Son una máquina perfectamente engrasada. Sus presentaciones en vivo son pura dinamita y sus discos reflejan la ira y la rabia de los duros tiempos que vivimos. Y revindican la rebeldía y la carga política y social que el rock tuvo en su momento y que nunca debió perder. Recuperamos esta entrevista que realizamos hace un año y publicada en papel de la que pueden extraerse conclusiones sobre las intenciones de esta magnífiica banda, un tesoro por descubrir. Este miércoles 15 comienza una nueva gira cargada de electricidad en Wurlitzer Ballroom (Madrid), jueves 16, Rock & Blues Café (Zaragoza); viernes 17 en Factoría Cultural (Avilés); sábado 18 en el Festival de la Cerveza Artesana (Liérganes) y domingo 19 en Dabadaba (San Sebastián).
Me gustaría empezar hablando de tu paso por The Dexateens…
¡Por supuesto! Me uní a ellos cuando ya llevaban diez años de carrera. Durante mi estancia hubo muchos cambios en la formación y fue un tiempo algo, digamos, agitado. Pero lo disfruté mucho, eran una de mis bandas favoritas de Alabama y eran ocho o diez años mayores que yo con lo que fue una excepcional etapa de aprendizaje.
¿En qué momento decides que ya es la hora de ponerte al frente de tu propio proyecto?
Elliott McPherson, el miembro original que quedaba, decidió finiquitar a los Dexateens alrededor de 2011. Desde entonces se han reformado aunque no he sido parte de esas reuniones. En 2007 había escrito muchas canciones con una banda llamada Arkadelphia y grabé un álbum que nunca salió. Y había seguido escribiendo canciones mientras estaba en Dexateens y ya que aquello terminaba pues decidí comenzar una banda. Mi prioridad número uno fue encontrar un batería de rock and roll grasiento. Llamé a Blake Williamson que me dijo que le encantaría pero que no podía comprometerse con las giras. Así que contactamos a otros amigos bajistas y guitarristas que dijeron que podrían hacer giras sin descanso. Así fue y Blake, el tipo que dijo que no podía comprometerse con las giras, ¡es el único que se ha quedado! (Risas) El hermano de Blake, Adam y mi amigo Eric comenzaron con nosotros en 2013. Desde entonces hemos sido una unidad sólida.
Se han dicho muchas cosas del estilo musical que practicas junto a Glory Fires. Se habla de una mezcla de rock sureño, boogie, punk, góspel, blues, country y soul. ¿Cómo te definirías tú?
Estoy totalmente involucrado con la cultura y la música de mi tierra (Alabama). Estamos profundamente influenciados por la música sureña, pero también recibimos inspiración musical de otros lugares. Tocamos música que suena sureña y que habla del sur porque somos sureños. Esa es una decisión personal y política. El punk me enseñó que se puede ser honesto, ser tú mismo. Por tanto, el punk me llevó a casa. Si quiero ser yo mismo, tengo que ser de mi lugar. Si no fuéramos del sur, no tocaríamos música como esta. Si fuéramos de Cataluña, por ejemplo, intentaríamos aprovechar la experiencia personal, las formas vernáculas catalanas y las influencias de todo el mundo para involucrarnos en la cultura catalana de la misma manera
Hablando del sur… ¿Tan diferente es la cultura sureña del resto de los USA? ¿Siguen vigentes estereotipos desde el norte de los USA?
Diría que el sur es un lugar único en el mundo. Dicho esto, el sur tiene, por supuesto, mucho en común con los estados contiguos de los EE. UU. Y hay muchas culturas diferentes en el sur. Al igual que en cualquier lugar, las culturas coexisten y se expanden entre sí. En general, diría que el sur está vinculado al sur global de una manera más íntima que el resto de los EE. UU. Está estrechamente relacionado con el Caribe y América Latina y, por supuesto, con África, y eso se asienta en nuestras culturas. Hay tremendos estereotipos sobre el sur en los Estados Unidos y ese hecho es parte de lo que me impulsó a hacer música deliberadamente vernácula desde una postura personal tan honesta y abierta de mente como pude. Los no sureños no dudan en tergiversar el sur, por lo que creo que es importante que los sureños nos representemos a nosotros mismos.
Se suele identificar a los rednecks con el Sur. ¿Has leído The Redneck Manifiesto de Jim Goad?
Sí, lo leí cuando salió. Estaba muy intrigado por su título, pero me pareció profundamente problemático. Goad es de Nueva Inglaterra, una parte del país que es muy diferente del sur, el medio oeste o el sudoeste, pero esencialmente presenta a todas las personas blancas de clase trabajadora de estas áreas como si fueran lo mismo. Él esencialmente argumenta que la «clase trabajadora blanca» estadounidense es una cultura, pero yo diría que es una gran colección de culturas diferentes que se socializan a través de la supremacía blanca y son golpeadas por la lucha de clases para tener posiciones sociopolíticas y económicas similares. Goad y otro escritor, JD Vance, han utilizado estas nociones de una cultura «redneck» y «hillbilly» para apoyar políticas libertarias de derecha que afectan los salarios, la atención médica, la educación y la representación política de la clase trabajadora, impiden la solidaridad de clase a través de líneas raciales y étnicas, que no benefician lugares como el sur o los Apalaches.
Me encanta el título del primer disco, There is a Bomb in Gilead, inspirado en la letra de un himno góspel. ¿Cómo se te ocurre la idea?
¡Gracias! ¡Simplemente vino de forma natural! Cuando era pequeño, mis abuelos cantaban «There is a Balm in Gilead» en la iglesia. Pensé que estaban cantando «bomba» en lugar de «bálsamo». Con sus acentos las palabras sonaban casi idénticas. Esa frase «Hay una bomba en Gilead» se quedó conmigo a lo largo de los años, y cuando las tensiones entre Palestina e Israel se calentaron, consideré el hecho de que efectivamente había una bomba allí.
Hay más referencias a la religión en ese primer disco y que continúan apareciendo en los siguientes. ¿Es importante la religión o la fe en tú vida?
De una manera muy íntima y personal son importantes para mí. Crecí en la iglesia y me fui de ella por sus ideas condenatorias e intolerantes defendidas por autoproclamados «creyentes». A través de los años he buscado encontrar una comunidad de la iglesia que trabaje hacia la apertura, la misericordia, la aceptación, el servicio y la liberación. La iglesia de mi infancia condenó a los homosexuales y a los no cristianos a arder en el infierno. Mi iglesia actual emplea ministros homosexuales y colabora con un refugio local para personas jóvenes sin hogar además de colaborar de vez en cuando con mezquitas y sinagogas cercanas.
En vuestro últimos dos discos, Dereconstructed y Youth Detention, las letras inciden en temas sociales. Abordando temas como el racismo, los lobbies económicos, la doble moral de los ricos… Problemas que son comunes a muchos otros países. ¿Qué piensas de los tiempos que vivimos? ¿Debe el artista pronunciarse sobre estos asuntos?
¡Gracias por preguntar sobre ello! Creo que ya sea que vivamos en el sur de los USA o en el norte de España nuestros destinos están entrelazados y lidiamos con las mismas tensiones y luchas. En este momento en que el fascismo, el racismo, el odio religioso, la xenofobia y la privatización están levantando la cabeza en todo el mundo sería una excusa lamentable no hablar de ello porqué soy un artista.
Y el sonido cambia radicalmente respecto al primero. Es más áspero, más duro, más airado, más rápido ¿Es debido a esa furia por la situación social?
¡Y tanto! No cabe duda de que lo es. Me siento decepcionado con los que expresan sus frustraciones o ansiedades a través de canciones lentas y tristes con guitarras acústicas. Me encantan las canciones tristes y lentas, y hay un momento para sentarme, sentir y reflexionar. Pero este no es un momento para quedarse quieto. Este es un momento para que las personas amantes de la libertad se reúnan para luchar por los derechos de las personas que son blancos de ataques porqué son negros, nacidos en el extranjero, pobres o musulmanes. El rock and roll siempre ha tenido el poder de derribar muros. En sus primeros años, allá por los años 50, el rock era una forma de resistencia política. La segregación era ley en el sur, pero esta música no solo creaba un sonido que cruzaba las leyes Jim Crow, también creaba espacios ilegales donde los blancos y los negros tocaban música juntos, bailaban y hablaban. Tocamos en un lugar de Little Rock (Arkansas) llamado White Water Tavern, que era una juke-joint ilegal de aquellos tiempos. La resistencia y la libertad están asentadas en las raíces del rock’n’roll y eso no podría haber sucedido en ningún otro lugar que no sea el nuestro. Tratamos de revindicar eso.
Tengo entendido que Youth Detention! fue grabado en vivo en el estudio y en primera toma…
No exactamente. Hay arreglos posteriores en el estudio, pero la base de las canciones comenzó con los cuatro tocando juntos en vivo. Tim Kerr, que ha producido nuestros dos últimos álbumes, es muy favorable a esa dinámica de trabajo. Y creo que siempre le ha dado a sus producciones un sentido de urgencia y realidad.
Os pude ver en la actuación que ofrecisteis en el Azkena Rock Festival 2015. Fue tremenda. El público quedó en shock. ¿Sois siempre tan intensos y salvajes sobre el escenario?
¡Nos encantó tocar en el Azkena! ¡Hemos querido volver desde entonces y estamos muy emocionados de estar pronto en España! Siempre tratamos de darlo todo en el escenario. Todos hemos tocado en diferentes tipos de bandas a lo largo de los años, desde indie rock y garaje hasta hardcore y punk, pero si han tenido algo en común es ser ruidosas e intensas. ¡Y en eso seguimos!
Para finalizar me gustaría preguntarte por una anécdota. Una publicación dijo en la reseña de un concierto que eráis demasiado ruidosos para Texas. Cuenta la leyenda que lo imprimisteis en camisetas y lo adoptasteis como frase de guerra. ¿Es cierto? Imagino que el sentido del humor es muy necesario en esta vida moderna….
(Risas) Sí… ¡Definitivamente tratamos de mantener el sentido del humor! Es totalmente cierto. Una noche, hace años, actuábamos en un club en Fort Worth y justo antes de comenzar a tocar el técnico de sonido cubrió mi amplificador con un deflector de sonido diciendo que era demasiado ruidoso. Ya habíamos acordado el nivel de volumen antes de que comenzara el show. Amenazó con cortarnos los monitores. Seguimos tocando. Cortó los monitores. Seguimos tocando. Amenazó con cortar la P.A. Seguimos tocando. Cortó el P.A. Seguimos tocando. Amenazó con cortar la corriente. Seguimos tocando. La cortó. Seguimos tocando sin ella, solo nuestro batería Blake golpeaba la caja y yo gritaba a todo pulmón (Risas). Bajó el telón. Amigos presentes lo abrieron de nuevo. Seguí gritando y Blake siguió golpeando hasta que terminamos la canción. Luego llamaron a la policía y vaciaron la sala. ¡Demasiado alto para Texas! (Risas)
Texto: Manel Celeiro