Es medianoche en el local de ensayo de la banda, cercano a Jackson Heights, Queens, barrio neoyorkino donde reside Steve Wynn. En esa hora incierta y algo bruja, que aúna el fin y el comienzo del día, la banda lleva acumulada más de doce horas de pruebas, repasando viejos temas e ideando arreglos para futuras presentaciones en directo. Stajanovistas del trabajo, deciden que cual manera mejor para desconectar, para aterrizar suavemente antes de recoger los bártulos e irse a descansar, que lanzarse a una espontánea jam sin ideas preconcebidas, a ver donde les lleva la inspiración en ese momento oscuro en que el callo está bien caliente después de una larga jornada de trabajo.
Afortunadamente alguien ha dejado la grabadora en marcha, y nadie pulsa el botón de stop hasta después de dos horas de improvisación. No es hasta varios días después cuando deciden chequear el resultado de esos momentos de vuelo sin motor, y, como le ocurrirá al oyente cuando se enfrente a este nuevo disco, quedan sorprendidos del resultado obtenido. Sin preparativo alguno han registrado lo que terminará concretadote en cinco temas, una hora de música en expansión que suena fresca y enrevesada al mismo tiempo, largos desarrollos en los que dan la cara los nutrientes musicales que alimentan a esta singular banda que vive una segunda juventud que nada tiene que envidiar a sus inicios. Curiosamente, The Universe Inside mantiene ciertos puntos de conexión con aquel rugoso y efervescente The Days Of Wine And Roses con el que nos engatusaron hace treinta y ocho años: la grabación de su deslumbrante debut se realizó en directo, sin apenas overdubs, cualidad que subrayó aquella nutritiva mixtura que alguien en su momento calificó, acertadamente, como un cruce entre The Velvet Underground y Crazy Horse. Nada de esas enseñanzas perviven en este nuevo trabajo, pero el espíritu libre que motorizó aquellos primeros pasos si que les sigue acompañando, si bien ahora los hados inspiradores de llaman Can, The Soft Machine, John Coltrane o Albert Ayler.
Epitome de todo lo antes mencionado, y quizás el tema que mejor define sus nuevas intenciones sea el inicial “The Regulator”; en principio, y en una versión de cuatro minutos, fue el primer corte enviado a la discográfica, para tantear su reacción ante tan drástico golpe de timón. La respuesta del editor fue contundente: le gustaba, pero querían la versión larga, lo que venía a confirmar que habían entendido a la perfección las nuevas intenciones de la banda. Por lo tanto adiós a la idea inicial de lanzar este solo tema como edición especial para el Record Store Day, formato quinientas copias limitadas, y bienvenidos a los casi veinte minutos originalmente registrados, quiero pensar que situado al principio del disco por que resume y expande milimétricamente todas las ideas que bullían por las cabezas de sus autores: burbujeante, esponjoso, preñado de un ritmo gomoso, magníficamente aderezados con unos toques de teclado, cortesía de Chris Cacavas, que recuerdan las brillantes colaboraciones de Herbie Hancock con Miles Davies, su misterioso y sensual speach de fondo te atrapa como si fuera un score descartado para alguna ignota cinta erótica de los setenta. En definitiva, lo más parecido a música de jazz registrado nunca por The Dream Syndicate.
En esa tesitura soñadora, arrebatadamente psicodélica según marcaban los viejos cánones, se conduce el resto del disco, principalmente instrumental. En otros de sus momentos más brillantes, a pesar de que el elevado nivel hace difícil señalar unos sobre otros, “Apropose Of Nothing” se va calentando hasta cuadricularse en germánico y robusto ritmo, crescendo que termina explotando dentro de la cabeza del oyente sin estridencia. Cercana pero a la vez distante, quizás sea “The Longing” el corte con una estructura más convencional de canción, manteniendo la brillante inspiración de algún tema de su anterior These Times.
El mismo día de su lanzamiento Steve Wynn, preocupado, dudaba en declaraciones a un afamado portal discográfico sobre la reacción de su público ante tan drástico cambio de dirección, pero él mismo se daba la respuesta: si algo representa The Dream Syndicate es ese impulso libre y expansivo, tan presente en el pasado que representa “That´s What You Always Says” como en la sinuosidad de sustrato casi funky –“Dusting The Rust Off”- que satura mis oídos mientras cierro esta reseña. Y concluía, con mi total anuencia, que The Universe Inside va a terminar convirtiéndose, tanto nominalmente como sobre todo por la música que contiene, en idóneo compañero de estos más que bizarros momentos que nos ha tocado vivir, perfecto para bucear a fondo en nuestro universo interior.
Texto: Manuel Borrero
Foto: Sergi Fornols
