Las diversas dificultades que han jalonado la guadianesca trayectoria artística de Willie Nile le han impedido, seguramente, ser tan popular como Lou Reed o Bruce Springsteen. Sin embargo el neoyorquino tiene su nutrido grupo de seguidores que lo reconocen como lo que es: uno de los grandes cronistas de la Gran Manzana. Curiosamente ha sido en los últimos años, superados holgadamente los cincuenta, cuando su carrera no solo se ha estabilizado sino que ha entregado algunas de sus mejores obras, como la enorme Streets of New York (2006). A parecido nivel está este sorprendente Children of Paradise, en el que un setentón Willie da una lección de energía, vitalidad y clarividencia a la hora de analizar los tiempos que vivimos. No importa que el álbum incluya temas más viejos junto a otros recientes, todos encajan a la perfección en un combinado de garage-pop, rock urbano y punk-rock que recuerda a los mejores momentos de bandas como The Clash («Don’t», «Earth Blues»), Ramones («All Dressed Up»), Johnny Thunders («Rock’n’roll Sister») o Springsteen y su E-Street Band («Seeds of the Revolution»). Hay espacio también, sobre todo en la segunda mitad del disco, para las canciones de amor y la observación callejera en ese formato más acústico marca de la casa que hermana tristeza y orgullo. Bruce, espabila, te adelantan por la derecha.
FIDEL OLTRA