Justicia histórica, recuperar el segundo álbum de Miguel Ríos rondando el medio siglo desde su publicación original. Un disco atípico, con Rafael Trabucchelli ejerciendo de productor tras el acierto comercial que supuso su alianza con el arreglista Waldo de los Ríos para convencer a Miguel de la idoneidad de plastificar su famoso «Himno de la Alegría» y lanzarlo como sencillo. Conocido de sobras su éxito, capaz de abrirle las puertas del mercado norteamericano. Ahí, en el país de las barras y estrellas, el granadino entró en contacto directo con la contracultura que arrasaba en la segunda mitad de los años sesenta, y se notó contundentemente en este trabajo… atípico. ¿Por? Por la convivencia entre temas eminentemente melódicos y canciones de fuerte poso roquero, justo los que registró acompañado por la banda británica The End. Los protegidos de Bill Wyman, exacto, integrados en la pujante y todavía minoritaria escena local. Su teclista, Nick Graham, se implicó incluso en la composición de piezas como «Ella Se Fue» o «Ponle un Poco de Sabor a tu Vida», y juntos ofrecen una cara A repleta de ritmo. En el reverso se marcan al alimón un castellanizado «Jailhouse Rock» y ceden espacio a aportaciones de Fernando Arbex, «Al Salir el Sol», y al celebérrimo himno. Un clásico, se mire como se mire.
ALFRED CRESPO
