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Está bien claro que los grupos legendarios de finales de los 60/principios de los 70 viven más de rentas, reediciones golosas y giras nostálgicas que de nuevas entregas discográficas con enjundia. De hecho, los protagonistas de este artículo no han publicado nuevo disco en estudio desde el año 2003. Pero su gira europea del 2016 fue una buena excusa para dedicar un merecido artículo a King Crimson, legendaria banda que ha ayudado a expandir las fronteras musicales en diversas encarnaciones, siempre con el carismático guitarrista Robert Fripp al frente.
LA CONFUSIÓN SERÁ MI EPITAFIO (1969-1972)
Hyde Park Londres, 5 de julio de 1969. Los Rolling Stones ofrecen un concierto gratuito al aire libre ante un público de unas 500.000 personas. Como teloneros cuentan con un nuevo grupo que todavía no ha sacado ningún disco: un cuarteto formado por el bajista y cantante Greg Lake, el saxo y teclista Ian McDonald, el batería Mike Giles y el guitarrista Robert Fripp, además del letrista Pete Sinfield (que bautizó al grupo con el nombre de King Crimson, sinónimo de Belcebú, que proviene del árabe B’il Sabab, “el hombre con un propósito”). Pero lo que los hijos del Verano del Amor presenciaron en ese parque fue algo rompedor. Algunos temas parecían evocar el fantasma de una psicodelia que languidecía rápidamente, con letras desasosegantes. Y para acabar de confundir al personal, una pieza radical: “21st Century Schizoid Man”.
Cuando apareció “In the Court of the Crimson King” (octubre de 1969) fue muy bien recibido por crítica y público, pero el grupo se estaba desintegrando. Greg Lake ya tenía un pie en el súper grupo Emerson, Lake & Palmer, por lo que en el segundo disco de KC, “In the Wake of Poseidon” (1970), sólo aparecía como cantante, ocupando Pete Giles la plaza de bajista (compinche de Fripp en su anterior proyecto, los estrambóticos Giles, Giles and Fripp). Fripp perdía, además, al compositor clave del disco de debut del grupo, Ian McDonald (sustituido aquí por Mel Collins). Se llegó a pensar en Elton John como cantante, pero Fripp vio rápidamente que no encajaría en su fábrica de paranoias sonoras. Con “Lizard” (1970) Fripp siguió al mando, esta vez con la base rítmica formada por Gordon Haskell (bajo y voz) y Andy McCulloch (batería) y de nuevo Collins a los vientos.
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El baile de personal continuó con el cuarto disco de la banda, “Islands” (1971) que contó con dos nuevos fichajes: el batería Ian Wallace y el cantante-bajista Boz Burrell. Aquí el grupo mejoraba la fórmula de los dos anteriores discos de alternar pasajes líricos (“Formentera Lady”, “Islands”) con otros más dislocados (caso de “Sailors’ Tale”, una de las mejores piezas de la banda). Pero tras la gira de presentación hubo una desbandada general, parece ser que debido a las directrices algo tiránicas de Mr. Fripp: Collins se fue con Camel; Burrell con Bad Company; Wallace se convirtió en músico de sesión (Steve Marriott, Bob Dylan o Jackson Browne); incluso Sinfield dejó de ser el aliado de Fripp (produjo el primer disco de Roxy Music y escribió letras para EL&P y los italianos Premiata Forneria Marconi). Quedaba como testamento de esa formación el directo “Earthbound”, con sonido paupérrimo (Fripp sacó en el 2002 el mucho más recomendable “Ladies of the Road”). Así, después de casi cuatro años de duro trabajo, cuatro discos en estudio y muchos cambios de formación, Fripp estaba solo. Tocaba reinventarse, y vaya si lo hizo.
TELEPATÍA SONORA (1972-1980)
Para la nueva formación, Fripp contó con el batería Bill Bruford, que dejó a Yes justo después de grabar el excelente “Close to the Edge”, para seguir evolucionando como músico. También reclutó al bajista y cantante John Wetton (ex Family), el violinista David Cross y el percusionista Jamie Muir. El letrista sería un amigo de Wetton, Richard Palmer-James (ex Supertramp). En octubre de 1972 salieron a la carretera, y la prensa se hizo eco sobre todo de la teatralidad de Muir, que utilizaba objetos recogidos de la basura como elementos de percusión, y que además llegaba a morder cápsulas con tinta roja emulando echar sangre. Todo un personaje que no desentonaría en la Fura dels Baus. Al año siguiente el grupo publicaba “Lark’s Tongues in Aspic”, un álbum que asumía más riesgos estilísticos (si cabe) y que coincidió con la salida de Muir (ingresó en un monasterio budista en Escocia). El cuarteto restante sacaba en marzo de 1974 “Starless and Bible Black”, que contenía parte del material grabado en directo. Luego siguieron de gira, y en Estados Unidos a veces se les calificó como banda de rock duro. El violín a menudo quedaba relegado ante la magia del mellotrón, la guitarra incendiaria de Fripp y la tremenda base rítmica de Wetton/Bruford.
Así las cosas, tras finalizar la gira estadounidense se le dio puerta a Cross y el trío restante grabó el musculoso “Red”. Se tanteó el regreso de Ian McDonald, el cual participó en la impresionante “Starless”, pero Fripp estaba quemado y necesitaba un descanso, así que disolvió la banda (en 1975 aparecía el directo “USA”). Sobre esta etapa conviene destacar las improvisaciones casi telepáticas. No estamos hablando de jazz ni de vanguardia vacua, sino de un nuevo lenguaje que, partiendo del rock, exploraba terrenos inéditos con resultados sorprendentes. Cross comentó al respecto: “La mayor parte del tiempo nuestras improvisaciones surgen del horror y el pánico”. Especialmente recomendable es “The Great Deceiver”, un estuche con cuatro cd’s que documentan esa volcánica etapa de King Crimson, repleto de esas estupendas improvisaciones.
Bruford y Wetton tocaron luego en el súper grupo UK, con un primer disco homónimo antológico publicado en 1978 (junto al teclista/violinista Eddie Jobson y el guitarrista Allan Holdsworth), mezclando progresivo y jazz rock. Por su parte, Fripp ingresó en la Academia Internacional para la Educación Continua, de J.G. Bennett (seguidor de Gurdjieff), donde realizó un profundo auto-análisis que le sirvió para afrontar futuras aventuras musicales desde otra perspectiva. A partir de 1977 empezó a colaborar con gente como Peter Gabriel, David Bowie (“Heroes”), Blondie, Daryl Hall o Talking Heads, fijando su residencia en Nueva York. Tras diversos proyectos musicales (como The League of Gentlemen en 1980 o el desarrollo de sus “frippertronics”, música ambiental que venía realizando junto a Brian Eno desde hacía unos años) y discos en solitario (como el fabuloso “Exposure”), Fripp decidió en 1981 montar un grupo con más visión de futuro: Discipline.
RENOVARSE O MORIR (1981-1993)
Recuperando a Bruford, Fripp contó además con dos músicos norteamericanos: el guitarra/cantante Adrian Belew (había tocado con Frank Zappa o David Bowie) y el bajo/stick Tony Levin (músico en un sinfín de sesiones), y al poco tiempo el grupo cambió el nombre de Discipline por el de King Crimson, a sugerencia del líder de Roxy Music (con quien KC compartía sello), Bryan Ferry. La ampliación de la paleta sonora fue espectacular: el citado stick, guitarras sintetizadoras y batería electrónica. En 1981 sacaron “Discipline”, con una mezcla alucinante de minimalismo, guitarras circulares e influencias rítmicas africanas o balinesas, todo ello con momentos histriónicos marca de la casa. Pocas bandas de los setenta se reinventaron con tal destreza como King Crimson.
Al año siguiente publicaron “Beat”, un disco considerado continuista por repetir en cierta manera la misma fórmula de “Discipline”, pero con material a menudo al mismo nivel creativo. Y como no hay dos sin tres, tras un año en el que se abortaron unas sesiones (parte de las cuales están disponibles a través del sello de Fripp), el grupo grabó “Three of a Perfect Pair”, de nuevo con el mismo cuarteto. El disco contenía una mitad más relativamente comercial (con el bailable single “Sleepless”) y otra más vanguardista. De los años ochenta quedan también un par de vídeos (“Live at Frejus” en el 82 y “Live in Japan” en el 84) y un doble cd con el último concierto de la gira de 1984 (el muy recomendable “Absent Lovers”).
De nuevo, el grupo se tomaba un largo descanso, en el que Belew aprovechó para volver a colaborar con Bowie y seguir con su carrera en solitario (recomendables “Young Lions” o “Inner Revolution”), Bruford alternó su carrera jazzística con un breve retorno a Yes, y Levin prosiguió con su larga ristra de colaboraciones. Fripp, entre otras cosas, creó el Guitar Craft (una serie de seminarios de guitarra con una nueva manera de afinar la guitarra), así como el sello Discipline Global Mobile, con multitud de grabaciones en vivo de diversas épocas. Pero la bestia carmesí estuvo en hibernación durante diez años.
ONOMATOPEYAS EN PROGRESIÓN (1994-1999)
Entre los seminarios del Guitar Craft había un alumno muy aplicado, el norteamericano Trey Gunn. Fripp lo reclutó para algunos de sus proyectos, como la banda Sunday All Over the World (con la mujer de Fripp, Toyah Willcox) o el disco “The First Day” (1993) junto a David Sylvian y la gira posterior. Y de ahí a militar en los nuevos Crimson, un paso. A Fripp se le ocurrió reforzar la base rítmica y establecer un doble trío. Así, al cuarteto ya conocido de Fripp-Belew-Levin-Bruford, añadió a Gunn con el stick y a Pat Mastelotto a la batería (militó en Mr. Mister y luego hizo sesiones para grupos como XTC, con quienes grabó el estupendo “Oranges & Lemons”). El grupo sacó en 1994 el mini-LP “Vrooom” como avanzadilla del álbum “Thrak”, que recuperaba mucho más la dureza de los tiempos de “Red” que las guitarras circulares de los años 80. Además, incorporaba elementos de rock industrial (la sombra de Trent Reznor es alargada). De las giras de esos años salieron varios directos, como “B’Boom: Live in Argentina” y “Thrakattak”, lleno de improvisaciones (aunque no tan logradas como las de 1973/74).
En 1997 el grupo se reunió en Nashville de cara a un nuevo disco en estudio, pero las sesiones fueron insatisfactorias. Fripp optó por la “fractalización” de la banda y trabajar por separado en lo que serían cuatro “projeKcts” entre 1997 y 1999, de cara a crear nuevo material para el futuro disco del grupo. Existen varias grabaciones tanto en directo como en estudio (donde a menudo quienes más destacan son Trey Gunn y Pat Mastelotto por sus imaginativas aportaciones). Para iniciarse en esa época del grupo es recomendable “The Deception of the Thrush: A Beginners’ Guide to ProjeKcts”, un bonito resumen publicado en 1999.
NUOVO METAL (2000-2016)
Ya sin Levin ni Bruford, el cuarteto restante publicó “The ConstruKction of Light” en el año 2000, que recupera las secuencias circulares de guitarras de su trilogía de los 80’s y momentos de metal industrial planteados en “Thrak”. También ofrece nuevas versiones de temas clásicos de la banda: “FraKctured” y “Larks’ Tongues in Aspic – Part V”. Así como en “Thrak” Gunn y Mastelotto estaban algo supeditados a lo que hacían Levin y Bruford, aquí dan rienda suelta a su inventiva, como demuestran el tema que da título al disco o el que lo cierra, “ProjeKct X” (harían después un disco entero bajo este nombre, aunque no tan creativo).
Si “Thrak” tuvo un EP de avanzadilla, el siguiente disco en estudio iba estar precedido por dos: “Level Five” y “Happy With What You Have to Be Happy With”, donde se presentaban, entre otras, varias composiciones que luego serían regrabadas en versiones diferentes, como “Dangerous Curves”, “Eyes Wide Open” o las que daban título a los respectivos EP’s. Con “The Power to Believe” (2003) incidían una vez más en la vertiente dura de la música; de hecho, el título original previsto para el álbum era “Nuovo Metal”, por lo que da una idea de por dónde iban los tiros. KC se desmarcaban de nuevo del género progresivo para transitar más que nunca en los nuevos caminos del metal industrial, con sonido y portada apocalípticos. No es casualidad que salieran de gira con otros marcianos sonoros como son Tool.
Fripp disolvió la banda en el 2004 para centrarse en proyectos diversos: multitud de grabaciones de archivo a través de su sello discográfico, dar seminarios de guitarra, supervisar las reediciones del catálogo del grupo (con remezclas de Steven Wilson) o litigar con los responsables de E.G. Records, que controlaron los pasos de la banda hasta 1984 y, por lo visto, también se apropiaron de un buen pellizco de los royalties. También, entre otras cosas, salió de gira junto a Steve Vai y Joe Satriani; junto a Adrian Belew en el año 2006 bajo el nombre de ProjeKct 6; colaboró con el flautista/saxofonista Theo Travis; en 2008/2009 reunió brevemente a KC (con Belew, Levin, Mastelotto y el ex batería de Porcupine Tree Gavin Harrison) para unos cuantos conciertos con motivo del 40º aniversario del grupo; y en el 2011 publicó “A Scarcity of Miracles”, bajo el subtítulo de A King Crimson ProjeKct, junto al guitarrista/cantante Jakko Jakszyk (estuvo en la 21st Century Schizoid Band con otros ex miembros de KC versionando temas del rey carmesí) y el saxo Mel Collins, con la colaboración de Tony Levin y Gavin Harrison. Dos años después surgieron (sin Fripp) The Crimson ProjeKct de cara a un par de giras, con Belew, Levin y Mastelotto entre los seis integrantes.
Desde septiembre de 2014 King Crimson ha vuelto a la carretera, esta vez en formato de septeto y con tres baterías: Fripp, Collins, Levin, Jakszyk, Harrison, Mastelotto y Jeremy Stacey (también batería, que sustituye a Bill Rieflin en la actual gira europea). Han publicado un recopilatorio (“Elements”) y tres directos: “Live at the Orpheum” (2015), “Live at Toronto” y “Radical Action to Unseat the Hold of Monkey Mind” (ambos en 2106). Se habla incluso de un posible álbum en estudio, pero la ausencia de Adrian Belew (estratosférico guitarrista y creador de memorables melodías) pesa demasiado. Aunque si no hay nuevo disco tampoco importa demasiado: pocas bandas tienen una discografía tan variada, coherente y estimulante como King Crimson.
Texto: Jordi Planas
Artículo publicado en el nº 342 de noviembre del 2016
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