La historia del rock es impredecible y necesitaríamos varias vidas para entender todo lo que sucedió en un año tan mágico y dramático como el de 1969. Entonces el hombre llegó a la luna, la película Easy Rider encendió todas las alarmas del Hollywood más conservador, el festival de Woodstock demostró que los jóvenes podían vivir en paz y amor —aunque solo fueran tres días— y en Altamont terminó un sueño que justo acababa de empezar. En medio de aquel caos psicodélico, Creedence Clearwater Revival se posicionó como la banda más popular de Norteamérica y lanzó tres álbumes en 365 días frenéticos que entraron directamente en el Top 10 de las listas de ventas y marcaron su leyenda para la posteridad. Aprovechando el quincuagésimo aniversario de esa gesta discográfica sin precedentes, el sello Craft Recordings reedita en vinilo de 180 gramos dos de aquellos títulos tan emblemáticos de la banda de John Fogerty: Green River y Willy and the Poor Boys. Muchos aficionados se preguntarán cuál es el valor añadido de esta enésima estrategia comercial a la que nos tienen acostumbrados desde el otro lado del charco. Y la respuesta es bien simple, porque ambos discos han sido masterizados a media velocidad en los estudios de Abbey Road por el ingeniero Miles Showell a partir de las cintas analógicas originales con el objetivo de conseguir un sonido más nítido y fiel en los contrastes dinámicos. Además, es la primera vez que estas dos referencias estarán disponibles individualmente y con una presentación idéntica a la de su primera edición. Un viaje en el tiempo que aprovecha lo mejor de la tecnología actual para que podamos reencontrarnos en el tocadiscos con clásicos como «Bad Moon Rising», «Lodi», «Wrote a Song for Everyone», «Fortunate Son», «Down on the Corner» y «Midnight Special».
DAVID MOREU
