Aunque ha estado haciendo cosas que por unas razones u otras no le tenían en la primera plana de la actualidad, la realidad apunta a que Javier Alvarez ha estado desaparecido. Al menos en cuanto a lo que se refiere a su carrera en solitario. Por suerte, ha vuelto donde debe, a facturar excelentes canciones pop en 10, dentro de un contexto optimista y revitalizador, acompañado por la mano sabía de The New Raemon. El artista abraza su nueva ubicación y los retos ilusionantes que se le presentan. Mañana jueves 28/2 presentará esta nueva versión de Alvarez en la sala Luz de Gas de Barcelona dentro del Guitar BCN.
Hola Javier, ¿cómo ha sido el reencuentro con la promoción?
Yo no he parado de hacer cosas, aunque por un lado haya habido un silencio. Lo que si quería es llegar al mercado otra vez y llegar a la gente.
¿Y qué te ha aportado The New Raemon en todo esto? 10 es un disco muy íntimo, pero al mismo tiempo es optimista.
Ramón ha sido crucial, es quien me invita a hacer este disco. Por supuesto, él es en parte responsable de todo esto, además de ser un músico y una persona maravillosa, pero quien pone la luz a esto soy yo. Yo llevo ya una temporada muy en mi sitio, estos años de silencio han contribuido a que pase esto. He tenido crisis personales y ahora vuelvo limpio, con mucha claridad, y lo del optimismo es que no hay otra. Es muy realista, no hay nada aquí de “happy flower”, ya que he pasado tres veces por un psiquiátrico. Simplemente, es una cuestión de actitud. En media hora condensamos todo eso, lo decíamos en el estudio, aquí a veces más es menos. Es un disco pop de veintinueve minutos, ese para mí era el objetivo.
Es un disco que de alguna manera, invita a viajar.
Es mi voz, y lo que procuro es no repetir ninguna formula. Y aunque escuche de todo sin prejuicios, aunque todos tengamos alguno, me considero eminentemente alguien pop. Yo sigo sin encontrar nada que supere a ABBA, es que ni Mozart lo superaba. En lo que dura “Waterloo”, que es 2:46, está todo. Mi disco también tiene un punto folk, pero sobre todo es pop.
Estoy de acuerdo, es más pop que otra cosa. En los noventa se te metió en el saco de los cantautores, una especie de Joan Manel Serrat moderno. Y más aún en una época en que creció el indie en este país, y por lo tanto según qué propuestas era difícil ubicarlas. Tú eras un rara avis.
Lo bonito es, que gente como Pedro Guerra sobre todo éramos amigos, o Jorge Drexler que vino a cantar conmigo. Una cosa que nos molaba es que realmente no teníamos nada que ver. Las etiquetas deben servir para darnos pistas, pero nunca nos las debemos creer. Ese es un sambenito que tengo, tú me buscas en Spotify y enseguida se me asocia a Ismael Serrano, y no es así. Yo les admiro muchísimo, pero sinceramente, yo mi música no la veo ahí. Mi disco Grandes éxitos, el cual era de versiones, no tiene nada que ver con aquello. Ese era un discurso que me costaba articular cuando era famoso. Yo creo que afortunadamente la gente joven lo ve de otra manera porque han pasado muchos años. Todo esto es muy esperanzador, y un ejemplo es Rosalía. Lo suyo musicalmente es impepinable. Sale de dónde sale y llega ahí, a la cima del mundo. Yo soy muy de Rosalía.
Yo conecto más con Los Ángeles que con El mal querer, pero reconozco el mérito que tiene lo que ha conseguido.
Cuidado con eso, porque con Michael Jackson pasaba que se discutía si Thriller era mejor que Bad, pero nadie tiene en cuenta que puede que el mejor sea Dangerous, aunque en apariencia no luciera tanto. Los Ángeles es la hostia, pero es que esto… Creo que todas estas cosas las debemos analizar con la mente más abierta.
Esto nos viene perfecto para hablar de cómo está la industria, cómo ha cambiado y los distintos canales que hay para consumir música, para dar a conocer tu producto. Es evidente que no es lo mismo ahora que en los ochenta o los noventa, ni siquiera como hace cinco años. Obviamente, toca adaptarse.
Entiendo lo que dices, pero yo lo que tengo claro, es que en cualquier cosa, siempre manda uno. El esclavo manda. Yo me considero alguien muy libre, y eso es precioso, pero acarrea más responsabilidad que no serlo. Vale, es una putada no ser libre, pero… esa es la diferencia. Estamos viviendo unos tiempos sumamente cambiantes y distintos, y eso es maravilloso y esperanzador. Estamos aprendiendo a estructurarlo todo de nuevo. En el fondo yo a la industria la veo como siempre… es simplemente, concebirla de otra manera. Hay que cambiar de chip, no es la misma la cabeza que la que teníamos hace veinte años. Y eso mola. No es lo mismo los treinta que los cincuenta, y más con una carrera ya hecha, soy consciente de que hay cosas que ya no ocurren. Curiosamente, yo ahora me encuentro que hay más respeto, más sintonía entre los de arriba y los de abajo. Creo que estamos más atentos porque en cierta manera estamos más ofuscados.
En tu música tienen mucha importancia las letras. Me ha llamado mucho la atención los guiños que haces al mar.
El mar siempre es el final, ya que la vida pasa por el agua. Tiene un simbolismo muy potente. Ese es un ciclo que conecta con el obelisco que significa un 1 y un 0, y por eso el título del disco, me lo sugería. En principio no iba a tener nada, pero siendo el décimo de mi carrera y viendo esta conexión, me decidí. A la gente de mi alrededor le gustó mucho. Es genial, ahora entiendo porque es tan importante, es muy redondo. Siento que me has preguntado por el significado del mar y he llegado a esta conclusión, pero creo que era importante recalcarlo, al final todo está ligado, tiene un sentido. Ayuda a entender mejor el concepto del disco, el de mi obra.
Texto: Toni Castarnado