Segundas partes, si son como esta, bienvenidas sean. Y decimos esto porque, aunque no todos los retornos son pertinentes, algo que sabemos de sobra –lamentablemente–, si se tiene algo que decir porque se ha digerido la experiencia artística y vital, de manera que se está preparado para ofrecer una reválida de valor, fruto de un periodo de madurez bien entendida, el cual, además, sigue su curso, ¡adelante! Por eso lo de Bonzos es a todas luces procedente e incluso necesario. Porque se sabe lo que se hace y se hace mejor. Y también porque alguien debe cubrir esa cuota de mercado punk, new-wave y más, con la debida sapiencia. ¿Y quién mejor que los Juancar Parlange y compañía, para asumir tan bonita tarea? Con el propio líder de la formación bilbaína hablamos, para que nos dé buena cuenta de lo que está dando de sí esta frenética nueva etapa y, en particular, todo lo concerniente a Misión Suicida, su flamante nueva colección de gemas punk-pop. Por cierto, estarán presentándolo en el madrileño Café Berlín el próximo viernes 30 de noviembre. Fecha señalada pues.
Parece que lo vuestro va muy en serio. Habéis vuelto para quedaros y además trabajando como nunca. Cuéntame un poco sobre ello.
Aunque la idea inicial de volver por el veinte aniversario del primer disco, sí tenía un toque nostálgico, en cuanto empezaron a encajar todas las piezas, incluida la más decisiva, la de grabar con Martín de Capsula, dejamos de mirar hacia atrás. Y ya desde las mezclas del Hagamos América Punk Otra Vez mi idea era salir disparado a componer nuevas canciones. Seguimos con esa obsesión y a principios del 2019 entraremos a grabar el siguiente. Los Ramones grabaron sus tres primeros discos en año y medio; Kiss los cinco primeros en tres años… Así que vamos a intentar emular a nuestros héroes también en esto.
Además parece que lo del castellano es algo definitivo. Se os ve cómodos y además sonáis muy naturales y cercanos. Imagino que la recepción de los fans respecto a este cambio ha sido positiva.
Si, estamos felices. No hay vuelta atrás. Y la Bonzo Army está encantada con el cambio. Ha sido todo un reto, pero claramente, la decisión correcta. El feeling en los conciertos ha cambiado completamente y ese muro entre grupo y público se ha derrumbado.
Mi percepción es que en Misión Suicida hay cierta evolución. Es continuista en cuanto a que sois vosotros y se os reconoce, qué duda cabe. Sin embargo, se acentúa vuestra vertiente más pop. Nuevaolera si se quiere.
Totalmente de acuerdo. Y es una evolución premeditada. Nos sentimos más cómodos y ligeros sin etiquetas, y la del punk pesa mucho. Además, al fin y al cabo, nuestro universo siempre ha sido el pop. Siempre nos hemos sentido muchísimo más cercanos a Nacha Pop o Elvis Costello, que a la Trapera. Y eso es algo que en este disco se percibe claramente. Contar con un gran batería como Jorge Hernández, que domina esa sensibilidad y ritmos de finales de los 70, lo ha hecho todo mucho más fácil.
Por ejemplo, en «El Nido del Cuco» sonáis a los Ramones más surf. Más dulces. Imagino que hay cierta intención de amalgamar todas esas influencias que, más allá del punk, también están en vuestra educación musical. Una especie de homenaje Bonzos a todo ello, pero con vuestro sello propio.
Exacto. No queremos inventar nada, pero sí contar historias a nuestra manera. Y que nuestra personalidad sobresalga sobre nuestras evidentes influencias. Casi nada.
Misión Suicida suena bien; pulido pero no aséptico. Supongo que la labor de producción de Martín L. Guevara de Cápsula tiene mucho que ver. ¿Cómo ha sido trabajar con él en este disco?
Martín para mí es una especie de hermano mayor. Nos escuchamos mutuamente (algo inusual hoy en día) y nos influenciamos el uno al otro. Claramente salgo yo ganando con el intercambio, porque es mucho más lo que yo recibo. Así que fruto de esta relación, para este disco tuvimos largas conversaciones sobre cómo enfocarlo. A mí me importaba mucho salir del roquismo vasco. Le decía, «Martí,n no quiero un disco vasco, quiero un disco de Madrid” (¡¡¡hace años no me hubiese atrevido a confesar esto!!!). Y lo entendió perfectamente. Buscábamos ese espíritu de Nueva Ola, de power-pop enérgico, y aunque en alguna canción, y sobre todo en los descartes que no entraron en el disco, la cabra tira todavía al monte y se nos nota la escuela 90s, Martín fue capaz de dirigir con éxito el disco adónde queríamos llevarlo. Es un crack, nuestro Bielsa.
También destaca el trabajo de guitarras. Esos punteos surferos, melódicos, muy tarareables, ayudan a hacer despegar las canciones y hacerlas más reconocibles.
A mí me flipan las guitarras de Álvaro Segovia en este disco. Me parecen increíbles y me encanta que los solos se puedan tararear. Ha dejado el listón muy alto para el siguiente disco. Pero el cabrón seguro que lo supera.
Los coros también son un elemento destacado en el disco. Un factor clave a la hora de dar esa redondez melódica que recorre todo el álbum.
Aquí el mérito es totalmente de Eneko. Podría ser la voz principal de cualquier banda, así que tenerle haciendo coros es un lujazo. Y si encima, mientras hace coros, hace esas líneas de bajo, uno ya no puede pedir más.
Las letras se antojan autobiográficas, culturalmente referenciales; llamadas a crear una comunión con el fan, especialmente en directo. Imagino que es importante para ti transmitir todo eso de manera cristalina.
Supongo que al final hay una evidente necesidad de comunicar; de contar historias. Detrás de cada canción hay una historia casi cinematográfica, con sus personajes y su trama. Y son las más personales, las autobiográficas, las que más llegan. Lo cual, aunque no deja de sorprenderme, me lo pone más fácil para seguir contando cosas.
Todo en Bonzos destila un aire reivindicativo, nostálgico en el buen sentido, de un contexto sociocultural que conecta diferentes momentos y lugares. Hablo por ejemplo el punk del 77 en Nueva York y Londres, o el agitado Botxo de los 80, en contraste con la actualidad musical y social. Casi me atrevería a decir que sois un poco el grupo bandera de ese universo referencial.
Bueno, son mis referentes culturales. Se más del Nueva York de los 70, no solo musicalmente, que de la historia de España en el siglo XIX. Es como bien dices, mi universo; mi “Nunca jamás”. La época que uno admira y que me ha definido. Me cuesta escribir sobre mí mismo sin apoyarme en esos referentes. Creo que hay otras bandas cercanas musicalmente que navegan más por la serie B, los cómics, etc. Y a mí todo eso me encanta, pero yo creo que nosotros vivimos todavía en la portada del Bloodbrothers de los Dictators.
No sé si hay algún aspecto relevante que se me escape o no hayamos tratado, y que quieras destacar respecto a Misión Suicida.
Dos cosas:
- La portada del disco, así como las portadas que hemos hecho para cada canción (están todas en nuestro canal de Youtube, con dichas portadas) son joyas del gran Mario Riviere.
- Family Spree Recordings nos está dando toda la libertad artística y el fundamental apoyo logístico para que este ritmo de grabar dos discos en un año haya podido ser factible. No es lo habitual y merece la pena ser resaltado
Tenéis varias fechas de presentación en ciudades grandes. ¿Hay planes específicos de gira más allá de dichas presentaciones?
Hemos empezado a trabajar con nuestro viejo y querido amigo Juan Santaner (Industrias Bala), así que tocar y tocar está en los planes de todos. Pero queremos resaltar nuestra fecha estrella, en la que tenemos puesta muchísima ilusión: viernes 30 de noviembre en Madrid (Café Berlín). Para nosotros va a ser toda una fiesta y una celebración llena de sorpresas.
Texto: Daniel González