Tenía ganas de catar a los suecos Watain en sala, su actuación en el festival Primavera Sound sin ser mala quedó lastrada por un sonido atroz y por no haber podido disponer de todo su attrezzo escénico. Además esta vez venían bien acompañados con dos bandas de renombre dentro de la escena extrema.
Los primeros en salir al escenario de la sala de Poblenou fueron los americanos Profanatica, toda una institución dentro de la escena black americana. Y se encargaron de facturar un buen recital. Con una imaginería más cercana a Lewis Carrol y a Alicia En El País De Las Maravillas que a lo habitual en la escena que representan tocaron treinta y cinco minutos de puro black metal, sin salidas de tono y aprovechando el tiempo. Las canciones iban cayendo una tras otra, ejecutadas con sobrada solvencia y con muy buen sonido. «Unto Us» o «Broken Jew» fueron algunos de sus clásicos interpretados y finalizaron con «I Arose» una actuación perfecta que justifica su categoría de banda seminal e imprescindible para el género.
Diferente fue lo de los helenos Rotting Christ, que si bien en sus inicios se labraron reputación dentro de la escena extrema lo suyo a derivado en algo mucho más convencional. Hicieron una buena actuación si hablamos en términos de sonido y entrega. Pero la falta de canciones memorables, cierta épica impostada y poses demasiado ensayadas los hizo extraños en un cartel de corte blasfemo. Aun así la gente los despidió con cierto entusiasmo pero cuadrarían mejor en un festival de corte true o power.
Y le tocaba ya la vez a los esperados Watain. Con todo el attrezzo escénico y blasfemo (cruces invertidas, tridentes, fuego…) preparado salieron a escena y se llevaron al público para su causa desde el primer minuto. Entraron a todo trapo con «Storm Of The Antichrist» y «Nuclear Alchemy» y ya no hubo respiro en el resto del concierto. Todo un impío ceremonial blackmetalero lleno de brutalidad, velocidad y también (por qué no decirlo) de olor a carne chamuscada en la sala. Contrastaba con tanta hostilidad lo comunicativo que se mostró el vocalista Erik «E» Danielsson durante el concierto agradeciendo más de una vez que nos hubiéramos acercado a su ceremonia en directo. Setenta minutos que no ofrecieron otra cosa que no fuera intensidad, con toda la banda entregados como pocos a un público que se volcó con ellos y que hasta agradecieron el baño de sangre (¿real?) que se lanzó desde el escenario. Posiblemente uno de los mejores conciertos del género que han pasado por la ciudad condal en bastante tiempo y que finalizo con con la feroz y añeja «On Horns Impaled» y con la extensa y a ratos atmosférica «Malfeitor». La liturgia llegó a su fin y el ambiente general era de satisfacción entre los asistentes. Quedó claro que el black metal en su vertiente escuela sueca tiene ahora mismo a Watain tanto en disco como en directo a sus principales adalides.
Texto: Xavi Martínez
Fotos: Josep M. Llovera