Michael Fracasso fue el primer miembro de su familia, emigrante desde Italia, en nacer en Estados Unidos. Criado en Ohio, tuvo muy claro que quería ser músico, por lo que se trasladó a Nueva York donde empezó a aparecer de manera regular en el Cornelia Street Café del Greenwich Village junto a gente como Suzanne Vega o Steve Forbert. Eso sí, en 1990, movido por la idea de que su sonido de tendencia country no funcionaba en la gran manzana se traslada a Austin. Allí debuta en 1993 con Love & Trust y la colaboración de la mismísima Lucinda Williams. Empieza a trabajar con gente como Alejandro Escovedo o Patty Griffin, hasta que Charlie Sexton, gracias a George Reiff se cruza en su vida. Juntos grabarán varios discos, aunque uno de ellos, Big Top, permanecerá inédito. Ahora lo recuperan remasterizado y nosotros hablamos con Fracasso de él.
No es fácil describir tu música para alguien que no haya oído nada de ella. Podríamos tener la tentación de hablar de Americana, pero el pop está muy presente también.
Lo veo igual. Mi música no solo proviene del country clásico, sino también del pop, el folk, el blues, e incluso algo de música clásica también dispersa por ahí.
Charlie Sexton ha sido una figura clave en este disco ¿cómo os encontrasteis?
Conocí a Charlie a través del bajista George Reiff, que ha sido el pegamento en todo esto y un instrumentista esencial en mi carrera. Él me dijo que llamara a Charlie cuando mi batería habitual no aparecía en un concierto en 1995. Nunca había visto a Charlie antes de eso, y no tenía ni idea de que tocaba la batería. George insistió en que no solo tocaba la guitarra, sino también la batería. Y conocía todas mis canciones. Nuestra colaboración empezó ahí. Él tocó en todos los conciertos y produjo mi álbum siguiente, World in a Drop of Water en 198. Poco después grabamos el directo Back to Oklahoma y empezamos a trabajar en la banda sonora de la película Natural Selection hacia 2002. Después del resultado de World in a Drop of Water quedé devastado. Creo que es un gran disco y no lo merecía. Pensé que no iba a hacer ningún disco sin una gran compañía real, y eso era Big Top. Así que continué en solitario. Cuando George falleció de cáncer en 2017, nos reunimos para un concierto en su honor en el que Charlie era el director de banda. Tocamos algunas canciones de ese disco que había quedado inédito y la gente de mi sello actual, Lucky Hound, se quedó anonadada. Así que George, en la otra vida, sigue trabajando para que mi música sea escuchada.
¿Cómo trabajabais juntos Charlie y tú?
Disfrutamos mucho trabajando juntos. Yo escribía las canciones, iba al estudio con Charlie, él me grababa en solitario y luego hacía magia. Rápidamente se hizo evidente que nos divertíamos mucho trabajando juntos.
Y ahora retomáis aquel disco.
Sí, y no hemos regrabado nada. Esto es lo que grabamos y solo se ha remasterizado para esta versión. Después de tocar en aquel concierto para George le envié a Charlie la grabación y él se sorprendió. No tenía ni idea de lo bueno que era y cómo hicimos lo que hicimos entonces. Rehizo el sonido y se convirtió en básico para poder conseguir este resultado.
Patty Griffin también ha sido un personaje esencial en tu carrera. No sé si también en este disco lo fue.
Somos amigos. Ella y yo hemos cantado juntos en alguno de mis discos, pero en este precisamente no. Sin embargo, también la conocí gracias a George Reiff, que la llevó a uno de mis conciertos. Ella estuvo cantando conmigo como un año, mientras renegociaba su contrato de grabación. Luego me invitó a participar en Mother Nature’s Traveling Show, un espectáculo itinerante en el que también estaba Charlie.
Antes apuntaba que tu música tiene algo de británico. A ratos veo mucha presencia, por ejemplo, de The Beatles.
Si te soy honesto, los Beatles son los culpables de que mis discos con Charlie fueran tan buenos. Hasta ese momento no había armonías reales en mis álbumes. Eso sacó mi música del modelo de cantante y compositor folk hacia una vena más pop. No sé si a mis seguidores les gustó, y quizá por eso World in a Drop of Water no funcionó, pero para mí ese fue mi primer contacto con la música real y por eso adoro esas grabaciones. Cualquier cosa cercana a Lennon y McCartney es una delicia para mí.
¿Te influyeron cuando empezabas?
Primero me influenció más gente como Dion, Gene Pitney, Bob Dylan o Johnny Cash, y luego llegué a los Beatles. Recuerdo la sensación en el patio del colegio de inventar canciones y sentir que habías creado algo.
Entonces, la vocación te viene de muy temprano ¿no?
Siempre me consideré un cantante, pero nunca tuve la confianza para dar el paso hasta que dejé la universidad. Estaba trabajando en el mundo forestal, en el noroeste, y un día llamé a mis padres y les dije que me iba a Nueva York a ser cantante. Fueron un gran apoyo, porque vieron que tenían allí a una persona que sabía lo que quería.
Antes de acabar tengo que preguntar por esa portada y esa imagen e payaso ¿qué supone para ti?
El circo es una metáfora de la vida ¿Qué mejor ejemplo que el payaso feliz frente al payaso triste? Hay muchas imágenes trágicas en este disco. También, te confieso, poner un payaso en portada es una terapia para mi miedo a los payasos.
Eduardo Izquierdo