Discomático

Cala Vento – Balanceo (Montgrí)

Resultado de imagen de Cala Vento - BalanceoDos años después de Fruto Panorama (2017), el dúo catalán se lía la manta a la cabeza apostando por la autoedición, en el preciso momento en el que todo parece auparles a un estadio de popularidad superior. Pudiera parecer una maniobra arriesgada e inconsciente pero, ¿qué resulta más arriesgado?, ¿hipotecar el futuro bajo la tutela y el desamparo de un sello grande o multinacional que te tratará como fondo de catálogo a las primeras de cambio, o escribir tu futuro desde el esfuerzo, metiéndote en esto de la industria musical hasta las trancas, cuidando lo tuyo con el mimo y esmero que merece?

Cala Vento lo tienen claro. Por eso, junto al habitual tándem Fuentes-García en tareas de producción y sonido, se han empleado a fondo también en lo musical, apostando por un trabajo detallista, utilizando el estudio como una herramienta. Como un instrumento más. Profusión de vientos, palmas, chasquidos, micro programaciones, capas de guitarra con sonoridades de todo tipo, bajo, filtros. Matices que confieren una amplia paleta sonora, buscando siempre esa distinción que dé algo más. Y claro, de eso se beneficia la dinámica del disco en su conjunto, cuya escucha resulta amena, prestándose a múltiples degustaciones que nos permitan desgranar progresivamente todos sus detalles. La voz de Joan Delgado gana en confianza y protagonismo, mientras que el característico deje nasal de Aleix Turon matiza cada frase al dedillo, empastándose ambos timbres mejor que nunca. Impecable también el papel de Joan a la batería, quien a su conocida pegada añade una técnica creciente. Esta, sumada a una tendencia global que vira hacia el punk pop, obviando el emo de antaño, les acerca por momentos a bandas gigantes del género, como Blink-182, en detrimento de, por ejemplo, los anteriormente ineludibles Nueva Vulcano.

¿Canciones? Ahí van algunos apuntes al vuelo. La pirotecnia emocional de «Un Buen Año». El riff y la energía de «La Comunidad». La melodía de estadio de «Gente como Tú». El groove y posterior explosión de «Solo ante el Peligro». La intro deudora de los Foals más emo de «Remedio contra la Soledad». La coda instrumental de «Muerte por Ambición». El remanso de paz final con esa bonita miniatura acústica, titulada «La Importancia de Jugar al Baloncesto», sumada esta al rock a medio tiempo de «Fin de Ciclo». El pop chicle de «Liquidación Total». Un disco de consagración y crecimiento que, lo mejor de todo, deja entrever que todavía tienen muchísimo que decir.

 

DANIEL GONZÁLEZ

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