Curtidos en la floreciente escena punk de Dallas, sí, amigos, no todo lo que se cuece en Texas es blues y country, estos seis chavalotes confluyeron en Vandoliers con el fin de unirse a las numerosas filas de los que escudriñan restaurar la tradición norteamericana de raíces a base de inyectarle pasión juvenil y desenfreno rocanrolero. Apadrinados por Rhett Miller (Old 97’s) optaron por buscar en el violín y las trompetas mariachis el lado más folklore, evitando así los omnipresentes banjos y pedal-steels, para matrimoniarlos con la electricidad y el rock’n’roll. Tras dos primeros discos, Ameri-Kinda (2016) y The Native (2017) ambos editados por State Fair, que se quedaban un poco a medias ha sido este nuevo álbum, el primero para una discográfica de campanillas como Bloodshot, donde la fórmula ha cuajado. Y lo ha hecho en las proporciones exactas. Desde los compases iniciales de apertura, ese riff de violín de «Miles & Miles», se percibe un aplomo y una vibración diferente, las composiciones no tienen ni una puntada de más y nos encontramos con sus mejores canciones hasta la fecha, magníficas «Troublemaker», «All On Black», «Fallen Again», «Sixteen Years» o «Cigarettes in the Rain», y con una banda que ha encontrado el camino a seguir tras unos primeros pasos algo dubitativos. Se cita a Jason & The Scorchers, True Believers u, obviamente, a Old 97’s para definir su sonido. No hagan demasiado caso, ellos ya siguen sus propias reglas y lo hacen a las mil maravillas.
MANEL CELEIRO
