Dos años después de In Phrases, los de Seattle permanecen fieles a su fórmula jangle-pop y facturan un disco redondo y dotado de una agradable y envolvente amabilidad. Son unos escasos treinta minutos en los que las ocho canciones que lo componen se deslizan con comodidad, fluyendo entre el repiqueteo de las guitarras y dibujando una extraña melancolía alegre. Probablemente el único inconveniente que pueda ponérsele sea que se reafirman tanto como se acomodan, que todo suena demasiado similar a sus precedentes, con sus voces agudas y sus guitarras sin distorsión aderezadas con leves coqueteos pospunk bajo ese cierto toque elegante que parecen poseer siempre. Queda patente en el single, «See Through You», en las guitarras burbujeantes de «Don’t Give Up» o en la preciosa «Two States», una pura delicadeza de cuyos versos emana el título del disco. Aportan también alguna pincelada de agresividad contenida, con los coros gritados y los punteos acelerados de «Control», el estribillo de «Houses Burning» o esa línea de bajo con la que arranca «Coral Scenery». La estupenda versión del «Second One to Know» de The Fresh & Onlys, que suena aquí más limpia y detallista que la original da pie a la letanía de «Don’t Say Anything» para poner fin a un disco que sí, suena como sus precedentes, pero benditas sean esas guitarras juguetonas. Pura adicción.
MIGUEL SÁEZ MARTÍN