Andrea Motis se sumerge de pleno en Brasil con su octavo álbum, segundo como proyecto personal. La joven trompetista, saxofonista y cantante catalana, nos mece y atrapa con la sensualidad de su voz en estas trece nuevas pistas que nos acarician en portugués, español y catalán, como esa brisa redentora que llega al atardecer tras un caluroso día de verano. Jazz con raíces brasileiras en un repertorio que huye de estándares e intercala piezas de autores menos conocidos y contemporáneos, con colosos de la samba. De Ismael Silva, en un «Antonico» inicial que Motis hace suyo y nos atrapa como el canto de una sirena de Ipanema, a la soledad de Paulinho da Viola en la inmortal «Dança da Sildao», que nos deja tocados y hundidos, con el fraseo de una ‘’desilusão’’ que cala hasta los huesos. No faltan composiciones propias, como la brillante samba juguetona de «Brisa» o a la relajante luz de «Sensa Pressa», sin olvidar el atrevimiento ganador de inyectarle frescura y latido jazzístico al himno de Joan Manuel Serrat que, con la inclusión del omnipresente pandeiro brasileño, hace que se mezcle el Atlántico que baña Copacabana con «Mediterráneo». Autenticidad y elegancia a raudales. A sus 23 años, a Andrea Motis la melodía le aflora de la piel y la música brota a su paso.
DAVID PÉREZ