Cientos de coches esperan a sus propietarios en el centro de Philadelphia con lo que parece ser una multa en el parabrisas y antes de sufrir un microinfarto descubrirán que es la publicidad de Bottle It In, el excitante y nuevo artefacto sonoro que nos acaba de regalar Kurt Vile tres años después del aclamado B’lieve I’m Goin’ Down. No hay nada mejor para un artista que ir sumando nuevos matices a su música y personalidad como creador, y Vile es uno de esos tipos en constante expansión. Si bien en toda su carrera en solitario nos ha ganado y nos sigue cautivando con esa cercanía y calidez que desprenden sus composiciones como punto de partida, también es cierto que con el paso de los años y los discos ha ido enriqueciendo su propuesta tanto formal como conceptual añadiendo nuevas sonoridades, instrumentos y actitudes sin renunciar a su esencia. Y de esta manera el de Pensilvania dibuja una sonrisa en nuestro rostro mientras visionamos el videoclip de «Loading Zones», nos atrapa con el sencillo y poético costumbrismo que contienen los diez minutos de «Bassackwards», juega con el glockenspiel en «Hysteria», nos divierte a ritmo de country tocando la armónica, guitarra, piano y haciendo armonías con la baterista de Warpaint Stella Mozgawa en «One Trick Ponies», nos enternece con la melodía de «Rollin’ with the Flow» o dialoga con Kim Gordon a través de las distorsiones acústicas —así lo dice ella— en «Mutinies» para demostrarnos con todo ello que es hoy en día uno de los artistas que marca la pauta.
RUBEN GARCIA TORRAS