Referente a su atrezo vital, la debutante Emily cuenta con todos los bizarros atributos para atraer al público del new folk: se escapó adolescente de su casa para recorrer Australia y la India, trabajó como meritoria en un circo/cabaret donde ocasionalmente cantaba desnuda, curró de dependienta en su sex-shop… esta tramoya que dota de inexplicable atractivo y que propicia que todo nuevo grupo se declare adorador de Nick Drake y ni se acuerde de Richard Thompson. Pero afortunadamente esta solista neozelandesa tiene argumentos musicales suficientes para que este su primer paso llame la atención más allá de la mentada parafernalia. Grabado en el Cat’s Eye Studio de Austin con músicos locales, entre ellos Cully Symington de Bright Eyes, Fairlight nos ofrece doce viñetas ilustradas por su arrastrado, cansino cantar, donde se muestra perspicaz observadora de las miasmas del vivir cotidiano, tirando de una serie de referencias que obvian su buena educación musical: si en la inicial «Body Below» recuerda a Chan Marshall y a la Patti Smith más poética, «Time’s Unfaithful Wife» reivindica el carácter global de su música con un patente aire irlandés, mientras que en la polvorienta «The Bed» comparte las olvidadas veredas transitadas por Calexico. A archivar no muy lejos de la pujante Aldous Harding.
MANUEL BORRERO