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Toundra – Route Resurrection / Sala Capitol (Santiago de Compostela)

 

 

Parece fácil, pero no lo es. Hablo del kung-fu de Toundra, claro. Y es que no se llega al trono siendo un advenedizo ni un segundón. Se hace a base de cambiar las reglas establecidas y conseguir que un estilo minoritario para unos pocos, como el post instrumental, se convierta en un fabuloso y brutal espectáculo de masas con la sala a reventar, había un sold-out antológico en Capítol, una banda engrasada y rodada en absoluto estado de gracia y un trabajo inmenso de no parar desde que empezaron.

Y luego está el asunto de las canciones. No les había vuelto a ver desde TresAcordesFest este verano, y lo único que hicieron fue reafirmar lo visto allí desde que abrieron con la inmensa “Cobra” de su ultimo álbum “Vortex”. Las guitarras siderales y épicas de Macón y Esteban J. Girón acapararon las miradas desde el principio, y esa base rítmica de Alberto Tocados y Alex Pérez que consigue transportarte, no hay otra palabra, a espacios infinitos es una maquinaria perfecta.

Los momentos de liturgia, fue total en “Kitsune”, “Kingston Falls” y “Oro Rojo”, con la parroquia entregada a sus pies se sucedieron sin parar en la noche. Intratables en las tablas e intachables en la técnica que se hicieran acompañar de, en mi opinión, unos de los pocos combos que le pueden seguir el ritmo les honra.

El Altar del Holocausto abría la noche en un fregado que desde luego no era el suyo, pero no les importó en lo mas mínimo. A punto de poner en marcha IT, el nuevo álbum, y sin apenas parar desde la gira anterior, opositan desde hace tiempo (no será que un servidor no se haya cansado a decirlo) a un puesto en primera línea.

Estrenaron dos temas nuevos y revisaron su cancionero con ambición y entereza de grandes con los nuevos riffs, apabullantes si pero también deliciosos, como protagonistas absolutos.

Con Reaper Model centrando el espectáculo desde su batería y ejerciendo de general de las tropas, consiguieron no dejar a nadie indiferente con el impacto visual que consigue la imaginería sacra que exhiben y unos silencios, incomodos por momentos es cierto, que ya son marca de la casa y que el personal respetó con desconcertante macula. Pero incluso eso sería una nimiedad sin unas canciones, llenas de capas, texturas y atmosferas a ritmos y vueltas cambiantes. Muy certera “Lucas…” y arrebatadora “El que es Bueno…” con amago de wall of death incluido. Noche incendiaria donde las haya.

Texto: Paco Jiménez

Foto: Irene de Anta

 

 

 

 

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