Encuentros

María Guadaña, «si cierro los ojos, duele»

 

El sueño de la razón provoca monstruos, nos advirtió Goya. Cuando el inconsciente se desata, esta hija de Jaén afincada en Madrid es capaz de sacarse de la manga una colección de canciones que ya ha cautivado a la prensa más exquisita. Apostados en un cruce de caminos donde siempre corren aires de venganza, nos citamos con la responsable de una de las bandas más atípicas del folk descarnado facturado en nuestro país.

Las canciones de Herminia Martínez se arrastran ariscas y musculosas como un hurón apaleado, amontonándose entre escombros del pasado y con miedo a perder todo rastro de humanidad. Basculante entre la mueca y el reproche, así se mueve su música; tensa, nocturna, juguetona y melancólica; cargada de nervio, erotismo y lágrimas a espuertas. ¿Es lo de esta jienense conocida en la industria musical por su expresiva candidez una máscara o hablamos de un hábil y necesario exorcismo público? “Supongo que es como Jekyll y Hyde. La mujer que todos conocen es el personaje social, el amaestrado. La Guadaña es la otra, la no adoctrinada, la que se permite decir lo que le da la gana sin pedir perdón ni miedo a ofender”.

La “güera” ha hecho presencia con un contundente EP de cinco canciones pespuntadas a golpe de rueca junto a miembros de Anaut, Fuel Fandango o la banda de Víctor Coyote. El resultado es un decálogo de historias tocadas por un realismo mágico que serpentea entre la espina y la desnudez, con la muerte en primer plano como una incómoda sombra indeleble y parásita. “Siempre me ha emocionado la obra de Cortázar y García Márquez, me enseñaron que las palabras tienen mucho más contenido que su primer significado. Lo de la desnudez, cuando compongo no pienso en si la gente me conoce o no. Además hay bastante de histrionismo, no todo es real”.

Las historias de María Guadaña (alter ego de Herminia Martínez) derivan en sueños truncados, elegante decadencia, imaginería santera y una inusitada libertad expresiva que la coloca a medio camino entre Martirio y PJ Harvey. La “llorona”, tal y como se denomina a sí misma en «La muerte» (adelanto de Remedios Paganos), se mueve como pez en el agua dentro del drama, destapando referencias (Cat Power, Lydia Lunch o incluso el primer Corcobado) y buscando un hueco por el que colarse hacia el folk polvoriento de Mark Lanegan o The Dream Syndicate (dos influencias más que presente en la que por el momento apunta a su mejor composición, la magnífica «El peregrino»). “Estoy impregnada de grandes a quien he escuchado mil veces. Entiendo que la música debe hacerte sentir. Me gusta la voz dulce pero asertiva de Mark Lanegan, las letras y la tensión de Nick Cave, la rabia de Pablo Und Destruktion o el descaro de PJ Harvey. Bukowski es una influencia vital, eso de no hagas lo que yo, haz lo que tú desees hacer. Y por supuesto, Patti Smith”. Una cuestión expresiva.

Superados los cuarenta y con la experiencia de quien se ha visto cientos de veces detrás de las cortinas, María Guadaña apunta a proyecto de largo recorrido. “Me mueve la necesidad vital con continuidad. No creo que pare mi relación con la música, ya es algo interiorizado. Pretendo quedarme “en el mercado” lo que el tiempo y la economía me permita. ¿Volver a grabar? Ojalá. ¿Seguir componiendo? Sin duda”. Al otro lado del teléfono, cuando te tropiezas con ella en la puerta de una sala o simplemente leyendo los caracteres de sus respuestas enviadas por e-mail, Herminia se muestra entusiasmada como una cría con zapatos nuevos. La Guadaña sin embargo sigue llorando en un idioma inventado. Al habla, la nueva diva del desencanto.

Me consta que eres una mujer apasionada, pero este disco destila mucho dolor

Lo relacionado con el amor y el dolor creo que lo ha vivido cualquiera que no se haya quedado con su primer amor. La decadencia y lo oscuro siempre me han atraído estéticamente. Me he criado en una religión enmarcada con cuadros de santos y sus martirios, algo que en una película sería considerado para mayores de dieciocho.

Llevas muchos años alojada en la escena a nivel de producción. ¿Por qué este salto al escenario aquí y ahora?

Siempre me ha atraído la música, pero no pude estudiarla de pequeña. A los 28 empecé a con el solfeo y el saxofón. Hace como ocho años inicié un proyecto con Tonio Martínez (productor y coautor de estas canciones). Por aquel entonces grabamos tres temas. Ahí empecé a recibir clases de canto y guitarra. Por giros de la vida el proyecto tuvo que pararse y hasta hace tres años no pudimos retomarlo. El disco ha salido cuando ha estado listo. No pudo ser antes, tenía que ser ahora.

El disco incluye 5 cortes, es una suerte de EP a la antigua usanza. ¿Tenías claro que no pretendías dispersar tu primera andanada musical con un trabajo largo o el minutaje de Remedios Paganos se debe más bien a una urgencia por soltar lastre y ver qué pasa?

Ni una cosa ni la otra. Yo lo que quiero es componer y tocar en directo, pero para llegar al público y a los promotores necesitas una tarjeta de presentación. Y si lo haces, hazlo bien, sin urgencias mal entendidas. Piensa que yo soy la productora ejecutiva de este proyecto. Eso es un notable esfuerzo económico. Grabar más temas era inviable para mí.

¿Cuánto hay de banda y cuánto de autora con fieles aliados en este proyecto?

Soy la autora de las letras y de las raspas de las canciones pero he tenido la suerte de trabajar con profesionales estupendos. El proceso ha sido siempre el mismo: yo le presento a Tonio Martínez una canción con guitarra y voz y luego él desde ahí hace su magia. Es músico, ingeniero y productor. A veces mantuvo la estructura original que yo le propuse, otras les dio la vuelta, armonizando y rockerizando. La humanización que ha aportado la banda a mis ideas primitivas ha hecho crecer las canciones hacia límites de una belleza brutal.

¿Quiénes formáis la banda?

Me siento totalmente afortunada de contar con cuatro maestros cada uno en su instrumento. El primero en apuntarse fue el bajista Javi Geras, el bajista. Ya habíamos trabajado juntos en el primer proyecto con Tonio. Gabri Casanova, teclista, tocaba con Geras en Anaut y me conocía por mi labor de producción. El batería Carlos Sosa, fue recomendación de Pablo Pérez, guitarra. Ellos ya trabajaron juntos en Fuel Fandango.

Inevitable hablar de referentes. No os he visto en directo, pero me han contado algo tal que «genial, es como una PJ Harvey a la española”

Entiendo que la referencia es la herramienta que todos usamos para describir a un grupo. Y también he aprendido que las referencias dependen mucho de la cultura musical de quien las usa. Una de las primeras críticas que recibí con el single «La muerte» citaba a Frida Khalo. Pero, ¿a qué suena Frida verdaderamente? Lo que sí me da un poco de rabia es que casi siempre usen referentes femeninos. Vale, tengo la voz aguda y soy una chica, pero a la hora de hablar del disco, es rock interpretado por cinco chicos. Echo de menos eso, que nuestra música no la refieran a otras hechas también por hombres.

¿Consideras que María Guadaña es el fruto de tus frustraciones personales o de tu necesidad creativa?

La necesidad creativa es innegable. Quizás si hubiera compuesto con más gente las canciones no serían tan personales. Necesitaba la música en mi vida y mis vivencias han sido fuente de inspiración para crear.

Desde la portada al primer vídeo, pasando por las letras o los arreglos… Todo es muy tremendista y venenoso en María Guadaña. ¿Qué imagen crees que está dando el proyecto de cara al público?

Algo diferente, cuidado, inquietante. Mucha oscuridad y seguridad. Lo que sí creo que es genera curiosidad por saber más.

¿Temes que se te señale con el dedo al ser bastante conocida en la industria musical o por el contrario piensas que es un punto fuerte a la hora de que se te acepte como una artista que empieza a andar su camino?

Creo que habrá gente que me señale, claro, pero lo entenderían si supieran desde cuándo tengo relación con la música o el tiempo que este proyecto ha necesitado para materializarse. Realmente hablamos de ¿200 personas, 300 en todo caso? Pero el que va a los conciertos paga su entrada. El que te pone en tu sitio es el público y a este le da igual qué haces además de cantar.

¿Cuántas veces has hecho alguna recomendación a otros artistas que ahora eres incapaz de asumir, ya subida al escenario y con los focos dándote a la cara?

Por ahora ninguna. Creo en que hay que llevar al escenario todo muy bien trabajado para luego disfrutar del momento.

¿Cuánto tiempo llevas regurgitando estas canciones y cómo ha sido el proceso de creación de las mismas hasta que se han materializado en una grabación?

El proceso normal es que yo compongo letra y melodía en mi cabeza y cuando la tengo clara la vuelco a la guitarra. Entonces se la envío a Tonio y él saca la canción real. Partiendo de un boceto él es capaz de ver lo que hay más allá. A veces respeta mi estructura, a veces le da la vuelta. Acelera, armoniza y construye las canciones tal como ahora se pueden escuchar. Presentamos ocho temas a los músicos y la humanización ha sido maravillosa, un nuevo giro de tuerca. «La muerte» por ejemplo se ralentizó respecto a la idea original. De esas ocho maquetas escogimos cinco que fueron las que grabamos en Estudios Brazil, en analógico, a cinta, todos tocando a la vez, pura magia. Para mí el broche final ha sido la mezcla y producción de Tonio. Hay juegos de voces que me parecen un regalo. La «No novia» llevaba en mi cabeza desde hacía casi cuatro años y «Peregrino» desde hacía dos. «Cuánta belleza» es de este verano por ejemplo.

¿Sensaciones la primera vez que te subiste al escenario a interpretar tus fantasmas delante del público?

Pues la verdad es que me lo pasé genial. Con la primera media canción me sentía como un saco de nervios pero me impuse la idea de que estaba allí para pasármelo bien, y entonces todo fluyó. El público estaba compuesto por amigos que ya se sabían las canciones, todo pasó muy rápido. Además, disfruto muchísimo con la manera en la que tocan mis “afiladores”, gocé de verdad.

¿Dónde crees que encaja María Guadaña en el imaginario del pop-rock alternativo español?

Creo que el punto de inflexión es el directo. Si solo oyes estas cinco canciones del EP podrías conectar con un antiguo Corcobado o por mi tono de voz recordarte a Tulsa. Pero si nos ves en directo, la tristeza se vuelve tensión y al final es simplemente rock.

Coincidencias: planteas el proyecto María Guadaña a la vez que montas la agencia Palosanto. ¿Cómo crees que vas a poder gestionar el hecho de ser objeto, sujeto y agente al mismo tiempo? Es un terreno peligroso

Fue también fruto de la casualidad. Yo ya tenía programada la grabación y estábamos trabajando en el arte cuando me planteé a qué agencia podría presentar el trabajo o con qué promocionero trabajar. Se me da fatal vender y mucho menos mi propio proyecto. Entonces apareció la propuesta por parte de Rubén Martín (management) y Carlos Igual (promoción), de aliarnos. La verdad es que es una posición que te da una visión muy ajustada de ambas partes. Entiendo los esfuerzos que requieren ser agencia y qué esfuerzos conllevas el hecho de ser músico y así se lo expongo a mis compañeros.

Si hay algo que define a estas primeras canciones es el apelativo personal. ¿Cómo te sientes en este papel de storyteller dentro de una escena que no apuesta tanto por la narración? ¿Cabe rivalidad a la hora de determinar quién está haciendo música con tintes literarios y quién se limita a encadenar frases sin más?

No soy consciente de lo que expones. Si hablamos de arte, de música, rivalizar es absurdo. Todos debemos alegrarnos de las apuestas y aportaciones de los demás, incluso egoístamente. Cuanto más y mejor compongan los otros artistas más disfrutaremos como oyentes. Si hablamos de “cuotas de mercado”, creo que hay espacio para todos. Respecto a la historias, ya hay magníficos y mejores narradores. Pienso en Rafael Berrio, Abraham Boba, Lapido. Me siento un poco abrumada por la recepción de las letras, es muy alentador.

A día de hoy, ¿qué sería de Herminia Martínez de no haber parido a María Guadaña?

Difícil de responder pero seguro que no sería tan feliz.

 Cuando oí tus primeras maquetas te comenté que se notaba que ahí estabas tú apoyándote en una banda, pero que no notaba concepto de banda. Tras oír el disco ya masterizado todo me suena mucho más lógico y cohesionado. No obstante, ¿hasta qué punto sientes que te limita tu impericia instrumental? ¿Te ves en el futuro como una intérprete arropada por otros músicos, en la onda Mark E. Smith?

Mi falta de recursos a la guitarra me limita en la composición. Hay giros armónicos o arreglos que no sé crear. A veces imagino cosas pero me cuesta horrores traducir a la guitarra. Ese es uno de mis objetivos, mejorar técnicamente. Respecto al futuro, ha habido momentos trabajando las canciones en los que sí echaba de menos la presencia física de Tonio u otros músicos. Han sido demasiadas horas trabajando sola. Me encantaría que la banda fuéramos siempre los mismos y construyéramos todo juntos desde la base.

Por el momento, ¿qué es lo que más te lastra y lo que más te da empuje estando en María Guadaña?

Ahora mismo lo que más me pesa es la falta de tiempo, no poder pasar más horas ensayando, componiendo, trabajando la voz o la guitarra. Lo que más me empuja son las sensaciones que vivo cuando estoy inmersa en la creación, oyendo las maravillas que crea Tonio o tocando con los demás. No hay nada que me haga sentir igual.

¿Y qué es lo que menos te apetecería que sucediera?

Que fuera tan mal el proyecto que no fuera capaz ni de cubrir los gastos de la edición del disco.

¿Podemos hablar de un disco confesional de esos repletos de dobles lecturas que solo entienden tres o cuatro personas implicadas desde fuera?

Creo que solo yo lo entiendo todo (risas). Ni tan siquiera sé si algunas de las personas a las que me refiero en estas canciones se darán cuenta de los guiños. Todo tiene sentido sin necesidad de saber si determinadas frases son más imaginativas o realistas.

¿Planes de futuro inmediato?

Seguir componiendo, seguir buscando bolos y tocar. En mayo actuaré en Jaén por primera vez, tengo muchas ganas. Y para el verano ya hay varios festivales cerrados como Monkey Weekend (El Puerto de Santa María) o Vértigo Estival (Martos). También me gustaría grabar un vídeo para «La No Novia» que tengo en mi cabeza.

Y para acabar… ¿qué tal anda María Guadaña del corazón?

Henchido de ilusión y amor. Me siento muy afortunada de todo lo que estoy viviendo y de poder compartirlo con la gente que tengo a mi lado.

 

Texto: Emilio R. Cascajosa

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Contacto: jorge@ruta66.es
Suscripciones: suscripciones@ruta66.es
Consulta el apartado tienda

Síguenos en Twitter