Encuentros

Silvana Estrada, “Nunca he sentido la necesidad de agradar”

 

Silvana Estrada (México, 1997) se ha erigido como una de las voces jóvenes más influyentes de México sin apenas contar con un sencillo publicado. Todo su trabajo y su suerte le ha llegado a través de las redes sociales y de los miles de seguidores que cosecha a lo ancho del mundo y que exigen de manera ferviente, una y otra vez, la presencia de esta cantautora en sus ciudades. Así, Estrada vuelve a Madrid esta semana para un nuevo show en el teatro Joy Eslava. Uno de los escenarios más grandes a los que se enfrentará en España, después de una gira veraniega en la que hizo sold out en todas sus fechas. Queda claro que esta joven ha levantado pasiones con una voz dulce y letras encriptadas de sentimientos. Hablamos con ella para desentrañar un poco más de las claves que la han llevado a convertirse en este fenómeno.

Siempre que se habla de los posibles factores que pueden retrasar una carrera, se citan el ser mujer, joven y latinoamericana. Tú tienes los tres factores, y te ha ido de maravilla. ¿Ha sido duro?

La verdad es que no, no ha sido duro. Trabajo mucho, eso sí. Y trato de hacer las cosas bien siempre. Pero he tenido mucha, no sé si es suerte o qué, pero como que siempre me han llegado las cosas en el momento indicado y yo siempre las he agarrado cuando tiene que ser. O sea, nunca me ha dado miedo hacer las cosas.

¿No te has sentido amedrentada?

No, nunca. Y la verdad, eso que dices de ser mujer… o sea, si fuera abogada también sería difícil. Todo es un poco cuesta arriba. En ese sentido, es inevitable por cómo vivimos. Sí, ser mujer siempre es un poco cuesta arriba. Pero en el plano musical, o laboral-musical, nunca me he sentido en desventaja para nada. En cualquier cosa sí me he sentido amedrentada por ser tan joven. Porque ahí sí hay más desconfianza o como que no te toman tan en serio. Es raro lo de ser joven, porque siempre estás tratando de esforzarte mucho más. Es raro llegar a alguien más grande a decirle cómo debería hacer su trabajo. Pero cuando llega la situación hay que manejarla correctamente.

¿Cómo lo manejas?

Con mucho cariño y con paciencia. La verdad, la gente con la que trabajo es gente maravillosa. Entonces, con mucho amor, decir las cosas de la mejor manera y esperando. Y con fuerza y seguridad. Sin uno se pone en una situación en la que yo confío y hago las cosas con seguridad, bueno. Todo agarra su lugar también.

¿Te ha costado crearte esa seguridad?

Eso me ha costado un poco. O sea, soy muy sociable, me gusta la gente, pero no se me da tan fácil ser líder y decir “esto es lo que vamos a hacer y lo vamos a hacer ahora”. Como que yo hago canciones y las canto, so far… sí, me ha costado un poco esa parte de tener un equipo y hacer agenda y eso. Sí, liderar un proyecto. Pues uno va aprendiendo, como todo.

De hecho, tú pasaste de la parte académica a la profesional así de golpe.

Sí, mi parte académica duró realmente poco. Yo entré a la universidad a los 18 y luego estuve un año, después me vine a Europa, después regresé a la universidad, después me fui a Nueva York a grabar un disco con un guitarrista que yo admiro mucho, y después volví a México y saqué un sencillo y ya nunca volví a la escuela. Si ya tengo claro lo que quiero hacer y cómo lo quiero hacer, pues no quiero perder el tiempo (risas). No digo que sea una pérdida de tiempo. Pero igual mi proceso es diferente. Hay gente a la que el mundo académico le va increíble. Y no es que no aprenda y no tenga maestros, pero prefiero ir con mis amigos, que son más grandes y tienen más experiencia y preguntarles cosas, y yo regresarme a la casa a trabajar mis canciones.

Es curioso, porque estudiaste jazz y sí que se nota algo de ese mundo onírico jazzístico, mezclado con lo mexicano.

Es verdad que eso sale. Me gusta mucho. Es verdad que mi voz tiene cosas muy folclóricas pero también hay muchas inflexiones, muchos melismas que tienen más que ver con Ella Fitzgerald, con transcribir así tal cual solos y discos de Ella que con cualquier cosa que se te pueda ocurrir.

Parecen letras de alma vieja. Es algo que decían de Amy Winehouse, que parecía que escribía letras, aunque desde un plano muy personal, de “alma vieja”.

La verdad es que hasta ahora lo he hecho así, desde un plano súper personal. Siempre escribo sobre mi, de lo que me sucede y de mi realidad. Pero también intento, sobre todo últimamente, ponerme en un plano más abstracto. Porque ya de pronto todas mis canciones son super deprimentes, y no, out. Y me pongo en un plano más abstractos. Son procesos. Yo creo que hay que saber hacer las dos cosas, por salud mental. Y lo que dices de escribir como alma vieja, yo también siento que muchas veces conecto con esa estética literaria, como del pasado.

Decías que utilizabas la influencia de la literatura en una de tus entrevistas.

Sí, es verdad. Me encanta la poesía y escribo. Siempre escribo. Entonces, un poco mi manera de hacerlo, de hacer canciones, es esa. Que sean textos que solos puedan funcionar. Que la música funcione sola y el texto funcione solo y la canción sola se sostenga. En ese sentido, la poesía es atemporal. Por lo menos la que a mí me gusta.

¿Cuál te gusta?

Ahora que estoy en España soy fan de Lorca. Saliéndose de España y de Miguel Hernández (que soy muy fan), en México hay poetas hermosos también. Me pongo loca, me sé casi entero el único libro de José Carlos Becerra. Es precioso. “El otoño recorre las islas”,es su libro. Después está Pellicer, que es como su maestro, y los dos son del sur, de donde yo soy, en México. Y luego, no sé. Voces femeninas, Pizarnik. Me encanta. Estoy loca por Alejandra y Alfonsina Storni. Están muy locas las dos.

¿Tú estás tan loca?

Yo siento que no, trato que no. Trato de estar del otro lado de la cordura (risas).

¿Cómo te sientes al haber construido todo esto desde tus redes?, ¿crees que hubiera sido diferente sin esta influencia virtual?

Hubiera sido diferente. No sería independiente. Yo creo que eso es lo que cambiaría. Porque mucha de mi independencia se la debo a las redes, al poder yo pararme en la mañana y postear cosas. A lo mejor hasta me iría mejor, quién sabe. Pero así estoy bien. Ahora me gusta mucho esta manera de hacer las cosas. Que obviamente se la debo a las redes y a la época en la que vivimos.

¿No te sientes en la obligación de agradar a tus seguidores?

Yo no sé por qué me siguen. (Risas). Es que subo cosas muy aburridas, no sé. Mi instagram es tipo de fotógrafos y de perritos y de gatitos.

Los gatitos tienen éxito.

Tienen mucho éxito. Y no sé por qué me siguen. Subo cualquier cosa, yo siento que mi vida no es muy ostentosa en redes, pero por alguna razón la gente conecta. Y me siento halagada, pero no lo entiendo. Nunca he sentido la necesidad de agradar como tal. Trato de ser correcta. Nunca pongo cosas ofensivas, que me dan ganas, pero no.

¿Como qué cosas?

Pues de pronto cosas políticas de México. Pero siento que instagram no es el lugar.

¿Tampoco has sentido la necesidad de protestar sobre política con tu música, por ejemplo?

No he sentido esa vena. Por lo menos hasta ahora no he sentido esto. He escrito canciones de alguna manera con un mensaje político. Canciones sobre las desaparecidas. Pero no son muy explícitas ni panfletarias. Tienen más que ver con el sentimiento de la pérdida y de la tristeza que se vive en el país que con una cosa de exigir justicia. Y no es que no lo exija, soy una persona política, pero no siento que mi arte esté en ese lugar. Apelo al sentimiento, lo otro me rebasa un poco.

¿Cómo te sientes llevando esa etiqueta de “mexicana” a lo largo y ancho del mundo?

Me gusta México, y me encanta ser mexicana. Igual se ha construido una especie de idea de la mexicana y las flores y la falda, las calaveras… No sé qué tanto así soy yo. Me encanta la cultura mexicana, pero igual no sienta que yo pertenezca a ese estereotipo.

¿Cómo te sientes en España?

Estoy muy contenta de estar en España y muy impresionada. Llegar y tener los shows sold -outeados. Es muy impresionante para mí estar viviendo esto.

 

Texto: Elena Rosillo

Fotos: Sofía López Bravo

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