Cuarenta años de carrera y catorce discos después —este es el que hace quince— The Flesh Eaters siguen sonando tan frescos como en aquel ya lejano disco de debut en 1978, algo que necesariamente se ha de destacar tras las primeras escuchas de su nuevo disco. Aunque todo tiene truco. Primero, y aunque hablemos de que catorce discos previos los contemplan, en muchos casos estamos hablando de grabaciones en directo o recopilatorios de grandes éxitos o inéditos, ya que esta es su primera grabación en treinta y cinco años. Segundo, y lo más importante, ¿cómo van a sonar mal si han recuperado la formación que en 1981 grabó el enorme A Minute to Pray, A Second to Die? ¿Que no la recuerdan? Pues ahí va la alineación: Chris D, Dave Alvin, John Doe, Bill Bateman, Steve Berlin, y DJ Bonebrake. Casi nada… Miembros de The Blasters, X o Los Lobos reunidos para tocar genuino y puro punk-rock angelino de toda la vida. Un disco que surge de unas reuniones puntuales para tocar en directo y que, afortunadamente, ha acabado viendo la luz. Un soplo de aire fresco a cargo de entrañables sesentones. Para que muchos se lo hagan mirar.
EDUARDO IZQUIERDO
