Enemigo declarado de medias tintas, paños calientes u circunloquios, Josele inicia el recital con una copla de rotundo mensaje: pensar no vale de nada. Demoledora reflexión que adquiere especial dimensión en estos momentos que vivimos, así mismo exponente máximo de la actitud vital de su autor, la del francotirador que observa el día a día pertrechado tras la trinchera de una castiza socarronería que, más aún en formato solitario, revela una personalidad forjada a base de encajar las muchas hostias y menguadas caricias con las que te obsequia la existencia. Guitarra acústica en mano, acompañado por las otras seis cuerdas del versátil David Krahe, ambos mostraron sus habilidades para tenernos más que absortos las dos horas del recital, teniendo en cuenta que ni las circunstancias ni el pétreo entorno ayudaban lo más mínimo. Pero su destreza en la composición de un set list que tiene mucho y bueno de lo que tirar, más las roncas pero certeras palabras del oficiante, hicieron que esos ciento veinte minutos volaran, engatusándonos con las negras historias de <<Un Guardia Civil>>, el humor montaraz de <<Cachorrilla>> o la seca y muy celebrada rotundidad de <<Desde El Jergón>>. Liberados al fin de la esclavitud de la silla de plástico, una rotunda ovación con el público puesto en pié agradeció esta velada de música en carne viva.
Texto Manuel Borrero
Fotos: Christian Gálvez
