La catorceava edición del festival bilbaíno, celebrada -como viene siendo costumbre- en el monte Kobeta y en el centro urbano, ha catapultado al evento como ya una de las citas de mayor importancia mundial. Forzados a sucintísima narración, referiremos únicamente lo destacable: Los Hermanos Cubero y Lorena Alvarez epataron a los cervatillos indies con su fascinante y remozado folclore patrio. Con suma elegancia y exquisita maestría, el anti-rockstar Damon Albarn, junto al legendario Paul Simonon (bajista, y protagonista de la icónica imagen que preside el “London Calling” de los Clash; además de tipo humilde y señorial: loó en público el eficaz trabajo y la bonhomia de los Runners locales) condujeron a su supergrupo, The Good, The Bad and The Queen, al notable alto. Sleaford Mods, Viagra Boys, Idles y Shame se constituyeron en lo más “in” de la convocatoria, gracias a su abaleo de post-punk, electro-rock, hardcore modernizado y rock alternativo hierático.
Liam Gallagher cursó más rockerizado (sublime en “Rock N’ Roll Star” de sus -como diría Genis Astrud- “Onassis”), mientras que Weezer resultaron planos y un tanto aburridos. De reseñar también, los varios acercamientos al pop barroco por Jonathan Bree. Aún siendo ruteramente incorrecto (me la suda), aquí se proclama que Rosalía otorgó un bolo estratosférico. Derby Motoreta’s Burrito Kachimba brillaron en “Nana del Caballo Grande” de Camarón y “El salto del Gitano”, tirando de un compendio que reúne aTriana, Storm y Smash con el rock macarra del bueno (vía Dogo y Los Mercenarios). Sorprendieron para bien los “niños pera” de The Strokes, arrollando con “12:51” y “Last Nite”.
Otro que avasalló fue Omar Souleyman, quien con su perseverante grito “Eeeeuuuppppp”, hacía recordar las salidas en tromba del mayestático e irrepetible Athletic Club de Javier Clemente. De lo autóctono -según comentarios de Lady Zorroza- despuntaron Serrulla y Anari. Alabamos también (y con dos cojones ante el sector talibán routier) a la “Boyband” Cupido (extraordinarios en “No sabes mentir”), el descaro de Mueveloreina (moló su proclama pro-sodomia), la actitud chulesca de estrellas de Princess Nokia y el savoir faire pinchando de renombrados deejays como Alvaro Cabana, Charlotte Adigery, Alicia Carrera, Honey Dijon, Yaeji o Nicola Cruz.
Del aquelarre dominical de Berri Txarrak, citar la arrebatadora oda acústica de El Drogas a los asesinados en Nafarroa por la escoria trifascista en el 36, el poder crudo del hijo del recordado Altolaguirre, Iñaki “Matxet”, o las exuberantes colaboraciones de los frontman de los acojonantes Los Chikos del Maiz y La M.O.D.A. (¡burgalés cantando en Euskera!).
Texto: Aitor Bakaikoa
Fotos: Dena Flows
