Una de las mejores cosas en cuanto a lo musical que nos ha traído este confinamiento ha sido la publicación del nuevo disco de Jack Grelle.
Al mismo tiempo, una de las peores, ha sido el aplazamiento – esperemos que no suspensión – de su gira por nuestro país en la que pensaba acompañarle el mismísimo Hendrik Röver. Pero vayamos a lo positivo, este magnífico trabajo que confirma al de St. Louis como uno de los grandes songwriters de la roots music actualmente. Diez canciones que tantean los sonidos del cantautor country clásico, pero también del rock americano más efusivo, y que dan forma a un trabajo variadísimo estilísticamente. Siguen ahí sus historias sobre corazones rotos y almas descarriadas, en eso poco ha cambiado de sus anteriores entregas. El paso adelante lo observamos en esa heterogeneidad de sonido –hasta rock made in Stones van a encontrar por ahí – que hace que el disco funcione, dando al oyente los suficientes inputs como para que permanezca atento a una escucha agradecida desde el primero de sus intentos. Su barba parece que no para de crecer, y su capacidad para hacer buenas canciones tampoco.
Texto: Eduardo Izquierdo