Debido al incesante goteo de bajas al que estamos sometidos en el rock’n’roll, cada vez son menos las caras pertenecientes a ese cuadro de honor que siguen vivas. Más difícil todavía resulta encontrárselas en activo, algo que sí sucede con Loretta Lynn, cantante de country y figura arquetípica del sonido asociado a Nashville. Su nuevo trabajo se encuadra en una serie de ellos, el tercero si contamos el de temática navideña, ideados bajo la premisa de intercalar temas inéditos con remozadas versiones de otros ya editados. De nuevo con la producción de su hija y John Carter Cash, el catálogo genérico que abarca responde a los estándares esperados, deteniéndose por ejemplo en el comedido hillbilly «Ain’t No Time to Go» o con el cumplidor honky-tonk de «Ruby’s Stool». Pero sin duda lo que eleva el nivel global son esas baladas en las que todavía se puede disfrutar de su aguda voz, intacta en la capacidad para emocionar a ritmo de vals («I’m Dying for Someone to Live For») o arrastrando épica blues («These Ole Blues»). Ejemplos sobrados para, al margen de seguir venerando a esta veterana artista, admirar sus muestras de talento actuales.
KEPA ARBIZU
