Si les digo que la cosa va de sonido Stax por un tubo, vozarrón del quince y country-soul, con más de lo segundo que de lo primero, seguro que muchos tendrán en mente a nombres como Nathaniel Rateliff, Yola, Marcus King, Paul Cauthen y Chris Stapleton. Pues premio para ustedes. Porque por ahí van los tiros. Eso sí, aquí no encontramos un mero imitador sino un artista enorme que, en algunos casos, supera con este disco incluso a los artistas citados. Y claro, claro que no es un artista novel. Este es el décimo disco del canadiense, pero es con el que ha dado definitivamente en el clavo. Con la ayuda de compañeros como Steve Dawson, Amy Helm o The McCrary Sisters. Baladas que erizan la piel («Something to Lose»), vientos que levantan de la silla («Gasoline»), momentos acústicos («Been My Last») y temas bluesy («Free Man») mantienen constantes vitales a lo largo de sus trece cortes. Canciones grabadas en riguroso directo que colaboran a la sensación de disco de impacto inminente y que, por fin, pone a un artista que parecía haberse quedado en eterna esperanza, y en algún disco excelente de vez en cuando, pero que con Halfway Home by Morning alcanza la matrícula de honor.
EDUARDO IZQUIERDO