Estrena discográfica una de las mentes más brillantes del pop de guitarras actual. Lo hace con su decimoquinto trabajo en estudio y la impresión de que ha recuperado la pulsión que parecía haber, no ya perdido, sino conservado en formol en sus dos trabajos anteriores. Enérgico y visceral, pero cuidando la melodía, como siempre, Sweet entrega su colección de canciones más oscuras – que no está la cosa para muchas fiestas – pero también la que da a las guitarras mayor protagonismo, y eso es una gran noticia. Eso sí, que nadie confunda oscuridad con pesimismo, porque aquí hay una cierta línea de optimismo y, sobre todo, mucha esperanza. «Challenge The Gods» o «Give A Little» son buena prueba de lo que digo. Y es que con esos riffs y esa forma de encarar una canción, la vida solo puede ir mejor. Bienvenido de nuevo al redil Matthew. Necesitábamos un disco como este y tú nos lo has dado. Solo deseamos verte pronto presentándolo en nuestros escenarios.
Eduardo Izquierdo