Los más de veinticinco años que separan el disco debut de The Bottle Rockets del actual, al margen de delimitar la biografía de la banda alude también a la historia del movimiento llamado alt-country, o lo que es lo mismo, zambullir la tradición americana en una amalgama de influencias. Si siempre es complicado señalar a los instigadores de una escena, de lo que no hay duda es que el cuarteto procedente de Missouri son sabios veteranos en el hoy habitual manejo de esos elementos. Será por el paso del tiempo y la madurez que eso otorga que en su nuevo trabajo, ideado bajo un concepto creativo más colectivo pero respetando los galones compositivos de su líder Brian Henneman, resulte central la problemática surgida por la adecuación a estos nuevos tiempos artificiosos. Nada mejor para adentrarse en esa turbulenta diatriba cronológica que hacerlo con un introductorio tema homónimo a ritmo de un inesperado pero logrado funk-western, ejemplo del desacomplejado libro de estilo que dirige al grupo y en el que se incluye por supuesto rock clásico y elegante, escuela Tom Petty («Human Perfection»), o duras guitarras puestas al servicio del melancólico verbo de «Way Down South». Demostración de la flexibilidad del álbum, y de sus propios autores, resultarán los fragmentos evocadores de «Saxophone» o la hermosa balada «Silver Ring». Todo un muestrario que en su propia naturaleza por ensancharse sigue convirtiéndose en objeto de enseñanza y admiración.
KEPA ARBIZU
