¿Ponerse al límite? quizá sea ese el significado subliminal del título del nuevo disco –el quinto- de la que probablemente sea la mejor banda de garage (y punk y pop) que ha dado Barcelona en la ya finalizada década de 2010. Si Francis Riera, Enric Bosser y sus The Meows fueron lo mejor de la primera década del milenio, en esta segunda, cabría señalar a Yago Alcover (voz y guitarra), Pol Rodellar (bajo) y Arnau Sanz (batería). Los dos primeros son miembros originales, y llevan poco más de diez años enfrascados en un proyecto que ha sufrido varios cambios de formación sin dejar de evolucionar su sonido en positivo.
En una primera época publicaron dos álbumes bajo el sello local Sones, el homónimo Mujeres (2010) y Soft Gems (2012); con el inglés como idioma principal y con los Martines en la banda, Martín Gutiérrez a la batería y Martí Gallén a la guitarra solista. Una fase cuarteto explosiva, de sonido lo-fi desvergonzado y gamberro, pero también de audaz factura técnica. En su última grabación juntos, “Aquellos Ojos” (Canada, 2014), pasaron a cantar solo en castellano, lo cual a posteriori trascendió como una señal de cambios.
En 2015 Martín lo deja y entra Aitor Bigas, que ya participaba con Yago en Univers. Graban el LP Marathon y el single Lose Control, trabajos bisagra que marcaron el camino hacia otra era de profunda renovación, pues Gallén también acaba saliendo. No reclutan a otro guitarra, importante decisión, ya que el diálogo entre las dos doce cuerdas era crucial para su plan; además, Arnau Sanz substituye a Aitor a las baquetas. Con forma de powertrío pasaron a Sonido Muchacho y publicaron el LP Un Sentimiento Importante (2017) y el EP Romance Romántico (2019), cantando en castellano. Esa y otras referencias ibéricas en el mensaje, como el diseño de Pol y el color de algunas melodías, les permite dar a entender mejor su idea musical: referenciarse en los años sesenta de manera sutil, sin caer en el revivalismo, creando algo nuevo.
Al parecer el concepto del álbum parte de “Feels Death”, la desajustada traducción de un tema del disco anterior, que les sirve para expresar el concepto de límite sistémico con el que encabezamos esta reseña: “Si todo se va a la mierda, busca pequeños espacios de felicidad”. Lo cierto es que la canción “Siento Muerte” se antoja como su mejor producción en este trabajo. Un cañonazo sin mecha que, inicia con un enérgico bajo y tras un controlado acople de guitarra te explota en las cejas con la frescura de un cubazo de agua fría. Es sencilla, pero efectiva. Una genialidad. Podría decirse que tiene querencia post-punk, pero está tan recién sacada del mar, que no te planteas otra cosa que ponerla en la parrilla y zampártela. El debate que establecen Pol y Yago con guitarra y bajo en esta nueva etapa en trío, en general tiene más espacio, es más inteligible, y éste es un claro ejemplo.
Otra joya: “Cae la Noche”, que es digna de un paseo por los derribados –hace una generación- chiringuitos penibéticos de la playa de la Barceloneta. Fusionar dos estilos distintos es difícil, pero cocinar con los ingredientes necesarios y elegir solamente un sutil aderezo, una pizca, una brizna de rumba en la voz y que el filete lo ame y te lo haga ver en los oídos, no es una ocurrencia, es una conexión celestial. Mujeres no saben nada de rumba, y probablemente ustedes tampoco, y ahí está la gracia. Además es un toque que engrandece y diferencia; “Vete con él”, del anterior álbum, ya incorporaba ese especiado ibérico.
Luego está el desdoble de “A veces golpes”, una lenta y otra rápida. La lenta marca el tempo entre doo wops. Es una bonita balada, pero construida con apasionado enardecimiento, con unos efectos de guitarra poderosos. Ahora bien, si pinchas la rápida inmediatamente a continuación, su 1-2-3, te cortará las venas. Son los Mujeres del estado gaseoso al estado sólido sin pasar por el líquido. En “Tu y yo” sorprenden las voces, plenas y al límite de romperse. En general han realizado un concienzudo trabajo vocal en todo el disco, que da sus frutos pues subraya los temas con fluorescente. En “Besos”, otra balada, demuestran dominar la voz común y el uso de los coros. Por otro lado “Un gesto brillante”, “Colapso”, “Momento exacto” y “Todo bien” gozan de una turgente melodía y de un beat que las proyecta, que las hace volar. Conclusión, un racimo de temas intensos y a la vez muy pop, de una gente –estos feministas- que tiene talento, oficio y merece más repercusión.
Texto: Pacus González Centeno