Bajo este nombre de apariencia cotidiana se esconde uno de esos músicos que ejerce de anónimo pero necesario eslabón a la hora de conformar el rico paisaje del rock americano en estas últimas décadas. Su participación en Centro-matic, South San Gabriel o Monsters Of Folk son solo partes de una biografía que ha seguido creciendo a través de una carrera en solitario relacionada en sus formas con los citados proyectos. Manteniendo buena parte de las constantes perceptibles a lo largo de su curriculum, principalmente esa tensión creada entre electricidad y delicadeza, este nuevo trabajo sin embargo decanta la balanza hacia un sonido más desértico y crudo, impulsado por la constante intensidad emanada de unas percusiones que implementan, ya desde una oscura apertura, el primitivismo del ambiente. Entre guitarras de excitante viveza, a la altura de los Crazy Horse de Neil Young, y una sobria emotividad, digna de Nick Drake («Need of Trust and Thunder»), convive un disco dominado por un agreste entorno —que enseña sus mejores galas en la emocionante «Shadow Matter»— en el que reluce extraordinaria la piel curtida y áspera de Will Johnson.
KEPA ARBIZU