Hay para asustarse. Cuando uno coge las más de 600 páginas que integran este volumen es inevitable pensar que la cosa puede ser dura, y más tratándose de un tema tan concreto y acotado como es hablar del country y el folk reduciéndolo a la era del Vietnam. Y, lo cierto es que, si no les interesa de por sí el tema, mejor empiecen por algo más suave. No porque este no sea un libro excelente en cuanto a documentación, sino más bien por todo lo contrario. Su lectura es recomendada para los iniciados en el tema que quieran escarbar un poco más y regodearse en el exquisito y escrupuloso trabajo de investigación que se ha pegado el autor. Analizando los orígenes y el auge del género en una época muy concreta en que los artistas podían dividirse prácticamente entre los que estaban de acuerdo con la guerra y los que no. Motivaciones, cambios de opinión, posicionamiento, antecedentes familiares…Me atrevo a decir que no falta nada. Eso hace su lectura considerablemente densa y necesaria de tranquilidad para afrontarla. Porque si no te sumerges en ella, estás perdido. En cambio, si lo haces, conseguirás no solo rememorar cosas que probablemente conocías sino descubrir mucha, mucha información. Y eso, para un libro de divulgación musical es algo que, se mire como se mire, no tiene precio.
Eduardo Izquierdo
