Si el hombre es un lobo para el hombre, Lõbison, o el personaje por lo menos que mora en sus canciones, es un enemigo para sí mismo. O eso parece transmitir Juamba d’Estroso, que si hasta ahora se había comportado como la auténtica cabeza directora de este proyecto, en este nuevo disco ejercita dicho mandato con mayor rotundidad como consecuencia de la época de confinamiento, y sus consiguientes restricciones, que le han impulsado a encargarse casi en su totalidad de todos los aspectos que se pueden escuchar en dicho álbum.
Bajo el sugerente nombre de «Enemigo de lo auténtico», la vuelta de la formación andaluza se manifiesta, por las vicisitudes ya expresadas, bajo un formato más recatado musicalmente de lo habitual, optando por una instrumentación sobria, intimista y donde lo sustancial aparece en su forma más mínima y acotada. Características que ni mucho menos le alejan de una profunda e impactante interpretación -que bajo este formato le acerca todavía más a abisales songwriters como Scott Walker, Mark Kozelek o Nick Cave- ni sobre todo de una personal y canallesca lírica que no rehuye el contacto con otras tradiciones rítmicas.
Un cancionero donde lo trágico y reflexivo dibuja un bello camino con el que confrontar la realidad, recorrido del que participarán hasta siete voces femeninas invitadas (Elena Setién, Monica Navarro, Ana Béjar, Maria Guadaña, Laura Arias, Mati Pando y Ale Castillo) y del que nos disponemos a conocer más a través de las palabras de su propio autor.
Este es un disco realizado en plena época de confinamiento, ¿ha sido un tiempo que dadas esas restricciones ha facilitado encontrarse con uno mismo o por el contrario se ha hecho difícil buscar la inspiración?
Cuando compones te conviertes en un personaje, es inevitable. Aunque no lo quieras, estás conectado con todo lo que te ocurre dentro ti y a tu alrededor, conviviendo con lo cotidiano y con cualquier suceso social extraordinario. Así que, la inspiración es una trampa y las restricciones no te salvan de ella.
Y qué su sonido sea más artesanal, más recogido e introspectivo, ¿ha sido consecuencia de las circunstancias o ya habías barajado componer bajo esas características?
Llevaba mucho tiempo sin tocar, casi dos años. Cuando empecé a grabar los primeros ensayos de estas canciones, me gustó ese sonido desnudo, crudo y sin artificios que escuché. Continué así, realizando las grabaciones en directo, siendo para mi menos agotador y todo un alivio.
El hecho de ser tú mismo el artífice de prácticamente todo, ¿te ha hecho sentir algún tipo de vértigo ante la responsabilidad o por el contrario te has sentido más libre que nunca al ser el responsable total?
Está claro que me he quitado mucha responsabilidad de encima porque a una banda siempre la tienes que motivar para todo. Al mismo tiempo tienes que darles canciones que les impulse a tocar, ensayar, etc… Ahora, yo sólo, me he dejado llevar por las canciones, y ahí están las buenas y las malas.
Es innegable la fuerte influencia anglosajona en la música de Lõbison, pero también está latente la presencia de ritmos de otras latitudes, incluso locales, ¿crees que un disco como éste ha facilitado que se hagan más patentes esas influencias?
Sinceramente me han dominado los impulsos. Uno no puede evitar sus querencias, aunque quieras odiarlas, porque no las eliges tú, inevitablemente estás conectado con todas ellas. Lo único que te hace ir hacia un lugar u otro es lo que te remueve por dentro, la nostalgia.
El formato musical adoptado también ha propiciado un mayor peso de tu voz, que alcanza una presencia y personalidad tremenda, ¿ha sido un elemento en el que has puesto especial énfasis o una situación surgida naturalmente?
Ha sido un fallo que he tenido al grabarlas en directo. Me he grabado a mí mismo a la vez que tocaba la eléctrica y cantaba. No sé si sería por la posición del monitor de voz o qué, el caso es que no me escuchaba bien la voz y tenía que subir su volumen y claro, la guitarra y la voz están juntas en las dos pistas donde las grabé, así que no pude equilibrar la mezcla de ambas. Pero reconozco, que me gustó ese resultado.
En el disco hay una amplia representación de voces femeninas -hasta siete- que te acompañan en varios de los temas, ¿siempre tuviste claro al escribir las canciones que debían de contar con un contrapunto más delicado o fue algo que fue surgiendo paulatinamente? ¿Qué pretendías con la aportación de esa alta presencia femenina?
Cuando terminé de grabarlo todo, esas canciones a las que te refieres, declinaban hacia lo grave y me pedían añadir un timbre diferente, el cual lo han proporcionado sus voces maravillosas y con ellas, la gravedad de estas canciones consigue sostenerse.
Una de tus referencias musicales esenciales siempre ha sido Rafa Berrio, al que dedicas el disco, ¿ha tenido su presencia mayor peso, a modo de homenaje, que en otras ocasiones?
Desde que le conocí hasta el día antes que murió estuvimos en contacto. Nos hicimos muy amigos y le echo muchísimo de menos. Como eran sus canciones era él, un sol, una gran ser humano. ¿Cómo no va a ser una persona así una referencia? Aunque tu vida sea “auténtica”, las canciones de Rafa Berrio te ayudarán a vivir dos veces.
Y este tipo de sonido que marca el disco, más intimista, menos eléctrico y visceral, ¿ha desembocado también en unas letras diferentes o los consideras conceptos autónomos?
Aquí la sinergia es inevitable. No pueden bucear la una sin la otra.
”Enemigo de la auténtico” es un título con mucho peso y abierto a muchas significaciones, ¿de qué tipo de autenticidad te estás declarando enemigo?
El protagonista de esta historia está convencido de que vivimos en una dictadura de lo auténtico. Se declara enemigo de esa autenticidad ansiosa de resultados y de postureos que juega siempre a caballo ganador; de ésa que finge su docilidad; de ésa en la que una persona necesita reírse de sí misma para anestesiar la vida que lleva; de ésa que presume de los valores que alimentan las miserias humanas; de esa autenticidad panóptica con la que convivimos y que se dedica a aplastar nuestra dignidad y respeto con nosotros mismos. Este protagonista se ha convertido en un nihilista, se ha dado un gran golpe contra la pared de cristal de “la pecera sádica” que separa ese mundo “auténtico” (así lo ve él) de la nada.
Las letras son un elemento esencial en Lõbison, con su mezcla de lírica, crudeza y siempre crípticas, ¿de qué manera llegas a ellas, te apoyas mucho en influencias literarias o es una cuestión de trabajar y dar muchas vueltas al lenguaje?
Soy un inútil, así que prefiero dejarme llevar por mis impulsos.
En varios de los temas, sumada a esa preciosa portada encabezada por un pez henchido, pareces hacer mención a la imposibilidad de escapar de esa pecera que nos hemos creado; fuera la nada y dentro las mentiras, ¿es el retrato el disco de una época en la que te has sentido especialmente descreído?
Por muy descreído que me sienta, no dejo de ser un cobarde al que le gustaría ser un enemigo de lo auténtico como lo es el protagonista de estas coplas acuáticas.
¿De qué manera valoras un disco como este: como una anomalía consecuencia de las circunstancias o como un camino nuevo emprendido por el que seguir?
Como una invitación al deleite de la contemplación de las cosas infinitas.
Y siguiendo con anomalías, ¿es un trabajo pensado para ser tocado en directo o es algo que no te has planteado?
Aún es algo que no me lo he planteado.
Texto: Kepa Arbizu