABBEY ROAD (1969)

El disco que podría no haber existido (tras el mal rollo que hubo durante las sesiones de “Let It Be” unos meses antes), acabó siendo no sólo la mejor de las despedidas posibles, sino el mejor álbum de los Beatles y uno de los discos más relevantes de la historia del pop-rock. Para hacer este fabuloso canto de cisne contaron de nuevo con George Martin, que aportó su mágica producción y unos arreglos orquestales precisos y preciosos, caso de “Something”. ¿Que no tenemos suficiente material y sí pequeñas ideas sueltas? No problem: facturamos con ellas una larga pieza de 16 minutos (rock progresivo avant la lettre). Y menuda suite: desde la inicial “You Never Give Me Your Money” hasta la soberbia “The End” (con breves y trepidantes solos de guitarra por parte de Paul, George y John), pasando por la cálida “Golden Slumbers”. Pero también están “Come Together” (da igual si es un medio plagio de Chuck Berry), “Oh! Darling” (con una de las mejores y aguerridas interpretaciones vocales de Paul), la simpática “Octopus’s Garden” de Ringo (que vale más que la mayoría de sus discos enteros en solitario) o las dos perlas de Harrison, “Something” (elegida para el single) y “Here Comes The Sun”, demostrando que podía mirar de tú a tú a John y Paul. Ningún Beatle en solitario, a pesar de sus muchos aciertos, ha llegado siquiera a igualar la magnificencia de esta joya musical imperecedera.
Versiones recomendables: “Come Together” (Joss Stone, live 2010) / “I Want You (She’s So Heavy)” (Umphrey’s McGee, 2015) / “Here Comes the Sun” (Jacob Collier, 2019)

P.D. Como en total aparecen 39 versiones recomendables (tres por cada uno de los trece discos oficiales en estudio), vamos a redondear la cifra hasta llegar a las 40 con la soberbia reinterpretación que hizo de “Hey Jude” Wilson Pickett en 1969. Y si alguien sabe de otras adaptaciones memorables, somos todo oídos. Beatles Forever!

Texto: Jordi Planas

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