Los canadienses sentaron las bases de su carrera en su mítico álbum The Trinity Session de 1988, y desde entonces apenas se han desviado del camino que pavimentaron con un sonido burbujeante, sección rítmica marcada, guitarras resplandecientes y la afligida voz de Margo Timmins. Aunque siempre han buscado nuevas temáticas y alternativas de grabación en las que soportar su música, en esencia su sonido sigue siendo el mismo con el que definieron un country-folk alternativo, oscuro y onírico. Se cumplen treinta años de aquellas sesiones grabadas en la Iglesia de la Santa Trinidad de Toronto y los Timmins vuelven con un nuevo disco, All that Reckoning, que parte de una visión política muy personal y se expande hacia un análisis más general de la vida, del pasado, el presente y la incerteza del futuro. La primera mitad del álbum reincide en el sonido clásico del grupo, salpicado de magistrales silencios, con una Margo Timmins firme y a la vez frágil como nunca. «Sing Me a Song» marca un punto de inflexión con su rotundidad rítmica, melódica y sonora, una rendija por la que también se cuelan «Missing Children» y la segunda parte del tema titular. El folk lo-fi de «The Possessed» cierra un álbum que embellece la tristeza, como casi todos los suyos.
FIDEL OLTRA
