De la cercana Burdeos, en Francia, llega este hombre que ha ocupado de manera casi completa la parte de mi cerebro que dedico a la música. Porque su segundo disco, tras la publicación el año pasado de Homemade Lemonade y el EP Sticky Icky es bueno. Buenísimo. Ahora firma en solitario, sin aquellos The Hearts con los que compartía protagonismo en su debut, pero mantiene sus fuentes de inspiración. Entre ellas podemos citar a Sir Douglas Quintet, Tony Joe White, The Beatles, Tom Russell, Merle Haggard o hasta Creedence Clearwater Revival. Y si no me creen, escuchen piezas como «The Worst in Me» con ese arranque puro Fogerty para convertirse en algo luego heredero de los mejores grupos vocales norteamericanos de rock and roll. O «Baby Let’s Go Down To Burdeos» donde parece que van a aparecerse los mismísimos Texas Tornados. No se olvida de cantar en su idioma materno, en la adictiva «Petit Coeur» o de grabarnos a fuego nombres como los de «Adelita» o «Evageline». Una de las joyas ocultas de este año musical.
Eduardo Izquierdo