Primer álbum de John Hiatt en colaboración con una banda ya existente y con entidad propia, y nuevo acierto en el centro de la diana de una carrera de la que pocos pueden alardear. Grabado en plena pandemia, en los estudios RCA de Nashville, para la ocasión, el de Indiana ha recurrido al productor Jerry Douglas y su banda como soporte a unas canciones, una vez más, magníficas. De evidente sonido acústico – el grupo no cuenta con batería – no significa eso que estemos ante un disco tedioso ni nada parecido, porque la maestría de los músicos hace que su forma de tocar sustituya casi sin darnos cuenta a cualquier instrumento de percusión. Es cierto que algunos acusarán al viejo John de mantenerse en la tan recurrente zona de confort, y lo mismo sucede con la Jerry Douglas Band ¡pero ni falta que hace que la abandonen! En este álbum nos encontramos con un puñado de muy buenas canciones, que instrumentos como el dobro o el lap steel engrandecen tanto que no nos extrañaría que alguna de ellas pasara a englobar la lista de mejores temas del músico. Al tiempo. «Long Black Electric Cadillac», la tierna «The Music Is Hot» con esos coros, «Keen Rambler» o «Mississippi Phone Booth» son pura vida. Y es que si haces lo mismo de siempre, pero lo haces tan bien como la hace John Hiatt no puedes sino levantarte y aplaudir. Uno de los mitos vivos de nuestra era. Y no hay admito discusión.
Eduardo Izquierdo