Kim Gordon va en un coche echando miradas de gato de escayola a unos transeúntes que al hacer contacto visual con ella sufren diversos jamacucos occipitales… El vídeo de «Sketch Artist» lo deja bien claro: voy a taladrarte el cerebro, nos lo vamos a pasar bien y vas a comer menopausia por un tubo. No Home Record, primer largo en solitario de Mademoiselle Sonic, instrumentaliza las cinematográficas propiedades de sus siempre seductores monólogos a lo largo de nueve electro-mejunjes que te dejan el melón como 3.724 visitas al Ikea. En ellos, Gordon orienta su discurso hacia el lado más cacharrero y gamberro del núcleo Sonic Youth y marca distancias con la distorsión accesible de las principales obras en solitario de sus antiguos compañeros. La pirueta funciona, y el disco, pese a sonar algo obvio en su instrumentación chancro-funky, se salva de lo anecdótico gracias a la corrosiva sagacidad con la que su voz convierte el caos, la transitoriedad y la decepción en un irónico carnaval lleno de ruidos y bipolaridad. Cantar «Air BnB» a modo de estribillo y hacer que suene molón es algo que solo Kim Gordon o Elvis son capaces de conseguir. Saberse dueña de semejante carisma para desahogarse a gusto confirma que ella sigue siendo Da Real Kool Thing; esa que, ignorando el karma chachi al que todo sexagenario parece estar obligado a aspirar, no se corta un pelo en soltarte que envejecer en este mundo tiene su gracia pero también es una puta mierda.
RAFA SUÑÉN